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Jorge Románov y Rebecca Bettarini, fastuosa boda religiosa en San Petersburgo
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UN DÍA MUY FELIZ

Jorge Románov y Rebecca Bettarini, fastuosa boda religiosa en San Petersburgo

El hijo de la gran duquesa rusa y la hija del embajador italiano Roberto Bettarini ya habían contraído matrimonio civil el pasado 24 de septiembre

Foto: La ceremonia religiosa. (Reuters)
La ceremonia religiosa. (Reuters)

Había una enorme expectación por este día. No en vano estamos hablando de la primera boda en el seno de los Románov en Rusia un siglo después de la caída del imperio de los zares. Un enlace para el que Jorge Románov y Rebecca Bettarini contaron con la colaboración de todas las instituciones para que pudiera llevarse a término en las mejores condiciones posibles, habida cuenta de las dificultades que estriba gestionar las limitaciones y medidas de prevención del coronavirus.

Durante los últimos meses, el gran duque Jorge y su prometida nos habían ido informando puntualmente de los avances que había en la organización de este gran evento de enorme simbolismo, al principio con la incertidumbre de que la fecha elegida pudiera ser la real, y después, ya afianzados los preparativos y con la evolución favorable de la pandemia, precisando los datos que cualquier crónica de estas características debe incluir.

placeholder El vestido de la novia medía cinco metros. (Reuters)
El vestido de la novia medía cinco metros. (Reuters)

Sin embargo, por medidas de seguridad, no se desvelaron los distintos escenarios de los actos relacionados con la boda, ni tampoco el listado de los ilustres invitados, entre los que se encontraban distintos miembros de la aristocracia y de la realeza con la que están emparentados.

placeholder La gran duquesa rusa, madre de Jorge Románov. (Reuters)
La gran duquesa rusa, madre de Jorge Románov. (Reuters)

Sin embargo, sí se nos adelantó uno de los máximos alicientes como lectores y espectadores de una boda, cómo iba a ser el vestido de la novia que ahora os podemos mostrar. Estamos hablando de un trabajo conjunto de Reem Acra, Elina Samarina para Sergio Marcone Moscow y bordados de Torzhok.

Reem Acra es una diseñadora libanesa, cuyas creaciones han sido llevadas por estrellas como Melania Trump, Beyoncé o Madonna, y la propia Rebecca Bettarini explicaba el motivo de esta elección: "Reem Acra tiene un gusto exquisito y sus vestidos tienen diseños holísticos, como si fuera un trabajo de arquitectura. Solo tenía dos requerimientos, un vestido moderno y refinado, hecho de seda italiana mikado, en la manera clásica italiana de los vestidos de novia de los 60. Para crear ligereza y volumen en una falda hecha de un material tan rígido y pesado, se requería un toque experto, y la señora Acra era la persona ideal para diseñar un vestido tan complejo y sofisticado"

placeholder Plano general de la espectacular catedral. (Reuters)
Plano general de la espectacular catedral. (Reuters)

El vestido claramente clásico, como nos había desvelado la propia Rebecca Bettarini, con un guiño simbólico a la pureza del matrimonio. Hecho con tejidos europeos, diseñado en Nueva York y lucido en Rusia. Finalmente, el resultado estuvo a la altura de las expectativas de la novia, que apostaba por una mezcla de clasicismo y modernidad. De manga larga, con escote redondo y una cola de seis metros, además de una capa creada por la diseñadora rusa Elina Samarina: "Era importante para mí que el vestido incluyera distintos elementos que pudiéramos interpretar como una especie de intercambio cultural".

placeholder Algunos de los ilustres invitados. (Reuters)
Algunos de los ilustres invitados. (Reuters)

La espectacular cola del vestido tiene también una justificación estética... La magnificencia de la catedral de San Isaac, la de mayor aforo de San Petersburgo, requería un vestido que destacase en, si se nos permite el lugar común, este marco incomparable. La ceremonia de dos horas siguió todas las tradiciones ortodoxas rusas. "Hay una figura crucial en la ceremonia, que es la persona que coloca la corona encima de la cabeza de los novios. Serán varias las personas que lo hagan y tienen que ser ortodoxos solteros, hombres, no pueden ser mujeres. Estamos viendo quiénes de nuestros amigos reúnen esas características y pueden cumplir con esa función", nos desvelaba la novia hace tan solo unas semanas.

placeholder La llegada de los invitados. (Reuters)
La llegada de los invitados. (Reuters)

Como ya contamos en Vanitatis el pasado mes de junio, Rebecca, como gran joya el día del enlace, lució la tiara Lacis, que la casa Chaumet describe así: "Hecha de oro blanco y más de 438 diamantes brillantes de diferentes tamaños, presenta una talla ovalada Diamante D VVS1 de más de 5 quilates y diamantes D VVS2 en forma de pera de más de 2 quilates. Es una interpretación moderna de la antigua forma rusa 'kokoshnik', tradicionalmente usada en Rusia, pero es una deconstrucción arquitectónica moderna, utilizando una red de oro blanco entrelazado, soportes para levantar y elevar la galaxia de diamantes brillantes. La tiara utiliza el método de 'fil couteau' o 'filo de navaja' de las piedras para realzar la belleza de los diamantes. Esto es un método de construcción característico de la casa de Chaumet".

placeholder Uno de los momentos clave de la ceremonia. (Reuters)
Uno de los momentos clave de la ceremonia. (Reuters)

"Habrá mucha más gente en la catedral, pero para la cena de gala el aforo será más limitado a consecuencia de los protocolos de prevención del coronavirus. A esta cena asistirán unas 500 personas, pero como va a haber distintos eventos en estos días algunos vendrán a todos y otros solo a una parte de ellos. Los lugares son muy grandes, pero eso no significa que no haya que garantizar la seguridad de todo el mundo. De hecho, todos los invitados, aunque están vacunados, tendrán que hacerse una PCR. Hemos tenido que aplicar las restricciones pertinentes para que todo vaya bien y no haya sorpresas", nos comentaba en esa misma conversación telefónica.

placeholder La emoción fue muy protagonista en el enlace. (Reuters)
La emoción fue muy protagonista en el enlace. (Reuters)

Sin duda, esta boda también es un día de gran felicidad para los padres de los novios. Por un lado, nos encontramos a los padres del novio, la gran duquesa rusa, María Vladimírovna, heredera de la Casa Imperial rusa, y a Francisco Guillermo de Prusia, cuyo árbol genealógico llega hasta la reina Victoria. Por otro lado, los de la novia, el embajador italiano Roberto Bettarini y su esposa.

Había una enorme expectación por este día. No en vano estamos hablando de la primera boda en el seno de los Románov en Rusia un siglo después de la caída del imperio de los zares. Un enlace para el que Jorge Románov y Rebecca Bettarini contaron con la colaboración de todas las instituciones para que pudiera llevarse a término en las mejores condiciones posibles, habida cuenta de las dificultades que estriba gestionar las limitaciones y medidas de prevención del coronavirus.

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