El gesto cortés de Felipe VI con la karateca Sandra Sánchez y otros detalles de la gala olímpica

Mucho se habló hace un par de semanas, durante la visita de Estado que los Reyes realizaron a Suecia, del pequeño incidente que sufrió doña Letizia. Sus Majestades se encontraban en la embajada ofreciendo una recepción en honor a Carlos XVI Gustavo y Silvia cuando, durante el besamanos, a la Reina se le cayó el bolso y no dudó en agacharse rápidamente para recogerlo, al mismo tiempo que los responsables de protocolo se acercaban para ayudarla. Un gesto, el de doña Letizia acuclillándose, que fue muy comentado en los medios, destacando su naturalidad. Pues bien, ahora ha sido Felipe el que ha repetido ese mismo gesto.

Ocurrió este miércoles, durante la gala anual organizada por el Comité Olímpico Español (COE) para homenajear a los participantes en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, que se celebraron este verano -un año después de lo previsto por el coronavirus- y a los que don Felipe y doña Letizia no pudieron asistir debido a las restricciones causadas por la pandemia. Durante la ceremonia, en la que Sus Majestades tuvieron un papel protagonista al entregar los reconocimientos, el monarca no dudó en agacharse en un momento dado.

Como decíamos, los Reyes, que llegaron a la sede del Comité Olímpico Español, situado en Madrid, pocos minutos antes de las 19:00 horas, subieron al escenario para hacer entrega de las máximas condecoraciones a los olímpicos que ganaron el oro en Tokio. Ya entonces se vio un detalle muy cortés por parte de don Felipe, quien puso la mano sobre la espalda de su esposa para ayudarla a subir las escaleras. Y repitió gesto caballeroso cuando a una de las medallistas, la karateca Sandra Sánchez, se le cayó una insignia al suelo. Felipe VI, que se percató enseguida, no dudó en acuclillarse y recogerla para devolvérsela a su dueña.

Una gala con anécdota incluida que fue amenizada por una actuación musical a cargo de la soprano Pilar Jurado, que interpretó la pieza musical 'De España vengo', y en la que Felipe VI dedicó unas palabras al deporte español. "Debutantes, veteranos, conocidos o jóvenes promesas. Todos sois un orgullo para España: con medalla o sin ella, con diploma o sin él. Quienes habéis dado lo mejor de vosotros mismos en la competición más exigente sois un ejemplo a seguir por vuestro profundo respeto por esos valores olímpicos que, sin duda, lo son también de la vida, especialmente de la vida bajo un orden democrático y de respeto a los derechos humanos, como son la excelencia, la amistad, el respeto a los demás, el juego limpio y el acatamiento de las reglas de juego".

Y continuó: "La historia nos muestra que las situaciones difíciles siempre han formado parte de la vida del ser humano, en mayor o en menor medida. Por eso, en la situación actual, el ejemplo que simboliza el espíritu olímpico debe seguir inspirándonos para superar la mayor parte de nuestros desafíos". Unas palabras de aliento por parte del monarca, quien siempre ha apoyado a los deportistas del país, como demostró hace un par de días; el lunes no dudaba en asistir a la capilla ardiente del reconocido tenista Manolo Santana para darle el último adiós.

Una de las sorpresas de la noche la protagonizó la Reina, quien siempre suele vestir de rojo, el color nacional, para cualquier acto relacionado con las Olimpiadas. Sin embargo, en esta ocasión optó por el azul con un dos piezas de Nina Ricci en tweed bouclé formado por falda tubo y top con escote halter y botonadura delantera. Lo estrenó en 2015 y desde entonces no lo había lucido, por lo que pensábamos que ya no se lo volveríamos a ver.

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N.Tiburcio

Doña Letizia quiso darle un mayor empaque a su estilismo, demostrando la importancia del acto, con sus joyas: unos pendientes de diamantes que representan una flor y una pulsera que combina diamantes y zafiros -a juego con la ropa- que ya le habíamos visto anteriormente. Dos elecciones con muchos quilates que contrastaban con el anillo de Karen Hallam del que no se despega, realizado en plata contrachapada y bañado en oro.