Aiko de Japón llega a la mayoría de edad: la complicada vida de la gran víctima de la ley sálica
La única hija de Naruhito y Masako cumple este miércoles 21 años. Solo por ser niña se la apartó de la línea de sucesión y se ha enfrentado al acoso escolar y a una enfermedad
El 1 de diciembre de 2001, los entonces príncipes herederos Naruhito y Masako de Japón veían cumplido su sueño de ser padres. Tras varios tratamientos de fertilidad y un aborto, daban la bienvenida a su primera e única hija, a la que pusieron el nombre de Aiko. Una alegría para la pareja, aunque con sabor agridulce. En la Casa Imperial nipona la llegada al mundo de esta niña causó poco júbilo, más bien todo lo contrario. El hecho de que no fuera un niño frustró todos los planes de sucesión, ya que a día de hoy en el país del sol naciente sigue existiendo la ley sálica, que impide a las mujeres acceder al trono.
Por lo que esa alegría que sintieron Naruhito y Masako se tornó en una depresión para ella, con las presiones que había recibido primero para quedarse embarazada y después para que diera a luz a un varón que continuase con el linaje del trono de crisantemo. Una enfermedad que ha arrastrado durante décadas. La situación en aquel momento era complicada en cuanto a la sucesión. Los emperadores Akihito y Michiko tienen tres hijos: Naruhito, por aquel entones padre primerizo de Aiko; Fumihito, quien tras saberse que su sobrina era una niña continuó ocupando un puesto prioritario en la línea de sucesión; y Sayako, vetada al trono por ser mujer.
Un futuro muy oscuro para la férrea institución nipona, que veía cómo se quedaba sin herederos. Los meses posteriores al nacimiento de Aiko, y con este problema encima de la mesa, existió una especie de clamor popular para que se cambiara la ley, incluyendo a la recién nacida en la línea sucesoria, pero fue aplacado pronto: solo los hombres podían optar al trono. Incluso varias encuestas realizadas desvelaron que el 84% de la población se mostraba a favor de que las mujeres pudieran estar presentes en la línea sucesoria, pero no se hizo ningún cambio.
Fumihito, el hermano de Naruhito, representaba el futuro de la Corona, si bien él solo tenía dos hijas con su esposa, Kiko: Mako, quien recientemente ha sido protagonista tras casarse con el hombre al que quiere y ser expulsada de la Casa Real, y Kako. Así pues, se encontraron con el problema de que, después de Fumihito, el siguiente en la sucesión era Masahito, hermano del emperador Akihito, quien por aquel entonces tenía 66 años y no contaba con descendencia.
Los nervios estaban a flor de piel, mientras el Gobierno presionaba a la Casa Imperial para dejar atrás a la ley sálica, e incluso hubo un planteamiento para cambiarla. Lo que nadie pensaba es que Fumihito y Kiko volverían a ser padres. Doce años después del nacimiento de su hija pequeña, Kako, la pareja decidía tener un nuevo hijo con la esperanza de que fuera un niño. Y así fue. Sus deseos se cumplían en 2006 con la llegada de Hisahito, ahora adolescente de 15 años, que representa el futuro de la familia imperial.
En cuanto a Aiko, quedó apartada del trono como el resto de mujeres del clan. Sin ningún tipo de opción y además con la condición de que si no se casa con alguien de la realeza, es decir, alguien de la familia, perderá su título de princesa, dejará de formar parte de la Casa Real y pasará a ser plebeya, como ha ocurrido recientemente con su prima Mako. Vivir con estas condiciones, además de una madre con depresión -bautizada como la princesa triste- por las presiones de la institución, no ha sido fácil para Aiko, quien ha protagonizado varios episodios no muy agradables.
En marzo de 2010 se conoció que la princesa, quien acudía a la escuela Gakushūin de Tokio, sufría acoso por parte de un grupo de compañeros, por lo que estuvo unos meses sin acudir al centro hasta que se logró solucionar el problema. No solo eso, en 2016, la Casa Imperial comunicaba que Aiko debía vover a ausentarse de las clases por estar enferma. La causa a la que la Corona atribuyó la dolencia fue el estrés por los exámenes y el sobresfuerzo que hizo al enfrentarse a una dura prueba de atletismo, pero los síntomas que se mencionaron fueron un tanto difusos, desde dolor de estómago a inapetencia y fatiga. Incluso el portavoz de la Casa Imperial aseguró que debía estar en "reposo absoluto" ya que no podía "mantenerse en pie". Las imágenes de ese año, en las que se la veía a Aiko delgadísima, no hicieron más que aumentar los rumores.
Con su entrada en la Universidad de Gakushuin en 2020, donde estudia la rama de lengua y literatura japonesas, parece que los problemas han terminado para Aiko en el nivel educativo, si bien la pobre ha tenido que enfrentarse a un varapalo por parte de la Casa Imperial. Aunque llega a su mayoría de edad este 1 de diciembre, lo celebrará el próximo día 5 y es habitual que en estos casos se hagan unas grandes celebraciones y a las princesas se les regala una nueva tiara para que la luzcan en los eventos en los que vayan a participar. Pero por culpa del coronavirus Aiko no contará con estos festejos y la joya que recibirá no será nueva, como lo ha sido para el resto de las mujeres de la familia, sino la que su tía Sayako devolvió al casarse con un plebeyo y dejar la familia real.
El 1 de diciembre de 2001, los entonces príncipes herederos Naruhito y Masako de Japón veían cumplido su sueño de ser padres. Tras varios tratamientos de fertilidad y un aborto, daban la bienvenida a su primera e única hija, a la que pusieron el nombre de Aiko. Una alegría para la pareja, aunque con sabor agridulce. En la Casa Imperial nipona la llegada al mundo de esta niña causó poco júbilo, más bien todo lo contrario. El hecho de que no fuera un niño frustró todos los planes de sucesión, ya que a día de hoy en el país del sol naciente sigue existiendo la ley sálica, que impide a las mujeres acceder al trono.