El nombre que debía llevar Beatriz de York y que Isabel II vetó por ser demasiado 'yuppie'
El príncipe y Sarah Ferguson querían llamar a su primogénita de otra manera, pero la intervención de la reina les obligó a cambiar de planes. Descubre la sorprendente historia
Los secretos que esconde la historia privada de los Windsor dan para escribir varios libros. Y este es uno de nuestros preferidos. Tiene que ver con el verdadero nombre de Beatriz de York, ese que sus padres habían elegido para ella cuando nació y que, obviamente, no era el que tiene ahora. La primogénita de Andrés y Sarah Ferguson venía al mundo el 8 de agosto de 1988 llenando de felicidad a sus progenitores. Parece lógico que cuando un bebé nace, su nombre está más que decidido y de hecho lo estaba.
Sin embargo, hubo un contratiempo que cambió el rumbo de las cosas. La pequeña tenía que ser llamada Annabel, así lo habían querido los duques de York, pero contaban con la férrea oposición de la reina. Isabel II simplemente odiaba ese nombre por considerarlo demasiado 'yuppie' para un miembro de la familia real. Destacar que este fue un término que se acuñó en la década de 1980 y se refería a jóvenes ejecutivos de clase media-alta; muy poco royal para su gusto.
Así se lo hizo saber a su hijo y a su nuera, y parece que la presión surtió efecto: decidieron cambiárselo. Quizá les costó un poco encontrar el adecuado, porque se tardó en comunicar oficialmente el nombre de la pequeña nada menos que once días. Parece que la segunda opción propuesta por Fergie fue Victoria, pero tampoco fue del agrado de su suegra, pese a tener tradición en el árbol genealógico familiar. Finalmente, la propia reina sugirió que la llamaran Beatriz y la princesa recibió el nombre de Beatriz Elizabeth Mary. El primero en honor a Beatriz, hija de la reina Victoria y Alberto de Saxe Coburgo, el segundo por la propia soberana británica y el tercero en homenaje a su tatarabuela, la reina María de Teck.
Así pues Annabel pasó a la historia por obra y gracia de Isabel II… ¿Habrá tenido más influencias en la elección de los nombres de otros miembros de la familia real? Parece que todos le consultan tan importante decisión. Todos menos el príncipe Harry y Meghan que, pese a que dijeron que le habían pedido permiso para llamar Lilibet (sobrenombre con el que se refieren familiarmente a Isabel II) a su segunda hija, este hecho ha sido desmentido categóricamente desde Buckingham. Simplemente se lo comunicaron, sin opción a réplica.
Ahora sabemos que la tardanza en hacer público el nombre de la princesa Beatriz hace 33 años pudo obedecer a ese cambio impuesto, aunque lo cierto es que no hay un número de días establecido para hacerlo. De hecho, la propia princesa, que fue madre por primera vez el pasado 18 de septiembre, aún no ha revelado cómo se llama la pequeña. Por su parte, su hermana, la princesa Eugenia, esperó 11 días para anunciar el de su hijo August Philip Hawke, en homenaje a su abuelo, el duque de Edimburgo, el pasado mes de febrero. Más rápidos fueron Guillermo de Inglaterra y Kate Middleton con sus tres hijos, comunicándolo casi inmediatamente.
Se espera que la primogénita del duque de York y su marido, Edoardo Mapelli Mozzi, no tarden mucho más en revelar el nombre de su hija y las quinielas apuntan a nombres royal como Isabel, Margarita o Victoria, aunque también podrían decantarse por Sarah, en homenaje a su abuela materna.
Los secretos que esconde la historia privada de los Windsor dan para escribir varios libros. Y este es uno de nuestros preferidos. Tiene que ver con el verdadero nombre de Beatriz de York, ese que sus padres habían elegido para ella cuando nació y que, obviamente, no era el que tiene ahora. La primogénita de Andrés y Sarah Ferguson venía al mundo el 8 de agosto de 1988 llenando de felicidad a sus progenitores. Parece lógico que cuando un bebé nace, su nombre está más que decidido y de hecho lo estaba.