Primicia - Ernesto de Hannover encuentra su sitio: busca piso en Madrid para instalarse
El aristócrata parece que finalmente ha encontrado un lugar donde sentar cabeza. Su hijo, su nuera y su nueva ilusión tienen gran parte de culpa
Hace años que Ernesto de Hannover abandonó el principado de Mónaco y el piso del que disfrutaba la familia Casiraghi Grimaldi Hannover en París, en el exclusivo distrito VII. Las imágenes públicas del príncipe alemán tenían como escenario su lugar de residencia en Grünau im Almtal, un pueblo de Alta Austria, o con una de sus amigas entrañables.
Las fotos públicas con Alejandra, la hija que tuvo con Carolina, son escasas desde que la joven cumplió 16 años. No hay constancia de una mala relación entre ambos, pero sí lejana. No así con su primogénito, Ernesto Augusto, al que cedió la gestión del patrimonio familiar y tiempo después lo demandó. Hannover le exigió cinco millones de euros, que eran sus beneficios por la venta del castillo de Marienburg, en la Baja Sajonia, y el cuartel general desde generaciones de los Hannover. Estos desacuerdos filiales, sus enfrentamientos con la justicia por altercados con vecinos y con agentes de policía y sus adicciones hicieron del príncipe una persona poco social y solitaria.
Pasó un tiempo en un psiquiátrico y salió aparentemente recuperado, pero sin un entorno familiar adecuado. Así estaba su vida, sin pareja y con demasiadas complicaciones, hasta que comenzó a viajar a España de una manera continuada. Lo hizo en verano para pasar unas semanas en Ibiza con su hijo Christian; su mujer, Alessandra de Osma, y los nietos, Sofía y Nicolás. Ya disfrutó de la isla varios años antes de la pandemia junto a este mismo hijo. Cuando acabó agosto, regresó de nuevo a su pueblo austriaco para viajar otra vez a España en octubre y quedarse en Madrid, donde al menos no se siente abandonado.
Según confirman a Vanitatis, Ernesto quiere convertir la capital del reino en su lugar de residencia habitual. Se siente arropado por un entorno familiar y por el momento no ha tenido problemas con nadie. Tampoco con los reporteros que le siguen cuando pasea por el parque del Retiro o disfrutando de un aperitivo en una terraza cercana al Palacio Real.
Por el momento cuando está en Madrid se aloja en casa de su hijo y de su nuera. Antes, cuando venía de montería con Carolina se instalaba en el hotel Orfila, un lujoso establecimiento fuera del circuito de los grandes espacios como el Palace o el Villa Magna. Aseguran que el príncipe alemán está encantado y busca piso en Madrid, igual que hace un año lo hicieron los suegros de su hijo, Felipe de Osma y Elizabeth Foy. El matrimonio adquirió un espléndido piso en el barrio de Salamanca. El precio en esa zona de un piso de estas características está valorado en un millón y medio de euros.
Nueva vida en la capital
Ernesto de Hannover ha encontrado por fin un lugar donde le aprecian y se siente querido. Su amistad con Claudia Stilianopoulos, a la que conoce desde siempre, parece entrañable. Ahora la hija del que fuera embajador de Filipinas en Londres y Madrid, Mike Stilianopoulos, y de Pitita Ridruejo, la gran dama culta y divertida que entusiasmaba a Andy Warhol, le hace compañía. No hay que olvidar que los padres de Claudia tuvieron relación con Grace y Rainiero de Mónaco, acudieron a la boda de la princesa con Philippe Junot y, posteriormente, a la de Casiraghi.
Antes que Clo, como la llaman familiarmente, el marido de Carolina se dejaba ver con la condesa María Magdalena Bensaude. Con ella acudió al enlace de su hijo Christian y Sassa de Osma en Lima. Finalmente, Hannover no pudo asistir al presentar un problema de salud el día anterior en la fiesta preboda.
Estuvo ingresado diez días. La explicación para este nuevo problema de salud fue una intoxicación alimentaria. Los dueños del restaurante aseguraron días después que ellos no tenían la culpa. Más o menos vinieron a decir que su cocina nikkei (tradición japonesa y peruana) era excelente y que los problemas del aristócrata eran otros. Quien le llevó al hospital fue precisamente Christian, que tuvo que dejar a la novia y a los invitados para acompañar a su padre. Una vez que comprobó que el enfermo quedaba en buenas manos, volvió a su fiesta.
No era la primera vez ni la última en la que el cuñado de Alberto de Mónaco se convirtió en el centro de atención por sus excesos. Forma parte de la hemeroteca la llegada de la princesa Carolina haciendo sola el paseíllo hasta la catedral de la Almudena en la boda del príncipe Felipe y la periodista Letizia
En esta nueva etapa con una familia y una amiga íntima cerca, parece que Hannover ha cambiado de hábitos e incluso su aspecto físico es más cuidado. Quizá lo que resulta más sorprendente, y que ha sorprendido incluso a las amistades cercanas de la escultora, es la aparición del príncipe en su vida cotidiana. Su perfil, como el de sus dos hermanos, Carlos y Anna, ha sido el de poco visible. Incluso cuando ha organizado sus exposiciones no ha querido publicitarlas en los medios a pesar de ofrecer un interés mediático, mucho antes de aparecer con Hannover.
Hace años que Ernesto de Hannover abandonó el principado de Mónaco y el piso del que disfrutaba la familia Casiraghi Grimaldi Hannover en París, en el exclusivo distrito VII. Las imágenes públicas del príncipe alemán tenían como escenario su lugar de residencia en Grünau im Almtal, un pueblo de Alta Austria, o con una de sus amigas entrañables.