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Victoria Federica: de chupar el calcetín a reivindicar a don Juan Carlos, como rey
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EN EL PUNTO DE MIRA

Victoria Federica: de chupar el calcetín a reivindicar a don Juan Carlos, como rey

La hija de Jaime de Marichalar y la infanta Elena está en el punto de mira desde que ha decidido convertirse en una influencer de facto

Foto: Jorge Bárcenas y Victoria Federica, en un evento. (Getty)
Jorge Bárcenas y Victoria Federica, en un evento. (Getty)

De pequeña era habitual verla siempre con un calcetín en la mano que se llevaba a la boca en cuanto no la vigilaban. Una costumbre que con el tiempo desapareció. La niñita del calcetín de colores, feúcha y tímida hasta la exageración, se ha convertido en la chica de moda de la que todos hablan y comentan. Victoria Federica no lo va a tener fácil a partir de ahora. Si va a un photocall porque va, si no habla porque no habla, si no saluda es una maleducada y si baja la ventanilla del coche y lo hace es prepotente. Va a ser duro al dejar de ser invisible para convertirse en una influencer con lo que eso supone.

Por la mañana la quieren y por la tarde las redes sociales explotan y los mensajes de aprobación se convierten en agresivos. Y en esos lotes verbales cabe hasta cuestionar la forma de Estado aunque no venga a cuento. Victoria, Vic para los amigos y Vikifede para la prensa, tiene que andarse con ojo para que el interés mediático que ha despertado no acabe con ella. Es muy joven y con 21 años se puede meter mucho la pata. Ella y cualquiera. Por eso resulta peligroso que la suban a los altares del lujo como que se critique constantemente lo que hace.

placeholder Victoria Federica de Marichalar, en la gala de San Isidro el pasado lunes. (Gtres/Sergio Rodríguez)
Victoria Federica de Marichalar, en la gala de San Isidro el pasado lunes. (Gtres/Sergio Rodríguez)

Ha tenido momentos complicados que han quedado reflejados en la prensa. Se saltó el confinamiento y se fue a Extremadura con su novio. Que lo hiciera más gente no servía de excusa. Aparcó en lugar prohibido y pidió explicaciones a quien la multaba. Es carne de titular, pero mucho menos que su hermano Froilán.

Está orgullosa de su organigrama vital como hija de infanta, sobrina de rey y nieta también de rey. Precisamente por su álbum familiar, ya se mira con lupa lo que hace y dice. Muchas veces sus salidas de pata de banco sirven como excusa para dar caña a la institución que preside Felipe VI.

Se ha hecho visible con un posado mágico para la revista 'Elle' donde se ha analizado hasta el mínimo detalle. Desde los posibles retoques estéticos a las firmas que ha lucido pasando por el mensaje directo reivindicando la figura de don Juan Carlos como abuelo y como rey. Este apartado ha sido donde más críticas ha recibido y quizá sea el que menos habría que censurar.

placeholder Froilán. (Cordon Press)
Froilán. (Cordon Press)

Cuando sus padres se divorciaron, con la gran repercusión mediática que supuso que la madre se convirtiera en la primera infanta de España que rompía el matrimonio legalmente, los abuelos maternos estuvieron muy atentos. Los Reyes eméritos se volcaron con Froilán y Victoria Federica, que pasaban tiempo en Zarzuela. De esos momentos de convivencia se creó un vínculo muy potente, sobre todo con don Juan Carlos, que comenzó a llevar a los nietos a Las Ventas o a la Maestranza sevillana. Y de paso a compartir las rutas gastronómicas por cualquier zona de España. Cuando era pequeña dio clases de piano y, como contaba en una ocasión las princesa Irene, “lo hacía muy bien”.

A Victoria Federica le han preguntado por el anterior jefe del Estado y ha contestado con total naturalidad que el Rey emérito es su figura favorita. No hubo comentario colateral sobre sus primas (Leonor y Sofía), con las que se ve poco. Los cuatro años de diferencia no marcan la distancia, sino la escasa relación que hay entre su madre y los reyes Felipe y Letizia. A la infanta Elena le tocó pagar los platos rotos que rompió su cuñado Urdangarin por sus tropelías.

De pequeña era habitual verla siempre con un calcetín en la mano que se llevaba a la boca en cuanto no la vigilaban. Una costumbre que con el tiempo desapareció. La niñita del calcetín de colores, feúcha y tímida hasta la exageración, se ha convertido en la chica de moda de la que todos hablan y comentan. Victoria Federica no lo va a tener fácil a partir de ahora. Si va a un photocall porque va, si no habla porque no habla, si no saluda es una maleducada y si baja la ventanilla del coche y lo hace es prepotente. Va a ser duro al dejar de ser invisible para convertirse en una influencer con lo que eso supone.

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