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La soledad de la infanta Cristina sin su familia política: el otro fleco inesperado de la separación
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FAMILIA DEL REY

La soledad de la infanta Cristina sin su familia política: el otro fleco inesperado de la separación

Cristina de Borbón rompió las relaciones con su familia 'real' y apostó por la de su marido. Los Urdangarin se convirtieron en su sostén y ahora se siente traicionada

Foto: La infanta Cristina. (Reuters)
La infanta Cristina. (Reuters)

No es la infidelidad la única traición que la infanta Cristina siente que ha sufrido en los últimos meses. Pensar que puede perder el apoyo de la familia de Iñaki Urdangarin, con quien se había casi mimetizado, es algo que la ha dejado muy tocada. Las decepciones se van sumando, nos dicen desde su entorno, y está en un punto en el que no entiende nada.

La hermana de Felipe VI tuvo que apostar por su marido o por su familia natal, y se decantó por lo primero. Con todo lo que ello comportaba. Dejó de pisar la ‘casa’ en la que se crio, esto es, el palacio de la Zarzuela, rompió relaciones con su padre y su hermano. Rompió todos los moldes imaginados para permanecer junto a su marido, a quien siempre ha querido por encima de lo imposible. Y entonces se creó aquel famoso 'cordón sanitario' en torno a ella y su familia.

placeholder Tenso encuentro entre las Infantas y los Reyes. (EFE/Emilio Naranjo)
Tenso encuentro entre las Infantas y los Reyes. (EFE/Emilio Naranjo)

Con el tiempo logró recomponer su relación con Juan Carlos I, pero con su hermano, Felipe VI, ha sido todo mucho más complicado. Porque cuando el actual Rey decidió retirarle el duquesado de Palma, la poca relación que tenían se rompió. Y los hermanos dejaron incluso de hablarse. A partir del momento en el que Urdangarin fue condenado, la infanta Cristina ni siquiera volvió a Marivent. Sí que fueron sus hijos, pero tuvo que ser a escondidas. Desde aquel momento, la familia de su marido fue su gran apoyo. Con ellos pasaba vacaciones de verano, Navidad, aniversarios.... Y ahora ver las imágenes de Iñaki en casa de su madre, acompañado de Ainhoa Armentia ha sido un nuevo golpe. Recordemos que su suegra, Claire Liebaert, la ha tratado siempre como a una hija más que como a una nuera.

Foto: La infanta Cristina y el rey Juan Carlos en 2003. (Eric Vandeville / Getty)

También para la infanta Elena esta nueva etapa ha supuesto un disgusto. Tiene miedo de que doña Cristina se sienta abandonada, ya no solo por su marido, sino por la familia de este. Al ser el pequeño de siete, Iñaki ha sido siempre el más mimado, el ojo derecho de sus hermanas. Y su mujer era parte de su familia, una más.

En 'casa Urdangarin'

Las imágenes de Urdangarin, decíamos, reuniéndose con Ainhoa Armentia en la casa materna ha sido la última estocada emocional para la infanta Cristina. Esta visibilidad no se la esperaba, porque además le preocupa que sus hijos sufran con los movimientos del padre. La Infanta vive estos momentos encerrada en casa, en Ginebra, de donde casi no sale. Teletrabaja casi siempre, no queda con nadie y se refugia en su soledad, nos cuentan desde su círculo, dolida.

Foto: Las infantas Elena y Cristina. (Getty)

Hay que recordar que ya hubo un perdón por parte de Cristina cuando tuvo lugar una situación parecida. El noviazgo que mantiene con la que ha sido su compañera de trabajo ya sorprendió al círculo más íntimo. Y se sorprende ahora al imaginar que la familia de Urdangarin acepta esta nueva relación.

Separación total

Cuando estalló el caso Nóos se estableció el famoso cordón sanitario por parte de Zarzuela para salvar la institución, y ella escogió claramente el bando en el que se situaba. Así, los Urdangarin de Borbón dejaron de compartir vida familiar pública con Felipe y Letizia. Cuando aún eran menores de edad, los cuatro Urdangarin mantenían relación con las primas Borbón Ortiz, en especial cuando se instalaban en el palacio con la abuela, la reina Sofía. Fue gracias a la intervención de don Juan Carlos, nos contaron en su momento desde el entorno del emérito, que todos los nietos Borbón mantuvieron una buena relación. Antes de la pandemia, cada vez que doña Cristina y sus hijos viajaban a Madrid (y lo hacían a menudo) se instalaban en Zarzuela, residencia oficial, sí, y también es la casa de los abuelos.

Foto: Irene Urdangarin, en la clínica Quirón. (Cordon Press)

Incluso había 'fiestas de pijamas' en el palacio en el que residen los actuales Reyes, llamado el Palacio Asturias por los amigos de Felipe VI y la Casa de la Colina por Juan Carlos I. Irene Urdangarin ha dormido muchas noches en casa de sus primas, algo que hemos contado en estas páginas. Eran unos encuentros donde la complicidad y la amistad con sus primas era evidente.

Claire Liebaert, su 'otra madre'

Ahora, la ruptura con Urdangarin ha servido para unir más a doña Cristina con su hermana y también con el Rey emérito. Antes, ella siempre se había sentido parte del clan Urdangarin, una familia numerosa, cálida y divertida en la que las mujeres tienen un gran peso.

Claire Liebaert, viuda desde hace años, siempre ha estado junto a su nuera, a quien le había jurado ‘amor y gratitud eternos’. Y sus cuñadas se convirtieron en sus grandes amigas, sobre todo desde que Urdangarin ingresó en prisión. Entonces eran ellas quienes ejercían de familia con una mujer que se había quedado sola, en la distancia, con sus hijos. Durante el juicio del caso Nóos, por ejemplo, Clara y Mikel, el único hermano varón de Iñaki, estuvieron en Palma de Mallorca, como un apoyo para el matrimonio, que pasaba sus peores momentos. Entre ellos había abrazos y miradas cómplices.

Foto: iñaki Urdangarin, en una imagen de archivo. (EFE/David Aguilar)

La relación era tan íntima que incluso Carlota Gui, hija de Ana Urdangarin, la mayor de todos, se instaló un tiempo en Ginebra en casa de la Infanta y su marido. Lo contamos en Vanitatis: era una más en casa. Ana, además, siempre ha sido una de las grandes amigas de doña Cristina: juntas han competido incluso en algunas carreras en Ginebra. Y ahora ha quedado todo en una complicada situación. Sobre todo cuando la Infanta ha visto a su todavía marido entrar y salir de la casa de su madre con su nueva pareja: una puñalada (acaso la última) que no esperaba.

No es la infidelidad la única traición que la infanta Cristina siente que ha sufrido en los últimos meses. Pensar que puede perder el apoyo de la familia de Iñaki Urdangarin, con quien se había casi mimetizado, es algo que la ha dejado muy tocada. Las decepciones se van sumando, nos dicen desde su entorno, y está en un punto en el que no entiende nada.

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