Iñaki Urdangarin logra la libertad condicional: los motivos de peso de la jueza
El buen comportamiento del marido de la infanta Cristina y tener un trabajo en la asesoría de Vitoria han sido algunos de los puntos que la magistrada ha tenido en cuenta
Iñaki Urdangarin ya tiene la libertad condicional. El marido de la infanta Cristina llevaba meses batallando para lograr el nuevo régimen y esta semana le ha sido notificado que ha logrado su objetivo. Lo adelantaba en la mañana de este jueves ‘El Correo’ y en Vanitatis lo hemos confirmado con el letrado de Urdangarin, Mario Pascual Vives, quien nos informa de que su cliente ya puede disfrutar de su libertad.
La jueza de Vigilancia Penitenciaria de Bilbao, Ruth Alonso, es la responsable del cambio de situación penal de Urdangarin. En su resolución, la magistrada ha tenido en cuenta su buen comportamiento, su empleo en el despacho vitoriano Imaz&Asociados y el haber superado un pionero programa para presos por delitos económicos denominado Pideco. Nada tiene que ver su situación de pareja, algo que nos han dicho en reiteradas ocasiones desde la Dirección General de Instituciones Penitenciarias.
Hace ya unas semanas que el exduque de Palma cumple los requisitos básicos para acceder a la libertad condicional. Tal y como se indica en el Código Penal (CP), los supuestos para todo penado son: “Que se encuentre clasificado en tercer grado”, “que haya extinguido las tres cuartas partes de la pena impuesta” y “que haya observado buena conducta”. Tres condiciones que Urdangarin cumple a rajatabla.
Porque “para resolver sobre la suspensión de la ejecución del resto de la pena y concesión de la libertad condicional, el juez de vigilancia penitenciaria valorará la personalidad del penado, sus antecedentes, las circunstancias del delito cometido, la relevancia de los bienes jurídicos que podrían verse afectados por una reiteración en el delito, su conducta durante el cumplimiento de la pena, sus circunstancias familiares y sociales y los efectos que quepa esperar de la propia suspensión de la ejecución y del cumplimiento de las medidas que fueren impuestas”.
El divorcio, irrelevante
¿Y si uno de ellos estuviera en un proceso de divorcio? “Eso es totalmente irrelevante en este caso”, nos dicen. Nos desmienten así las especulaciones que señalan que cuando la Infanta y Urdangarin anunciaron su separación temporal, no usaron la palabra divorcio a petición de él, quien temía que eso afectara a su petición de libertad condicional. No ha sido así, nos dicen fuentes solventes, y además, por el momento, no hay proceso de divorcio alguno.
Tener un trabajo y un domicilio son fundamentales para lograr la condicional, aunque a veces es el propio juzgado o Instituciones Penitenciarias quienes facilitan el acceso al mundo laboral y un lugar donde vivir a los presos para que puedan reinsertarse en la vida cotidiana, algo que queda claro que Urdangarin no necesita. Arropado por su familia de forma inapelable, el todavía marido de la Infanta vive una situación idónea que ha pesado como un yunque en la decisión de la jueza.
Estabilidad familiar
Cabe recordar que Urdangarin ha cumplido condena por malversación, prevaricación, fraude a la Administración, dos delitos fiscales y tráfico de influencias. En estos 3 años y 9 meses transcurridos bajo el paraguas de Instituciones Penitenciarias y, desde octubre, del Gobierno vasco, Urdangarin ha pasado por varios estados.
Hace ya un año que logró el ansiado tercer grado, decisión en la que también tuvo mucho que ver su buen comportamiento en prisión y su estabilidad familiar y social. Tanto es así que pasó al nuevo régimen en tercer grado, ni siquiera se le impuso el uso de control telemático, la famosa pulsera. Este año, Urdangarin, al igual que su exsocio, Diego Torres, cumplían tres cuartas partes de su condena, lo que para sus abogados era motivo más que justificado para que el juez les otorgara la libertad condicional.
Hace unos meses, Urdangarin pretendía poder cumplir ese régimen en el extranjero, en Ginebra con su mujer, algo que por ahora se ha descartado, lo que le facilita mucho más las cosas. Porque, como hemos podido comprobar en recientes publicaciones, Urdangarin mantiene su relación con Ainhoa Armentia. Aunque por un lado pedía perdón a la Infanta y le aseguraba que haría lo posible para recomponer su relacion, tal como nos cuentan desde el círculo íntimo de ambos, por otro seguía pendiente de su compañera de trabajo.
Cierto es que cuando aparecieron las fotografías de ambos, de la mano, en una playa de Hossegor, al norte de Bidart, la relación sentimental se frenó en seco. Fue entonces cuando el marido de doña Cristina intentó recuperarla, y atribuía su 'mala cabeza' a su paso por prisión y los duros momentos que ha vivido. Su mujer, enfadada y devastada, entendía en parte los argumentos de Urdangarin y no se veía capaz de tomar una decisión. Racional y con un carácter fuerte, doña Cristina quería esperar a que todo bajara de intensidad. Hasta que se supo que aquella relación, que en teoría había sido pasajera y estaba ya en el olvido, seguía viva. Y de qué manera.
Iñaki Urdangarin ya tiene la libertad condicional. El marido de la infanta Cristina llevaba meses batallando para lograr el nuevo régimen y esta semana le ha sido notificado que ha logrado su objetivo. Lo adelantaba en la mañana de este jueves ‘El Correo’ y en Vanitatis lo hemos confirmado con el letrado de Urdangarin, Mario Pascual Vives, quien nos informa de que su cliente ya puede disfrutar de su libertad.
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