La princesa Irene de Grecia: verano en Mallorca, pero mejor en casa

Mayo de 2020, Atenas. Un grupo de ancianos se sienta en el Byzantino del hotel Hilton, piden café y dulces como cualquier turista. Hablan bajito, en inglés, de algo que les hace sonreír. Solo cuando los flashes de algunos móviles comienzan a disparar al grupo, los vecinos de mesa se dan cuenta de quiénes son. La reina Sofía levanta la mano para pedir cortésmente que no les hagan fotos. Está acompañada por el ex rey Constantino, su mujer Ana María y la princesa Irene. La reina se encuentra esos días en la capital griega para asistir a la presentación de un libro sobre su familia, y aprovecha para pasar tiempo con su hermano y su cuñada, que residen en Grecia desde hace años. Irene, la tercera hermana, va y viene más a menudo, según explica la prensa griega, que afirma que "mantiene un apartamento en la plaza Mavili", un dato no confirmado.

Irene de Grecia, de 79 años, reside la mayor parte del tiempo en Madrid, en el palacio de La Zarzuela, donde cuenta con una habitación con baño, vestidor y un pequeño salón en la primera planta. Durante su convalecencia de un cáncer de mama en 2002, su hermana la instaló en la zona inferior para que las visitas del médico y los cuidados de las enfermeras se pudieran hacer en la misma planta baja, de mayor acceso. "Ella se sentaba en un sillón en la habitación para hacerme compañía y a la vez estudiaba sus papeles y ponía al día la agenda. Cuidó de mí en cada momento durante aquellos meses", contó la princesa sobre aquella época a la periodista Eva Celada, autora de su única biografía autorizada, 'Irene de Grecia, la princesa rebelde' (Plaza & Janés).

De aquella enfermedad se supo con posterioridad. Como casi todo lo que rodea a Irene de Grecia, hay poca información veraz y mucho mito en torno a ella, a pesar de ser imprescindible en la vida familiar de los Borbón. Aunque nunca ha tenido perfil institucional, sí es imprescindible en estos actos en los que la familia del Rey hibrida su vida pública con su vida privada, como la cena del pasado 8 de agosto.

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Eva Celada

Los reyes, la princesa Leonor y la infanta Sofía fueron a uno de sus sitios favoritos en la isla, Ola de Mar, especializado en arroces y pescados y con vistas al puerto para ocupar una gran mesa -previa reserva- en la parte superior de la terraza descubierta y a la vista de la gente. Al estar situado a tan solo 5 minutos de Ses Voltes, lugar donde Felipe VI había entregado minutos antes la copa a los ganadores de la regata, era una de las opciones más accesibles para disfrutar de una velada familiar. Junto a ellos, compartiendo mantel, también estaban la reina emérita, la princesa Irene y el matrimonio Fruchaud, íntimos amigos de la madre del Rey y que estos días la acompañan como invitados en Marivent. Eran ocho comensales, el máximo permitido por el gobierno de Baleares para compartir mesa en el exterior.

Aunque Sofía e Irene habían llegado dos semanas antes a Marivent, era la primera vez que se las había podido fotografiar. La reina Letizia estuvo especialmente atenta con la princesa Irene, que iba, como siempre, algunos pasos por detrás de sus ilustres parientes. El hecho de que tanto ella como el rey tuvieran que ayudarla en algún momento a andar y su rostro cansado generó entre los periodistas convocados algunos comentarios, unos rumores que se han acrecentado al faltar Irene en la salida de amigos que doña Sofía y el matrimonio formado por Tatiana Radziwill y Jean Heni Fruchaud protagonizaron este martes.

Motivos de inquietud

"Llevamos varios días comentándolo. La vimos regular en las fotos de la salida del restaurante, y el hecho de que no estuviera en el paseo con estos amigos, que es también una 'tradición', no ha hecho más que acrecentar la preocupación", explica una de las periodistas locales que mejor conoce los movimientos de la familia en la isla.

No hay forma de confirmar si hay algún motivo de inquietud o solo cansancio puntual. La princesa Irene no forma parte de la Familia Real, por lo que la Casa del Rey no informa de sus actividades ni mucho menos de su estado de salud. Aunque viva en Zarzuela desde los años 80, cuando falleció su madre, su estatus ha sido siempre un tanto peculiar y son contadas las ocasiones en las que ha hablado con la prensa. Solo lo ha hecho para hablar de su faceta solidaria, la que ha llenado su vida junto a su pasión por el piano o la arquitectura.

De hecho, Irene de Grecia es un referente en materia de solidaridad internacional gracias a su Fundación Mundo en Armonía. En sus 35 años de vida, esta ONG ha llevado a cabo más de ciento cincuenta proyectos, algunos de ellos en alianza con Naciones Unidas y la Cruz Roja: desde financiar material educativo para jóvenes virtuosos de la música hasta brindar ayuda humanitaria a niños israelíes y palestinos. También ha estado al pie del cañón en la crisis del coronavirus.

Las vacas cántabras

"World in Harmony es una asociación de bienestar fundada en 1986 cuyo principal objetivo es salvar vidas a través de diferentes medios. En un principio se creó con el objetivo de transportar vacas lecheras consideradas excedentes en Europa y Australia que fueron sacrificadas cuando eran muy necesitadas en países como India, Bangladesh y Uganda, por mencionar solo algunos. Después de asegurarnos de que se les podía brindar el cuidado y la protección adecuados, World in Harmony transportó 400 de estas vacas desde Cantabria a los granjeros en India y Bangladesh para empezar. El impulso económico que estas personas obtuvieron como resultado de estos proyectos animó a nuestra asociación a hacer de esta actividad una prioridad", explican en su página web.

"Vivo entre España, Grecia e India. Viajo mucho, pero siempre tengo tiempo para estar con la familia. Mi mayor ilusión ha sido poder regresar a Grecia, mi país natal, donde hemos pasado lo mejor de nuestras vidas y también los peores momentos", contaba en un evento solidario en 2014 a la periodista Paloma Barrientos. La princesa ha llevado una vida independiente en la medida de lo posible. Nunca se casó, aunque en su biografía se palpa la buena relación que mantuvo con el banquero Alfonso Escámez, por ejemplo. "No me importa hablar de lo que sea. Pregúnteme lo que quiera, pero no me pregunte por mis relaciones amorosas, implican a terceras personas y no deseo perjudicar a nadie", le dijo a su biógrafa.