¿Nueva influencer? Victoria Federica abre sus redes sociales (y bloquea a quien husmea su cuenta)

Puede que cansada de que se especule con su vida, incluso con el precio del piso en el que vive con su novio desde hace unos meses, Victoria de Marichalar ha decidido dar un paso adelante y mostrar su vida en público. La joven ha abierto sus redes sociales y muestra a quienes quieran verlo cómo es su vida. Sin inventos, sin aproximaciones, su día a día, tal cual. Y su novio, Jorge Bárcenas, es una de las personas que más ocupa su tiempo.

La hija de la infanta Elena y Jaime de Marichalar abandonó la vivienda de su madre el pasado verano y se instaló en casa de su novio. El DJ Barce vive en la zona de José Abascal y allí se mudó Victoria, quien pasa a veces días con su padre, en el barrio de Salamanca.

La casa de su madre casi no la pisa y si va, es de visita o a llevar algo de ropa para que la ayuden con la colada. Eso sí, nada de vivir en un piso de 5.000 euros al mes, hablamos de una pareja joven que paga un alquiler bastante básico aunque el piso es enorme, tal y como nos cuentan fuentes cercanas a la familia, las mismas que informaron a Vanitatis de la emancipación de Victoria, un hecho contrastado y confirmado por este medio.

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En la cuenta de Instagram de la joven se puede ver cómo pasa casi todo su tiempo con Bárcenas, a quien le dice que lo quiere “con locura”, algo que se puede comprobar en la cantidad de fotografías y declaraciones de amor que le profesa.

Desfiles en París

La vida de Victoria es un no parar: de aquí para allá, de Sevilla a Málaga, de Madrid a París. Su último viaje fue a la capital francesa para ver los desfiles de la Semana de la Moda. Vestida para la ocasión, con bolso de Dior incluido, estuvo en primer fila en el desfile de la maison, donde cantó Katy Perry en directo, lo que la joven grabó y colgó en su perfil.

Entre los amigos con los que cuenta hay numerosos influencers, actores, músicos y artistas, algo que no es de extrañar si consideramos que su propia vida es como la de una influencer, de evento en evento, de conciertos a desfiles; un no parar, decíamos.

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Siempre ha intentado ser una más y entre los suyos lo ha conseguido, aunque el camino no ha sido fácil. Se ha escapado, ha corrido por las calles de Madrid para que no la encontrara nadie, ni sus padres ni siquiera sus escoltas. "Ha llegado incluso a tirar el móvil a una papelera para que no pudieran llamarla", tal como nos cuentan desde su entorno con una sonrisa.

Los royals 'rebeldes'

Los hijos de la infanta Elena han sido siempre los ‘rebeldes’ de la familia, los sobrinos de Felipe VI más 'gamberros', nada que ver con sus primos Urdangarin, por ejemplo, quienes han tenido a sus padres muy encima y son unos chicos extremadamente educados. Victoria y Felipe también han tenido una buena educación, pero esas ganas de ir a su aire y vivir la vida les han impulsado a llevar la contraria a sus padres más de lo que hubieran deseado.

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Durante la adolescencia empezó ese proceso de independencia que causó más de un dolor de cabeza a sus padres, en especial a su madre, que intenta saber en todo momento dónde y con quién está su hija, tarea difícil desde que cumplió los 18 años.

Una de las mejores cosas de llegar a esa mayoría de edad, apuntan sus allegados, es que pudo, por fin, desprenderse de los escoltas, policías que hacían las veces de canguro, controlaban sus horarios y la llevaban a todas partes, que a las órdenes de su madre no le permitían salir y hacer el loco todo lo que hubiera querido.

"Se escapaba"

“Vic quería ir en metro, como el resto de sus amigos, y lo pedía y no la dejaban, ella con el coche oficial y el resto en transporte público, porque los amigos tampoco podían subir con ella y con el chófer”, dicen las mismas fuentes. “Era una frustración total para ella, así que muchas veces se escapaba, corría metro abajo y ya no había quien la pillara, por eso tiraba el móvil a la papelera de la calle, para que no la pudieran llamar o encontrar”.

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Con todo, estudia su carrera en el mismo centro que Froilán, el The College for International Studies (CIS) de la calle Velázquez. Este centro cuesta alrededor de 20.000 euros al año y allí decidió empezar su carrera de Administración de Empresas, la misma que su hermano.

Ahora ha abierto su vida al público aunque si uno decide seguirla, puede ver cómo la joven lo bloquea y no le permite ver ni sus fotografías ni siquiera quién la sigue. Por mucho que quiera ser una chica normal, sabe que no lo es y no le gusta que la prensa husmee en sus redes. Por muy públicas que haya decidido tenerlas.