La significativa corona que llevará Camilla cuando el príncipe Carlos sea proclamado rey
Camilla de Cornualles, futura reina consorte, ya sabe cuál de las joyas que se guardan en la Torre de Londres portará el día que su marido, el príncipe de Gales, suba al trono
Tras el comunicado de la reina Isabel II expresando su "deseo sincero" de que su nuera, la duquesa de Cornualles, se convierta en reina consorte cuando su hijo asuma el trono, son numerosos los análisis que se hacen de la figura de Camilla, de cómo pasó de ser altamente impopular a ser un activo más que importante en Buckingham. No es un cambio que se haya dado de la noche a la mañana, desde luego, y tampoco ha pillado desprevenidos a los Windsor. De hecho, las últimas informaciones apuntan que el hecho de que se la vaya a considerar reina estaba planeado desde hace años. Incluso ya se ha dispuesto cuál será la corona que llevará Camilla cuando el príncipe Carlos sea proclamado rey.
Es una información exclusiva del 'Daily Mail', que asegura que ya hace cinco años el heredero cambió los votos que tenía preparados para el día de su coronación, incluyendo una referencia a su esposa como "reina Camilla". Un cambio que habría tenido la bendición de la propia Isabel II, quien esperaba hasta la celebración de sus 70 años en el trono para mostrar su absoluto respaldo a su nuera como futura reina consorte. Hasta entonces, se apuntaba a que la duquesa de Cornualles sería conocida como princesa una vez que su marido asumiera el trono.
Esta inclusión del título de su esposa forma parte de una reelaboración de los planes para el día de la coronación, que tendría lugar en la abadía de Westminster, como casi todos los acontecimientos que celebran los Windsor. El mismo sitio donde tuvo lugar la de su padre, Jorge VI, hace 85 años. Y claro, teniendo en cuenta la longevidad del reinado de Isabel II, es normal que cada cierto tiempo tengan que revisarse los planes de organización para adaptar la ceremonia de entronización a los tiempos. Y la que está planeada actualmente será mucho más sencilla y actualizada, con una duración más corta y, aunque mantendrá la espectacularidad de la monarquía británica, reflejará mejor los tiempos, con más diversidad religiosa, cultural y étnica.
Y, precisamente, uno de los detalles de esa ceremonia es la corona que llevará la duquesa de Cornualles el día que se convierta en reina consorte. Se trata de una de las piezas más valiosas e históricas del joyero real, llevado incluso a películas y que ha sido hasta motivo de disputa entre países. Hablamos de la corona que llevó la reina madre, entonces reina consorte, cuando su marido, Jorge VI, asumió el trono tras la abdicación de su hermano mayor, Eduardo VIII, que reinó apenas un año. Es una pieza que se fabricó desde cero con joyas que ya pertenecían a la colección de Buckingham y que desde hace unos años se pueden ver en la Torre de Londres. Elizabeth Bowes-Lyon lo llevaría después para las ceremonia de apertura del Parlamento, así como para la coronación de su hija, Isabel II, en 1952.
La corona tiene un marco de platino engastado con 2.800 diamantes, casi todos ellos en forma de cojín, pero también se encuentran algunos de talla rosa y algunos de talla brillante. La banda, con grupos formados por cruces y rectángulos, está bordeada con filas individuales de diamantes de talla brillante. Sobre la banda hay cuatro flores de lis y cuatro cruces patadas, también conocidas como templarias. Los cuatro semiarcos ahusados son desmontables y están rematados por un monde en pavé y una cruz, engastados con una réplica en cristal de roca del diamante de Lahore, que fue regalado a la reina Victoria por la Compañía de las Indias Orientales en 1851. Está equipada con un gorro de terciopelo morado y una banda de armiño.
Pero de todas las piedras preciosas que contiene, la más valiosa es el diamante Koh-i-noor, considerado superdiamante. Fue descubierto hace siete siglos en el pueblo indio de Kollur, y perteneció a los maharajás gobernantes hasta el sigo XIV, cuando fue pasando de sijs a mongoles y de mongoles a persas, en función de quien ganara la correspondiente guerra. En el siglo XIX pasó a manos británicas, como parte de los cuantiosos botines de guerra que, con la reina Victoria a la cabeza del Imperio, se llevaron a Inglaterra. Desde 1947, con la independencia de India del Reino Unido, se disputan su propiedad los gobiernos de India, Pakistán, Irán y Afganistán.
Desde luego, la piedra bien vale una disputa. El diamante pesa nada menos que 109 quilates, aunque en origen pasaba de los 180, antes de que la reina Victoria lo mandara tallar. Por las características, su valor económico es incalculable, aunque los más expertos lo cifran entre los 140 y los 400 millones de euros. La primera vez que se engastó en una corona fue en 1901, cuando subió al trono el rey Eduardo VII y su esposa, la princesa Alejandra de Dinamarca, lo llevó sobre su cabeza. Desde entonces solo ha sido lucido por mujeres, lo que responde a una supuesta maldición que cae sobre el diamante.
Como a muchas piedras preciosas, se le atribuye un mito que dice lo siguiente: "Quien posea este diamante dominará el mundo, pero también conocerá todas sus desgracias. Solo Dios o una mujer pueden llevarlo con impunidad". Así, haciendo caso de la superstición, solo ha sido llevado por mujeres desde que está en manos británicas, siendo la reina Victoria la única monarca que lo ha lucido. Un diamante mítico, de valor incalculable y muy codiciado, que podrá llevar Camilla en su corona cuando el príncipe Carlos se convierta en rey.
Tras el comunicado de la reina Isabel II expresando su "deseo sincero" de que su nuera, la duquesa de Cornualles, se convierta en reina consorte cuando su hijo asuma el trono, son numerosos los análisis que se hacen de la figura de Camilla, de cómo pasó de ser altamente impopular a ser un activo más que importante en Buckingham. No es un cambio que se haya dado de la noche a la mañana, desde luego, y tampoco ha pillado desprevenidos a los Windsor. De hecho, las últimas informaciones apuntan que el hecho de que se la vaya a considerar reina estaba planeado desde hace años. Incluso ya se ha dispuesto cuál será la corona que llevará Camilla cuando el príncipe Carlos sea proclamado rey.