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El rey Felipe y el abrazo a Salvatore Ferragamo, su antiguo 'casero'
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COPA DEL REY

El rey Felipe y el abrazo a Salvatore Ferragamo, su antiguo 'casero'

Tras cada jornada de regatas, el monarca comparte mesa -y a veces una botella de ginebra- con sus compañeros de tripulación, al igual que hacen el resto de participantes

Foto: Don Felipe, feliz este jueves en la Copa del Rey. (Limited Pictures)
Don Felipe, feliz este jueves en la Copa del Rey. (Limited Pictures)

Para el rey Felipe, participar en la regata que lleva su nombre le da la vida. Se le ve feliz, tranquilo, permitiendo a la seguridad que la gente se acerque para saludarle y se pueda fotografiar con él como recuerdo. Una actitud distendida que marca el tiempo que pasa en el Real Club Náutico de Palma. "Para el monarca navegar es una manera de relajarse", aseguran.

Desde este lugar se embarca en el Aifos para participar en la regata. Por la mañana, cuando llega a las diez, suele tomar un café con sus compañeros de tripulación y por la tarde suele variar de consumición. Unas veces toma una cerveza (o dos) y otras, un gin-tonic en vaso grande de plástico y con mucho hielo, como hizo este miércoles por la tarde. Una vez que la bebida está servida, la botella de ginebra se queda en la mesa y se comparte. Nada diferente a lo que hacen el resto de participantes cuando finaliza la etapa del día, que cambian impresiones y disfrutan del colegueo que forma parte de las regatas.

placeholder El rey Felipe, este jueves en el Club Náutico. (Limited Pictures)
El rey Felipe, este jueves en el Club Náutico. (Limited Pictures)

En el caso del rey Felipe, su rutina no cambia con respecto al resto de participantes. Se sabe que el Aifos va a llegar porque los buzos controlan el lugar donde se encuentra el pantalán que le corresponde. Este jueves, el monarca aparecía a las cinco de la tarde y se marchaba dos horas después. Se sentó en una mesa y según pasaba el tiempo, unos se iban y otros ocupaban su lugar y continuaba la conversación que se intuía divertida por las risas del Rey.

Una de las veces se acercó a la mesa el propietario de la firma del mismo nombre Salvatore Ferragamo, un gran aficionado y amigo de don Juan Carlos. Hasta hace dos años, el barco clase club Swan50 con el que competía el rey Felipe era precisamente una embarcación del empresario italiano, que alquilaba a la Armada para esta competición. Después de pasar por los astilleros para la puesta a punto, el 'casero' Ferragamo lo vendió.

placeholder El rey Felipe, preparado para la competición. (Limited Pictures)
El rey Felipe, preparado para la competición. (Limited Pictures)

Hubo un par de años en que la Reina y las hijas acudían a despedir al navegante real, pero ese momento pasó a la historia. Las niñas Borbón Ortiz han roto la tradición marinera que viene de herencia. Don Juan enseñó a don Juan Carlos, y este a su hijo y a las infantas Elena y Cristina. A tres días para que finalice la Copa del Rey, ni están ni se las espera. La frase que acuñó el general Sabino Fernandez Campos para impedir la entrada de Armada.

Hay rumores que aseguran que la princesa de Asturias y la infanta Sofía podrían tener una salida 'improvisada', sin sus padres, pero hasta que no se haga realidad es pura especulación.

Para el rey Felipe, participar en la regata que lleva su nombre le da la vida. Se le ve feliz, tranquilo, permitiendo a la seguridad que la gente se acerque para saludarle y se pueda fotografiar con él como recuerdo. Una actitud distendida que marca el tiempo que pasa en el Real Club Náutico de Palma. "Para el monarca navegar es una manera de relajarse", aseguran.

Desde este lugar se embarca en el Aifos para participar en la regata. Por la mañana, cuando llega a las diez, suele tomar un café con sus compañeros de tripulación y por la tarde suele variar de consumición. Unas veces toma una cerveza (o dos) y otras, un gin-tonic en vaso grande de plástico y con mucho hielo, como hizo este miércoles por la tarde. Una vez que la bebida está servida, la botella de ginebra se queda en la mesa y se comparte. Nada diferente a lo que hacen el resto de participantes cuando finaliza la etapa del día, que cambian impresiones y disfrutan del colegueo que forma parte de las regatas.

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