Máxima de Holanda brilla con un vestido capa en la cena junto a Mette-Marit de Noruega

El Palacio Real de Oslo se ha engalanado la noche de este martes para la cena de gala con motivo de la visita de Estado de los reyes de Holanda a Noruega. Harald V y Sonia han ofrecido un banquete en honor a sus invitados, en la que han participado también la princesa Mette-Marit y la princesa Marta Luisa. Aunque estaba previsto que el príncipe Haakon estuviera presente en todos los actos, esta mañana la Casa Real confirmaba que el heredero se encuentra resfriado, y a pesar de que ha dado negativo en el test de coronavirus, ha preferido quedarse en casa por precaución.

Eran las 20:00 horas cuando daba comienzo la cena, pero antes los seis han posado para una foto de grupo, en la que hemos podido contemplar los looks elegidos por las dos reinas y las dos princesas. Las cuatro han optado por reciclar vestido, algo cuando menos sorprendente. En el caso de Máxima se ha decantado por un diseño palabra de honor en degradado de azul a blanco y una vaporosa sobrecapa de tul, una creación del diseñador holandés Jan Taminiau, el mismo que la vistió el día que se convirtió en reina. El vestido ya se lo habíamos visto con anterioridad en otro palacio, en el de Buckingham, en octubre de 2018. Ha coronado su cabeza con la tiara de los zafiros.

Las tres damas de la familia real noruega también han apostado por vestidos repetidos. Mette-Marit elegía un impoluto vestido blanco con bordados florales en la zona del cuello y en el puño de las mangas. Un diseño que estrenó precisamente en el Palacio Real de Oslo en las celebraciones del 80 cumpleaños de sus suegros, Harald y Sonia de Noruega, en mayo de 2017 y un año más tarde, en mayo de 2018, lo volvía a lucir en otra evento royal: el 50 cumpleaños del príncipe Federico de Dinamarca. Como tiara ha elegido la bandeau de diamantes.

En cuanto a la princesa Marta Luisa, quien ha acudido sin su novio, Durek Verret -ya que al no estar casados no puede atender este tipo de compromisos- ha optado por un vestido morado de estilo princesa Disney, con bordados joya en la falda y un escote en V con los hombros al descubierto que lució por primera vez en la boda de Magdalena de Suecia, en 2013. Aunque la hija de Harald y Sonia no suele participar en eventos reales, la especial relación que tiene con los royals holandeses ha provocado que no quisiera perderse el evento. La princesa se ha decantado por la tiara de las amatistas. Su madre, la reina Sonia, ha apostado por el verde con un diseño muy recargado que ha combinado con la tiara de las esmeraldas.

Un día intenso

Esta cena de gala ha puesto el broche de oro a una jornada llena de momentos y anécdotas que arrancaba la mañana de este martes. Guillermo Alejandro y Máxima han sido recibidos por el rey Harald V y la reina Sonia con una ceremonia de bienvenida en el Palacio Real, en la que también ha participado la princesa Mette-Marit y tras la que el rey de Holanda ha depositado una ofrenda floral en el Monumento Nacional, en conmemoración de todas las víctimas de la Segunda Guerra Mundial. Posteriormente llegaba el almuerzo en su honor en el Palacio Real, al que se ha unido la princesa Marta Luisa.

Para su llegada a Oslo, la argentina elegía un vestido verde de la firma belga Natan que tiene ya más de ocho años y que ha combinado con un tocado de Fabienne Delvigne. La reina Sonia ha optado, por su parte, por un abrigo marrón, con botas a juego y un tocado de lo más original, mientras que Mette-Marit ha recuperado de su armario un diseño de Fendi bicolor, en topo y blanco, que ha llevado con salones nude y tocado blanco. Marta Luisa ha querido rendir homenaje a su madre con un vestido rojo que había pertenecido a la reina Sonia.

El programa de la tarde se ha centrado en el cambio climático. En el Ártico, los efectos del cambio climático son visibles por la decreciente masa de hielo, lo que tiene serias consecuencias para la habitabilidad y el desarrollo económico de la zona. Noruega está en permanente diálogo con los pueblos indígenas (sami) y los jóvenes sobre sus inquietudes, ideas y nuevas oportunidades para el Ártico. El Museo Fram, dedicado a las expediciones polares, ha acogido una reunión hoy en la que jóvenes noruegos y diversos estudiantes holandeses han hablado sobre el impacto del cambio climático en la vida en el Ártico.