Un golpe de suerte, una pillada y una 'mala venta': así se hicieron las fotos de Urdangarin

Aún no nos hemos recuperado. No imaginábamos hace apenas tres semanas, cuando hablábamos de las vacaciones de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin con sus cuatro hijos en Baqueira, que poco tiempo después amaneceríamos con el yerno de los Reyes eméritos de la mano con una mujer que no es la suya en la portada de 'Lecturas'. El revuelo ha sido enorme y las preguntas que plantean las imágenes, muchas. Una de ellas es cómo se ha conseguido esa exclusiva. Y después de mucho investigar, podemos resumirles que esas fotos de Urdangarin han sido producto de un golpe de suerte y han tenido como resultado una 'mala venta'. Se lo explicamos.

Nada más ver la escandalosa exclusiva, nos poníamos en marcha para averiguar cómo se habían realizado las fotografías y cómo habían llegado a la revista 'Lecturas'. Las primeras llamadas nos indicaban una misma dirección: misterio absoluto. Por más agencias con las que hablábamos, ningún responsable de las mismas ni ninguno de sus fotógrafos decía saber quién era el autor. Para los que no estén familiarizados con el funcionamiento del mundo del corazón y el mercado de las revistas que llamamos 'de los miércoles', les podemos explicar que es raro que de un reportaje de tal envergadura no se conozcan los responsables. Siempre, más tarde o más temprano, se acaba sabiendo. Así que era muy raro que ninguna agencia ni fotógrafo tuviera una mínima pista del autor.

Por fin, a media mañana, nos llegaba una información que podíamos confirmar unas horas más tarde: las fotografías habían sido realizadas por una persona ajena al mundo del corazón que, simplemente, se los había encontrado. Y otro dato: "Había malvendido las imágenes". Esto quiere decir que la revista 'Lecturas' no habría pagado el precio que podrían haber alcanzado las fotografías de haberse vendido en una situación normal. Es decir, que hubieran estado hechas por un fotógrafo profesional y se hubieran vendido con el respaldo de una agencia conocida -al menos por las revistas- detrás.

Dejando aparcado el posible valor económico del reportaje, del que más adelante hablaremos, volvemos a las fotografías y cómo se hicieron. Desde Vanitatis hablábamos con varios fotógrafos más que apoyaban la primera información de que no habían sido realizadas por un 'paparazzi' experto. En las imágenes hay varios detalles que así lo indican y que a estos fotógrafos con los que hablábamos no les cuadraban, a no ser que, efectivamente, estuvieran hechas por una persona ajena al mundo del corazón: uno, la calidad de las imágenes; dos, la foto que demuestra que Iñaki y su amiga vieron al fotógrafo; tres, que prácticamente en todo el reportaje están de espaldas.

La calidad de las fotografías deja claro que no salen de un equipo profesional del cuore y un buen objetivo, algo que siempre acompaña a cualquier 'paparazzi'. También cualquier fotógrafo acostumbrado a realizar reportajes robados -esos que siempre descubren nuevas parejas, por ejemplo- habría intentado hacerles una foto de frente y -aquí viene la gran clave- sin ser visto. Cuando se tienen unas fotografías tan jugosas entre las manos, lo habitual es continuar con la investigación, pasar varios días con los protagonistas de la noticia para aportar todo el material gráfico que se pueda y así poder tener más pruebas de la relación. En ese caso, queda claro que la pareja ve al fotógrafo, por lo que ese seguimiento posterior y la posibilidad de tener más fotografías -y quizá más dinero por ellas- se elimina.

A media tarde del miércoles, nos llegaba la confirmación de que, efectivamente, no están hechas por un 'paparazzi'. Y además nos añaden otro dato. El autor de las imágenes sí es fotógrafo, pero su sector nada tiene que ver con el corazón. Ese 11 de enero, simplemente la casualidad hace que esté pasando cerca de la playa donde está la pareja. Lógicamente, conoce de sobra a Iñaki Urdangarin, así que no duda en hacer unas cuantas fotos con su cámara (sin teleobjetivo), que en ese momento lleva encima. Y ese es otro de los datos que nos confirman: aunque se ha especulado con que podrían estar realizadas con un teléfono móvil, parece que no es así.

Una 'mala venta'

Sin haber podido desvelar la identidad del fotógrafo, que se convertía en otro de los protagonistas del día, les hablamos ahora del asunto monetario. La misma persona que nos confirma que ha sido un encuentro fortuito y que están hechas con una cámara nos dice que "las ha malvendido". Pero, claro, esa expresión siempre hay que tenerla en cuenta desde los diferentes puntos de vista. Igual para una persona que no se dedica al mundo del corazón y no acostumbrada al mercado de las revistas, unos cuantos miles de euros representan una abultada cifra con la que se da por más que satisfecho. Pero si hablamos de personas dedicadas exclusivamente al sector, no.

Por ejemplo, hemos hablado con un vendedor habitual de reportajes y es tajante: "Mi precio de salida sería 100.000 o 120.000 euros. Por todo lo que conlleva, por todo lo que supone. Pero, claro, una cosa es lo que se pida y luego lo que la revista ofrezca... Ese reportaje por menos de 80.000 o 90.000 euros no debería venderse". Unas cifras altas, pero que les aseguramos que se han manejado en el mundo del corazón, e incluso más elevadas no hace demasiado tiempo. Aunque es verdad que las circunstancias del sector ahora son muy diferentes.

Otro responsable de venta en agencias gráficas nos apunta que un precio normal podrían ser unos 15.000 o 20.000 euros, unas cifras que apoya Álvaro García, exdirector de la revista 'Cuore'. "Aunque sea un reportaje así de potente, ahora no se vende como se vendía hace unos años. La editorial tiene que estar muy segura de que va a recuperar lo que va a gastar, así que esa cifra es bastante adecuada. Ahora mismo, 20.000 euros son un locurón por cómo está el mercado de las revistas y los precios. Pero es verdad que la exclusiva da un gran prestigio al medio, es una campaña de publicidad que se paga sola".