Luto en la familia real belga: muere Margarita de Saboya, madre del príncipe Lorenz

La familia real belga terminaba el año con muy buenas noticias, al anunciar el compromiso de la princesa María Laura, una de las sobrinas del rey Felipe, con William Isvy. Pero la alegría y la emoción por esta futura boda, que previsiblemente se celebrará en verano, se ha visto empañada por la muerte de la archiduquesa Margarita de Saboya-Aosta, madre del príncipe Lorenz y, por tanto, abuela de la novia. Tenía 91 años y, de momento, no se han detallado ni el lugar del fallecimiento ni las causas exactas de su muerte, así como los datos del sepelio, que reunirá a un buen número de familiares de diferentes casas reales.

Y es que el árbol genealógico de la archiduquesa viuda de Austria-Este -título que mantuvo tras el fallecimiento de su marido en 1996- nos lleva hasta Amadeo de Saboya, rey de España entre 1871 y 1873. Su padre fue el príncipe Amadeo II de Saboya, duque de Apulia, y su abuelo Manuel Filiberto de Saboya, II duque de Aosta. Forman una de las ramas de la casa Saboya que actualmente pelea por un hipotético trono italiano. Curiosamente, su primo Amadeo, hasta entonces jefe de esta casa, fallecía también hace apenas unos meses.

Pero si su árbol genealógico contiene nombres muy notables de los últimos dos siglos de la historia italiana (incluso de la española), el de su marido tampoco tiene nada que envidiarle. Porque en 1953 Margarita contrajo matrimonio con Roberto, archiduque de Austria-Este y el segundo hijo de Carlos I de Austria, último emperador del desaparecido Imperio austrohúngaro, y de Zita de Borbón-Parma, quien además de ser la última emperatriz austrohúngara por su matrimonio, era hija del último duque de Parma, Roberto I, antes de que el ducado desapareciera y fuera anexado al reino de Italia.

Así que, como ven, en la propia Margarita y sus antepasados se concentra una gran parte de la historia más reciente de Europa. Reinos transformados en repúblicas, casas imperiales desaparecidas y muchos títulos nobiliarios y reales que, antes de las dos guerras mundiales, abrían puertas y fronteras, y ahora ni siquiera son oficiales. De hecho, la propia archiduquesa de Austria-Este por matrimonio era duquesa de Módena y Reggio, princesa de Hungría y de Bohemia, princesa de Saboya-Aosta y princesa de Italia, títulos de los que la mayoría no están actualmente reconocidos. Lo que nadie pudo quitarle fue ser una de las princesas de moda en su juventud, ocupando portadas de semanarios al anunciar su boda.

Margarita, bautizada con los nombres de Margarita Isabel María Victoria Manuela Elena Genara, era un vestigio vivo de cómo los conflictos bélicos en Europa y especialmente la Segunda Guerra Mundial hicieron desaparecer gran parte del antiguo esplendor royal, de esas casas reales de las que actualmente sus miembros tienen trabajos que podemos denominar 'normales' y que ya tienen casi olvidado su regio pasado. En su caso, el declive comenzaría con la muerte de su padre, que falleció en un campo de prisioneros de guerra del bando aliado.

Cierto es que, a pesar de las circunstancias y pertenecer -por matrimonio y nacimiento- a casas reales desaparecidas-, ella sí ha estado muy cerca del actual Gotha, precisamente por el matrimonio de su segundo hijo, Lorenz, con la princesa Astrid de Bélgica, entonces sobrina del rey Balduino y, posteriormente, hija y hermana de reyes. Así que la suegra de Astrid ha podido volver a vivir algo de ese esplendor que sus padres y abuelos conocieron, aunque hay diferencias abismales entre las familias reales tal y como se conocían hace décadas, con matrimonios aún concertados con otras familias reales y nobles, y las actuales, creadas ya a base de uniones de príncipes y princesas con personas muy alejadas de la sangre azul.

Precisamente, una de las últimas veces que se vio en público a la archiduquesa Margarita fue en la boda de su nieto Amadeo, el hijo mayor de Lorenz y Astrid de Bélgica, con Elisabetta Rosboch von Wolkenstein. Una imagen que no se podrá repetir este verano, cuando no solo está prevista la boda de la princesa Maria Laura, sino también la de otra de sus nietas, la condesa Margherita von und zu Arco-Zinneberg, que anunciaba su compromiso unos días después que su prima. Serán dos acontecimientos felices, pero ligeramente empañados por la ausencia de una de las últimas princesas italianas, para la que seguro hay un especial recuerdo en los dos enlaces.