La incógnita de Victoria Ortiz, la española que ¿pudo? ser princesa de Bélgica

Dicen que de una boda siempre sale otra, pero lo que nos han dejado dos de los enlaces reales celebrados este mes de septiembre es la duda sobre la continuidad de una relación de la que la prensa española escribió mucho hace poco más de un año. Las nupcias de las que hablamos son las de las princesas Anunciata y Astrid de Liechtenstein, dos hermanas que han celebrado con solo tres semanas de diferencia sus bodas. Unas novias con un pedigrí cotizado, ya que son ambas sobrinas de dos jefes de Estado reinantes -Enrique de Luxemburgo y Hans Adam de Liechtenstein-, y que han contado entre sus invitados con lo mejor del Gotha.

Y es precisamente en la lista de invitados de ambas bodas en donde echamos de menos un nombre. El de Victoria Ortiz, la cordobesa que durante años ha ocupado el corazón de Joaquín de Bélgica. Dada la vinculación familiar de los Saxe Coburgo Gotha con la familia real de Luxemburgo, miembros de la Casa Real belga estuvieron presentes en los dos enlaces. Y es que no faltaron Lorenzo de Austria Este ni sus cinco hijos: Amadeo con su mujer, Lili, y su hija, Anna Astrid, quien actuó en ambas ocasiones como damita de honor, Laura, María, Laetitia y Joaquín. La madre de todos ellos, la princesa Astrid, hermana del rey belga, no acudió porque sufrió hace unas semanas una caída con la que se lesionó la espalda.

Pues bien, en unas bodas en las que los Austria Este (o Bélgica) hicieron pleno, junto a otros tantos príncipes de otras casas reales, Joaquín acudió solo a ambos enlaces. Ni rastro de Victoria Ortiz en ninguna de las fotografías ni tampoco en la lista de asistentes a la que Vanitatis ha tenido acceso. Una ausencia, la de Victoria, que abre los rumores sobre una posible ruptura de la pareja. Desde este medio nos hemos puesto en contacto con la cordobesa, que prefiere no contestar, y por su parte, el periodista especializado en realeza belga, Wim Dehandschutter, asegura no conocer nada sobre el asunto, ya que Joaquín y su familia son miembros secundarios de la familia real belga.

Por lo que nos encontramos ante una gran incógnita: ¿ha faltado Victoria a las dos bodas de las primas de su novio por problemas de agenda o simplemente porque ya no están juntos? La imagen del príncipe Joaquín subiendo este sábado las escaleras de la iglesia italiana de Capalbio, donde se casó Astrid de Liechtenstein, solo, cabizbajo y llevando en brazos a su sobrino Maximilian, hijo de su hermano Amadeo, son la única respuesta que tenemos.

Lo cierto es que la de Joaquín y Victoria parecía una relación muy seria, de esas que acabaría con boda real y, de nuevo, con una española formando parte de la Corona belga, como ya ocurrió con Fabiola de Mora, quien se convirtió en reina de los belgas al casarse con el rey Balduino. Hace apenas unos meses, el príncipe concedía una entrevista a 'Het Nieuwsblad ', en la que habló de su vida en la actualidad y su título de príncipe, pero en ningún momento mencionó a Victoria.

"Tengo que trabajar para ganarme el pan", afirmaba. Y añadía: "No puedo hablar en nombre de todos los príncipes, pero tenemos que vivir nuestras propias vidas. Mis padres me enseñaron la importancia del trabajo duro desde una edad temprana. Mira mis hermanos: todos trabajamos duro". Y así es. Amadeo, el mayor, quien esta casado con la periodista italiana Lili Rosboch y es padre de dos hijos, Ana Astrid y Maximilian, ocupa un cargo destacado en Suiza en el banco privado de su padre; María Laura trabaja como sinóloga en Londres; María Luisa sigue una pasantía en un bufete de abogados de la capital inglesa; y la pequeña, Laetitia, empieza ahora la universidad en Reino Unido.

Como avanzábamos, los nombres de Joaquín y Victoria protagonizaron en junio del año pasado muchos titulares después de que el príncipe diera positivo por coronavirus tras viajar a Córdoba para celebrar el 30 cumpleaños de su novia. El joven se empezó a encontrar mal unos días después de su llegada y tras un test de antígenos se confirmó que había contraído el covid-19. Ante su positivo, el Servicio Andaluz de Salud le pidió a Joaquín, siguiendo las pautas marcadas para todos los infectados, que proporcionara una lista de todas las personas con las que había mantenido contacto. Y el resultado fueron 26 individuos.

En aquellos momentos, en Andalucía y otras comunidades, el máximo de aforo para una reunión era de 15 personas, por lo que la historia del príncipe belga no tardó en saltar a los medios de comunicación. Sin embargo, tal como nos corroboraba un año después su abogado, Mariano Aguayo Fernández de Córdova, "todo fue un error". "Hubo un malentendido por parte del SAE. Cuando se le pidió la lista con los nombres, él dio la de los 26 con los que había estado, pero no en el mismo evento. Desde la Junta se reconoció el error y no hubo ninguna represalia para el príncipe", aseguraba. Lo que hubo fueron dos reuniones: una primera que se celebró en la finca familiar de Victoria, en Hornachuelos, a la que según la policía asistieron 12 personas. Y al día siguiente, otra fiesta, esta vez en la casa de El Brillante de los Ortiz Martínez-Sagrera, a la que acudieron 15 invitados.

Un príncipe poco conocido

Joaquín es el tercer hijo de la princesa Astrid, la segunda hija de los reyes Alberto y Paola de Bélgica, y su marido, el archiduque Lorenzo de Austria-Este, nieto del último emperador de Austria, Carlos I, y su esposa, Zita de Borbón-Parma. Precisamente por esta rama paterna, Joaquín también ostenta el título de archiduque de Austria-Este. Actualmente, ocupa el 10º lugar en la línea de sucesión al trono belga por detrás de sus primos Elisabeth, Gabriel, Emmanuel y Eleonore, su hermano Amadeo, los dos hijos de este, Ana Astrid y Maximilian, y su hermana María Laura.

El príncipe fue el primer beneficiado de la abolición de la ley sálica, que llegaba en 1991. Hasta entonces, solo eran candidatos al trono los descendientes masculinos de los royals belgas. Por eso cuando nació, el 9 de diciembre de ese mismo año, lo hizo ya con el título de príncipe y ocupando un puesto en la línea dinástica, a diferencia de sus hermanos mayores, Amadeo y Laura, que no obtuvieron sus derechos sucesorios hasta varios años después de nacer, ya que a la princesa Astrid, su madre, no se la tenía en cuenta para el trono por la ley que regía la sucesión de la familia real.

Joaquín y Victoria se conocieron hace ya siete años en Milán, donde ambos cursaron parte de sus estudios universitarios. Mientras el príncipe Joaquín se decantó por Económicas y Finanzas en la Universidad Bocconi, ella eligió Diseño en el Instituto Marangoni. Antes de mudarse a Italia, Victoria estudió Derecho en el CEU San Pablo de Madrid y realizó un máster en la prestigiosa Universidad de Yale. Además, tiene un expediente académico de lo más internacional, ya que en la adolescencia también estuvo estudiando en el colegio Lakefield de Ontario (Canadá), el mismo en el que estuvo internado don Felipe. Actualmente, Victoria está luchando por hacerse un hueco en el mundo de la moda con su firma exclusiva.

De la vida familiar de Victoria se sabe bien poco. Su madre, que también se llama Victoria, tiene una finca de de 900 hectáreas, ubicada en el término municipal de Villafranca de Córdoba, tal como revela 'La Razón'. Allí es donde ella se crio junto a sus dos hermanos, Antonio y Ángela, y donde los tres cultivaron su pasión por los caballos.

Solo el tiempo nos dirá qué sucede realmente con Joaquín y Victoria, si siguen con su relación y sus ausencias en las bodas se deben a otros motivos, o si, por el contrario, Bélgica se ha quedado si una posible princesa española.