El emocionante encuentro entre Letizia y el padre Oliva, referente de solidaridad en Paraguay

Quedan ya pocas horas para que doña Letizia coja el avión que la devolverá de nuevo a España tras realizar el que ha sido su sexto viaje de cooperación desde que es Reina, y que ha tenido como escenario Paraguay. Su Majestad ha estado apenas 48 horas en el país, pero ha cumplido con una extensa agenda que le ha permitido conocer de primera mano la labor de la cooperación española. Si este miércoles sus actividades se llevaban a cabo en Encarnación, una población situada en Itapúa y conocida como la Perla del Sur, este jueves le ha tocado cumplir con varios compromisos en la capital, Asunción, uno de ellos muy emocionante.

Eran las 09:00 horas de la mañana cuando la Reina llegaba el Centro de Atención Familiar Mil Solidarios, ubicado en la zona ribereña conocida como Bañado Sur. Allí la esperaba la primera dama, Silvana López Moreira, quien está siendo su gran acompañante durante su estancia en el país. Fuera del centro, que trabaja con niñas, niños, adolescentes y mujeres víctimas o potenciales víctimas de violencia sexual, la esperaban varios de sus miembros que han querido conocer personalmente a doña Letizia, quien les ha agradecido su presencia con un saludo.

Ha sido precisamente en el centro Mil Solidarios donde se ha producido el esperado encuentro entre la reina Letizia y el padre Oliva, de 92 años, referente solidario de esta zona. Nacido en Sevilla, fue a Paraguay en 1964, donde trabajó como maestro. Sin embargo, un mes después de su nacionalización fue expulsado por la dictadura de Alfredo Stroessner. Tras detenerlo, fue llevado hasta territorio argentino y allí se quedó nueve años, asistiendo en Buenos Aires a los migrantes paraguayos y bolivianos mientras era vigilado por la Policía y el Ejército. Durante su estancia en Argentina, trabó amistad con Jorge Bergoglio, el actual papa Francisco, también jesuita, con el que protagonizó un emotivo reencuentro en 2015 en Asunción.

Regresó a España en 1986 y durante diez años escribió para el diario 'Huelva Información' y tuvo un programa en Radio Popular de Huelva. Hasta que en 1994 pudo volver a Paraguay, donde fue recibido con honores de Estado. Su vuelta suponía un signo de normalidad democrática en un país que sufrió una dura dictadura durante muchos años. Desde entonces reside en el barrio de Bañado Sur, uno de los más pobres de la capital, y lucha para dar una mejor vida a los paraguayos, quien lo llaman cariñosamente Pa'i Oliva.

La siguiente parada de la Reina ha sido el Centro Cultural de España Juan de Salazar, impulsado hace 44 años por la cooperación española. Allí doña Letizia ha cumplido con diversas actividades: ha asistido al ensayo de la compañía Alas Abiertas, formada por actores y actrices con discapacidad; ha presenciado un taller que rescata el quehacer de los artesanos e indígenas, quienes le han mostrado sus obras; o ha conocido el fondo bibliográfico de la biblioteca del centro, uno de los más significativos de todo Paraguay. También ha podido la Reina encontrarse con representantes de la asociación LGTBI+ REPADIS, quienes le han proporcionado datos sobre la situación del colectivo en el país.

El último acto de la Reina en Paraguay es un almuerzo con el presidente del país y la primera dama, pero antes de ello doña Letizia ha cumplido con una tercera parada, esta vez en el Centro de Entrenamiento del Emprendedor en la ciudad de San Lorenzo, un lugar en el que se orienta y se aumentan las competencias de los emprendedores para el mantenimiento de su negocio en el tiempo, fomentando la formalización del autoempleo y emprendimientos.

La Reina ha apostado de nuevo por su uniforme de trabajo, pantalones, blusa lisa y el chaleco de cooperante, que fue tan criticado a su llegada a Paraguay. Tanto que incluso llegó a la Cámara de los Diputados después de que la diputada Celeste Amarilla hablara de ello. "Vino con ropa ni siquiera de calle, con el uniforme... Me pregunto hasta dónde esto en la jerga protocolar no es un desprecio [...]. Por un lado celebro la sencillez de la señora, pero por otro lado me molesta que cuando se va a otros países se va con atuendos que fácilmente superan los 10.000 dólares, haciendo honor de alguna manera al lugar que visita", aseguraba.