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El príncipe Andrés y el paso más difícil de la reina Isabel que llega tarde
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FAMILIA REAL BRITÁNICA

El príncipe Andrés y el paso más difícil de la reina Isabel que llega tarde

La decisión de la monarca de apartar a su hijo ahora (casi por completo) de la Firma supone un punto de inflexión, aunque para los expertos llega con varios años de retraso

Foto: El príncipe Andrés y la reina Isabel II. (Getty)
El príncipe Andrés y la reina Isabel II. (Getty)

“Entendemos que es su hijo, pero le escribimos en su calidad de jefa de Estado y comandante en jefe del Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea. Por favor, no deje pasar más tiempo”. Así concluía la demoledora carta enviada esta semana a Isabel II por 152 militares de alto rango, mostrando así su malestar ante el hecho de que el príncipe Andrés siguiera conservando sus títulos.

A la monarca (95 años) nunca le ha gustado la confrontación. Se toma su tiempo antes de tomar decisiones difíciles y ama a su familia. Pero para ella, ante todo, está la preservación de la monarquía. Sabe que su papel es servir al país y que el resto de la familia real debe estar para respaldarla. Nada más importa. De ahí que haya despojado al príncipe Andrés -del que se dice es su ojito derecho- de todos los honores militares y el tratamiento de Su Alteza Real.

Foto: El príncipe Andrés, el pasado abril. (Reuters/Pool/Chris Jackson)

La soberana tampoco tenía más margen de maniobra tras el escándalo creado en Reino Unido después de que un juez de la corte civil de Nueva York haya rechazado los argumentos del duque de York, que había pedido archivar la demanda de Virginia Giuffre. Desde hace años, esta le acusa de haber mantenido relaciones sexuales con ella siendo aún menor de edad, cuando era explotada por una red controlada por el millonario norteamericano Jeffrey Epstein, que se suicidó en su celda en 2019 mientras esperaba veredicto por pedofilia.

placeholder El príncipe Andrés. (Getty)
El príncipe Andrés. (Getty)

La decisión histórica del magistrado hace tambalear los pilares del Palacio de Buckingham. Ver al hijo de la soberana afrontando un juicio de este calibre son palabras mayores. El proceso legal podría empezar a finales de este año. La única vía para librarse es si finalmente hubiera un acuerdo económico con la presunta víctima, en caso de que esta aceptara. Pero eso podría implicar asumir la culpa y él siempre ha recalcado su inocencia. Haga lo que haga, su reputación está ya más que dañada.

Pero la monarca tenía que hacer algún gesto para evitar que todo el escándalo eclipse las celebraciones de este año del Jubileo de Platino para conmemorar sus 70 años en el trono: siete décadas en las que ella ha llevado a cabo una impoluta labor, pero en las que su familia ha ido hilando polémica con polémica.

En un escueto comunicado, el Palacio de Buckingham aseguró este jueves que el duque de York “continuará sin ejercer ninguna función pública y está defendiendo su caso como ciudadano privado”.

Fue la propia reina la que notificó personalmente la decisión a su hijo, una decisión que se tomó tras una reunión celebrada con el príncipe Carlos, heredero al trono, y su hijo, el príncipe Guillermo. Ambos quieren desmarcarse todo lo posible de la figura de Andrés.

Al duque de York llevaba persiguiéndole este escándalo desde 2011. Y la posibilidad de un juicio por abuso de menores era un fantasma que desde hace tiempo llevaba sobrevolando Palacio creando portada tras portada con noticias de lo más polémicas; entre ellas, las reclamaciones del FBI para que el príncipe prestara su colaboración para esclarecer el proceso, a las que hizo caso omiso.

placeholder El príncipe Andrés e Isabel II, en una imagen de archivo. (Getty)
El príncipe Andrés e Isabel II, en una imagen de archivo. (Getty)

Se dice ahora que Isabel II no pensaba que toda esta tormenta iba a dañar la imagen de la monarquía porque -quitando el vínculo afectivo- consideraba a Andrés como una parte “irrelevante” de la institución. Al fin y al cabo, es el noveno en la línea de sucesión.

La decisión de apartarle ahora (casi por completo) de la Firma supone un punto de inflexión. Aunque para los expertos llega con varios años de retraso. Y la carta publicada por los 152 militares de alto rango con esa matiz de “no deje pasar más tiempo” viene a darles la razón.

Penny Junor, autora de una serie de biografías de la familia real, aseguraba en el programa de Newsnight en BBC que la acción se debería haber tomado ya en noviembre de 2019 tras la desastrosa entrevista concedida por el príncipe Andrés a la cadena pública. Intentó lavar su imagen, pero acabó metiéndose aún más en el barro al hablar de su amistad con Jeffrey Epstein. Tras la intervención, el Palacio de Buckingham apartó al príncipe de la agenda pública. Pero está claro que no fue suficiente.

“Es difícil saber si ha sido Andrés quien finalmente ha entrado en razón y ha visto el enorme daño que está causando al aferrarse a sus títulos o si finalmente fue la reina la que tomó la decisión de que esto no podía continuar”, explicaba Junor. “Cuando tienes 150 veteranos escribiendo a la Reina para decirle que las cosas no están funcionando, eso no tiene precedentes. Y empieza a dañarla”, añade. En la misiva, los propios militares aseguran que “estos pasos [quitarle honores] podrían haberse tomado en cualquier momento en los últimos 11 años”.

Por su parte, Norman Baker, el exministro Liberal Demócrata y autor de un libro sobre las finanzas reales, recalcó: “Es absolutamente correcto que Andrés ahora haya devuelto sus títulos militares. Se había convertido en una vergüenza para todos”.

En la misma línea, Peter Hunt, experto en monarquía, escribía en The Spectador que “así es como se ve un saqueo cuando eres el noveno en la línea del trono británico”. “No más apariciones en el balcón del Palacio de Buckingham, montar a caballo durante Trooping the Colour o colocar una ofrenda floral en el Cenotafio el Domingo del Recuerdo. De ahora en adelante, él es el príncipe Andrés, duque de York: la realeza no real. Su único consuelo es que no ha sido despojado de ser un Caballero de la Jarretera… de momento”, señalaba.

placeholder El príncipe Andrés, en una imagen de archivo. (Getty)
El príncipe Andrés, en una imagen de archivo. (Getty)

Aparte de sus títulos militares -una decisión que en su día también se tomó con el príncipe Harry cuando decidió comenzar una nueva vida en Los Ángeles-, al hijo de la soberana también se le han quitado las labores de patronazgo.

Sin embargo, como ex miembro de las fuerzas armadas, conserva su rango de vicealmirante en la Royal Navy y también sigue siendo -de momento- consejero de Estado, papel que técnicamente implica llevar a cabo las funciones de la monarca en su ausencia. Aunque en su último comunicado Palacio de Buckingham volvía a reiterar que queda apartado de la vida pública.

Lo que no está muy claro es qué pasará con su seguridad. Desde Palacio aseguran que “es un asunto de Scotland Yard”. Tampoco se sabe exactamente cómo el duque está pagando las caras tarifas de sus abogados. Tras dejar hace años su papel de embajador comercial -puesto que nadie sabía muy bien en qué consistía y que no estuvo falto de polémicas por favoritismos y extravagantes lujos- no se le conoce oficio ni beneficio. Recientemente, la prensa británica se hacía eco de la venta de su mansión en la exclusiva estación de esquí de Verbier de los Alpes Suizos adquirida en 2014 por casi 20 millones de euros.

La pregunta que se plantea ahora es si servirán de algo todas las acciones tomas desde Buckingham Palace. Despojarle de los títulos es una medida que claramente responde a algunas de las críticas que estaba recibiendo Isabel II por estar protegiendo a su hijo a costa de la dignidad de los regimientos que representaba. Sin embargo, eso no detendrá los titulares. El caso judicial avanza y no hay nada que la reina pueda hacer al respecto. Cualquiera que sea el veredicto de la corte -si es que finalmente hay proceso- parece que la vida real de príncipe ya ha terminado.

“Entendemos que es su hijo, pero le escribimos en su calidad de jefa de Estado y comandante en jefe del Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea. Por favor, no deje pasar más tiempo”. Así concluía la demoledora carta enviada esta semana a Isabel II por 152 militares de alto rango, mostrando así su malestar ante el hecho de que el príncipe Andrés siguiera conservando sus títulos.

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