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Mako de Japón y Kei Komuro ya se han casado: el final feliz de la princesa triste
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Mako de Japón y Kei Komuro ya se han casado: el final feliz de la princesa triste

La hija del príncipe heredero ya ha registrado su matrimonio con el que hasta hoy era su prometido, con el que se ha presentado por primera vez ante la prensa como marido y mujer

Foto: Primera imagen de Mako y Kei Komuro como marido y mujer. (EFE)
Primera imagen de Mako y Kei Komuro como marido y mujer. (EFE)

Una princesa y una boda real. Dos ingredientes que nos hacen pensar en grandes fastos, multitudes en las calles aclamando a los novios, desfile de diseños de alta costura y valiosas joyas. Pero esto es, precisamente, todo lo que no ha tenido la boda de la que hablamos hoy. La de la princesa Mako de Japón y Kei Komuro, que se han casado, por fin, este martes después de cuatro años de complicaciones que les han puesto todo en contra. Incluso en el mismo momento en el que registraban su matrimonio había protestas contra él en las calles de Tokio.

No ha sido una boda real al uso, desde luego. Dejando a un lado que hablamos de la cultura japonesa y cualquier celebración es diferente a la que podemos tener en Occidente, el hecho de que el novio -ya marido- sea plebeyo ha marcado prácticamente todo desde que anunciaron su compromiso. Y si añadimos los problemas financieros de la familia de Kei y las supuestas deudas que denunció ante la prensa el exnovio de la madre, la mezcla da como resultado una unión llena de dificultades que incluso ha puesto en riesgo la estabilidad mental de Mako, llegando a sufrir estrés postraumático.

placeholder Protestas en Tokio en contra del matrimonio de Mako de Japón y Kei Komuro. (Reuters)
Protestas en Tokio en contra del matrimonio de Mako de Japón y Kei Komuro. (Reuters)

Realmente ni siquiera podemos hablar de boda como tal. Porque Mako y Kei Komuro solo han realizado un trámite, presentar el registro de su matrimonio en la oficina del Gobierno. A partir de ese momento, ya se podían considerar una pareja casada. Y como tal se han presentado después ante los medios de comunicación para contestar a las preguntas de la prensa. La cita tenía lugar a las dos de la tarde -hora japonesa- en el hotel Grand Arc Hanzomon, donde hemos tenido la primera imagen de los novios como marido y mujer.

Horas antes de presentarse ante los medios, veíamos las imágenes más significativas de la jornada, con Mako despidiéndose de sus padres y su hermana en Akasaka, la residencia oficial del príncipe heredero. La joven, que cumplía 30 años este mismo sábado, se fundía en un abrazo con su hermana, la princesa Kako, que pierde a su otra mitad, compañera y cómplice en actos oficiales. La despedida de sus padres, en cambio, era mucho más protocolaria y dirigía a ambos una pequeña reverencia inclinando la cabeza. Mako decía así adiós a su vida en palacio.

placeholder Mako y su hermana Kako, fundidas en un abrazo. (Reuters)
Mako y su hermana Kako, fundidas en un abrazo. (Reuters)

Había mucha curiosidad también, aunque no haya sido una boda al uso, por el atuendo que escogería la novia para este día tan esperado. Y el look de la princesa Mako ha destacado por su sencillez y por retar a la mala suerte. La sobrina del emperador Naruhito ha escogido un vestido en color verde agua, con dos ribetes que cruzaban la parte superior de forma longitudinal y que marcaban la silueta. Lo ha combinado con un pequeño bolso de mano y zapatos en color nude, además de un recogido ramo de rosas en tonos pastel.

Y a pesar de las dificultades que ha tenido en estos cuatro años que han pasado desde que anunció su compromiso, Mako ha demostrado no ser nada supersticiosa y ha retado a la mala suerte con su elección de las joyas, al escoger un sencillo collar de perlas y pendientes del mismo material, además de un broche prendido en el vestido. Desde hace siglos, se dice que una novia no deben llevar perlas el día de su boda, ya que simbolizan las lágrimas que derramará durante su matrimonio. Quizá en el caso de Mako ha derramado ya tantas antes de casarse que no le teme a lo que pase después.

placeholder Mako de Japón, saliendo de Akasaka para convertirse en mujer casada. (EFE)
Mako de Japón, saliendo de Akasaka para convertirse en mujer casada. (EFE)

Y si atípica ha sido la boda, no se ha quedado atrás la conferencia de prensa. Se esperaba que el matrimonio Komuro contestara a las preguntas de los periodistas en directo, pero las recomendaciones médicas han obligado a que se procediera de otra forma. Mako y Kei han seleccionado solo cinco preguntas de las presentadas previamente por escrito. En su declaración, que ha durado apenas 12 minutos, han agradecido las muestras de apoyo y se han disculpado con aquellos a los que no les ha parecido bien su unión.

Tampoco ha faltado una declaración de intenciones por parte de Kei Komuro, quien tampoco ha tenido un papel precisamente fácil en estos años: "Amo a Mako; solo vives una vez y quiero pasar mi única vida con la persona que amo".

placeholder Mako y Kei Komuro, ante la prensa. (Reuters)
Mako y Kei Komuro, ante la prensa. (Reuters)

No ha sido, desde luego, una rueda de prensa como la que se vivió en 2017, cuando la pareja anunció su compromiso y ambos eran todo sonrisas y felicidad. Las dificultades y la presión mediática les han pasado factura y su imagen no era la que podemos encontrar en unos recién casados, normalmente exultantes y desprendiendo ilusión. Y es que estamos hablando de una princesa, pero su relación no ha sido precisamente un cuento de hadas, aunque Mako sí haya podido tener, por fin y cuatro años después, su final feliz.

Eso sí, disfrutará de este final feliz en Nueva York, donde vivirá con su ya flamante marido, que seguirá estudiando y trabajando en un bufete de abogados, y sin los privilegios correspondientes a la familia imperial japonesa. Ni las joyas que recibió por su mayoría de edad ni el millón de euros que le hubiera correspondido por tener que abandonar la vida en palacio se irán con ella a Estados Unidos. Un pequeño peaje que pagar para poder vivir con su -aunque plebeyo- príncipe azul.

Una princesa y una boda real. Dos ingredientes que nos hacen pensar en grandes fastos, multitudes en las calles aclamando a los novios, desfile de diseños de alta costura y valiosas joyas. Pero esto es, precisamente, todo lo que no ha tenido la boda de la que hablamos hoy. La de la princesa Mako de Japón y Kei Komuro, que se han casado, por fin, este martes después de cuatro años de complicaciones que les han puesto todo en contra. Incluso en el mismo momento en el que registraban su matrimonio había protestas contra él en las calles de Tokio.

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