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Máxima de Holanda, la reina con más voz: las claves de su éxito alrededor del mundo
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Máxima de Holanda, la reina con más voz: las claves de su éxito alrededor del mundo

A diferencia de su suegro y “predecesor en el cargo” de consorte, Máxima ha tenido un papel más serio y lleno de deberes desde el inicio de su matrimonio

Foto: Máxima de Holanda en una imagen reciente. (Koen Van Weel / EFE)
Máxima de Holanda en una imagen reciente. (Koen Van Weel / EFE)

Tiene la agenda más apretada de entre todas las reinas y es porque ella lo quiere así. Da la vuelta al mundo en cuestión de días y casi no hay jornada en la que falten visitas de trabajo a diferentes sectores. Salta de Ámsterdam a Abu Dhabi, y luego a Roma… sin perder de vista todos los compromisos que tiene en casa. No solo la atención a sus dos hijas en La Haya -la mediana se encuentra en Gales estudiando- sino también los eventos oficiales que tiene agendados, con aperturas de hospitales y visitas a diferentes organizaciones.

Desde 2009, Máxima de Países Bajos, entonces princesa, ha trabajado en todo el mundo en nombre de la ONU para hacer que los servicios financieros sean accesibles para todos y así aumentar sus posibilidades de desarrollo económico y social. Su optimismo la ha convertido en una de las reinas más ciudadanas y exitosas que conocen las realezas del mundo. Reina, defensora de la ONU, activista por la inclusión financiera y madre de tres princesas, Amalia (17), Alexia (16) y Ariane (14).

Foto: La princesa Amalia de Holanda, en una imagen de archivo. (EFE)

El periodista neerlandés Rick Evers siguió sus pasos durante un buen tiempo para escribir un libro sobre su 50 cumpleaños, recién cumplidos. La gente más cercana a la reina le habló de su vida privada, de su día a día y de su compromiso con sus labores.

placeholder La reina Máxima, fotografiada por su marido. (Casa Real de Holanda)
La reina Máxima, fotografiada por su marido. (Casa Real de Holanda)

“Hay un enorme personal disponible, pero ella lee todos los documentos y quiere estar informada sobre todo. Esa es también la gran diferencia con Guillermo Alejandro, que su función es más ceremonial y completamente apolítica. Máxima está entre todos los políticos, presidentes, ministros y gobernadores de bancos alrededor de la misma mesa”, cuenta.

La describe como una persona profesional, pero también exigente, que “marca altos estándares para todo y para todos, pero especialmente para ella misma” y “estarse quieta no es una opción: todo tiene que ser más grande, mejor, más bonito, también para Países Bajos y las organizaciones para las que trabaja”.

Tener una agenda abarrotada en el caso de Máxima no es una obligación, sino una opción. El papel del jefe de Estado, sea un rey o una reina, está definido por la Constitución y las normas, pero el del consorte, la pareja, no. “Podría sentarse en el sofá todo el día, por así decirlo”, dice Evers. Pero Máxima siempre ha buscado un papel activo, que no fuera ceremonial y simbólico, en el que pudiera prosperar, seguir aprendiendo y aportando algo a la sociedad.

placeholder El presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim, y la reina Máxima de Holanda, representando a la ONU en la agenda de Financiación Inclusiva para el Desarrollo,en 2018. (EFE/Shawn Thew)
El presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim, y la reina Máxima de Holanda, representando a la ONU en la agenda de Financiación Inclusiva para el Desarrollo,en 2018. (EFE/Shawn Thew)

Entre tanto ajetreo, también intenta sacar tiempo para su familia en Argentina. Como le faltan horas a lo largo del día, aprovecha para coger un vuelo nocturno de Ámsterdam a Buenos Aires. “Llegó por la mañana, pasó el día con su madre y luego se volvió a Países Bajos al final de la tarde, para incorporarse a las 10.00 de la mañana como si nada”. Viaja cómoda en clase business, y duerme en el avión. “Solo necesita cinco horas de sueño, algo que también espera de su personal: y eso hace que a veces tengan que pisar el freno con ella”, cuenta Evers.

Máxima se desempeña como representante especial del secretario general de Naciones Unidas para Finanzas Inclusivas para el Desarrollo y, desde 2011, como presidenta honoraria de la Alianza Global para la Inclusión Financiera del G20 (GPFI). Eso la ha llevado a Roma para hablar ante líderes de todo el mundo sobre la recuperación y el crecimiento de las pequeñas y medianas empresas tras la crisis del coronavirus.

Sus discursos se centran sobre todo en cómo hacer que los pequeños negocios sean más resilientes, pero también en la posición de las mujeres emprendedoras en países en desarrollo. La semana pasada fue anfitriona de una reunión con el primer ministro italiano Mario Draghi, al que pidió apoyo a los negocios dirigidos por mujeres, y pronunció un discurso en el que sugirió formas en las que estas empresas puedan ser más sostenibles y resistentes. Sus ejemplos fueron ayudar a las compañías que no puedan obtener un préstamo bancario o formar empleados para que sigan siendo empleables en una vida de digitalización.

placeholder Máxima de Holanda en una imagen de archivo. (EFE/ROBIN VAN LONKHUIJSEN)
Máxima de Holanda en una imagen de archivo. (EFE/ROBIN VAN LONKHUIJSEN)

Desde 2011, además, está comprometida con una fundación que promueve “Más música en las aulas”, como su presidenta honoraria. Busca que haya más educación musical en los colegios de Primaria de todo Países Bajos.

Y mucho pesa eso en su imagen ante los neerlandeses. Desde su matrimonio con el entonces príncipe heredero Guillermo Alejandro en 2002, Máxima se convirtió en el miembro más popular de los Orange, un puesto que no pierde, incluso en los peores momentos para la imagen de la Casa Real de Países Bajos. Más del 85% del pueblo que representa la ven como una reina comprensiva, cercana, alegre, con glamur, pero sobre todo con un gran talento para los contactos sociales y el trabajo que se le ha encomendado, una labor que requiere ética, humanidad, y conocimientos.

A diferencia de su suegro y “predecesor en el cargo” de consorte, Máxima ha tenido un papel más serio y lleno de deberes desde el inicio de su matrimonio. No es la “mujer” del rey, es una mujer licenciada en Economía, con una experiencia y una carrera que se construyó mucho antes de conocerle para cambiar los números por las reglas del palacio real de La Haya. Vivía en Nueva York, trabajaba en instituciones financieras, se movía en los círculos sociales de lo más altos, y llevaba una vida de joven libre y moderna, sin ataduras definidas por la realeza.

Su aterrizaje en Países Bajos no fue nada fácil. El pasado de su padre le pasó factura a ella, y se le criticó, no por su vida e historia, sino por ser la “hija de” Jorge Zorreguieta, ministro durante la dictadura militar argentina de Jorge Videla. Pero ella no tardó mucho en ganarse a los neerlandeses, que vieron en ella y en su personalidad a la futura reina que querían tener en Países Bajos. También se ganó a la entonces monarca Beatriz, una suegra a la que se atragantó al principio por la maleta paterna que traía con ella desde Argentina.

placeholder Los reyes Máxima y Guillermo de Holanda. (Getty)
Los reyes Máxima y Guillermo de Holanda. (Getty)

La prensa de Países Bajos la suele comparar con la reina Matilde de Bélgica, que tuvo en su esposo, el rey Felipe, el mismo rol potenciador de imagen ante los belgas. “Su homóloga española Letizia lucha por su imagen y problemas familiares, y, en Reino Unido, Kate todavía está en la sala de espera, con Camilla (de Cornualles) delante”, dicen los medios locales.

En 2019, cuando cumplió una década como defensora especial del secretario general de la ONU, Máxima aseguró estar “orgullosa” de todo lo que ha logrado esos años con sus presiones a los jefes de Estado y de gobierno extranjeros para que se esfuercen en hacer que una mayor cantidad posible de personas accedan a servicios financieros. “Hemos ayudado a más de 1.200 millones de personas con servicios financieros, pero aún quedan 1.700 millones”, dijo. Su trabajo, dice, le da “mucha energía” y no tiene planes de dejarlo.

placeholder Máxima de Holanda. (EFE/EPA JEROEN JUMELET)
Máxima de Holanda. (EFE/EPA JEROEN JUMELET)

Pero su trabajo no siempre estuvo acompañado de aplausos. Precisamente en ese décimo aniversario, Máxima fue desacreditada después de que hablara con el príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamed bin Salman, en la cumbre del G20 en Japón. La ONU estaba tratando de impulsar una investigación criminal sobre su papel en el asesinato del periodista saudí Yamal Jashogyi. Varios diputados neerlandeses fueron críticos con que se permitiera esa reunión y esa foto, puesto que el gobierno de Países Bajos apoya el trabajo de la reina con 150.000 euros al año, en gastos de viajes y alojamiento para la reina y un empleado de la Casa Real. Hacen una media de diez viajes al año para la ONU.

Pero Máxima no suele dejarse llevar por las polémicas, así que pasó de puntillas sobre esa reunión y siguió hablando de su trabajo. “Más de 50 países han desarrollado estrategias de financiación inclusiva. Se ha reducido la pobreza y las familias tienen más acceso a dinero para alimentación y educación", celebró. Aunque insiste en que sus prioridades están en su “trabajo” como reina, Máxima dice que trata de ser “eficaz” como representante de la ONU y “habla mucho por teléfono” para evitar viajes. “Y mientras me dé energía y pueda marcar una diferencia, seguiré haciéndolo”, añade.

Tiene la agenda más apretada de entre todas las reinas y es porque ella lo quiere así. Da la vuelta al mundo en cuestión de días y casi no hay jornada en la que falten visitas de trabajo a diferentes sectores. Salta de Ámsterdam a Abu Dhabi, y luego a Roma… sin perder de vista todos los compromisos que tiene en casa. No solo la atención a sus dos hijas en La Haya -la mediana se encuentra en Gales estudiando- sino también los eventos oficiales que tiene agendados, con aperturas de hospitales y visitas a diferentes organizaciones.

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