Ernesto de Hannover afronta con su novia y en Madrid el juicio contra su hijo

Todo tranquilidad y sonrisas. Y en su caso, no es fácil decir ni una cosa ni la otra. Así afronta el príncipe Ernesto de Hannover el juicio contra su hijo, que se celebra este jueves en el Tribunal Regional de la ciudad alemana de la que es originario. Lo hace con su novia, Claudia Stilianopoulos, y en Madrid, una señal clara de que no tiene previsto presentarse a esta primera vista del litigio que emprendía a finales de 2020 contra su hijo mayor. El príncipe alemán no está obligado, dado que el juez decidió que no era necesaria su comparecencia personal para esta primera audiencia. Y él se lo ha tomado al pie de la letra.

El príncipe alemán era sorprendido por los reporteros de prensa este mismo miércoles en la capital, horas antes de que dé comienzo el esperado proceso judicial que enfrenta a padre e hijo, después de la demanda millonaria que el primero interpuso a su primogénito y heredero a finales de 2020. Por ella le reclama varias de las propiedades que le cedió en su momento, en una especie de herencia anticipada, y que, según él, Ernesto júnior no ha gestionado de la forma más clara posible, acusándolo de haberse quedado con varias antigüedades y obras de arte que estaban en las propiedades que ahora quiere de vuelta.

Curiosamente, la prensa sorprendía al exmarido de Carolina de Mónaco -o marido, teniendo en cuenta que nunca han firmado el divorcio- entrando en el hotel Villa Magna, uno de los más conocidos de la capital y el que se supone que es el nuevo centro de operaciones del príncipe alemán en Madrid. Sería un dato sin demasiada importancia si no fuera por los supuestos problemas que ha tenido con el alojamiento donde se encontraba anteriormente, según contaban varios portales durante el fin de semana.

Junto a él y en estas horas cruciales antes de que se inicie el proceso, su novia, Claudia Stilianopoulos, uno de los principales motivos por los que Ernesto de Hannover pasa cada vez más tiempo en la capital, si no se puede considerar que se ha instalado ya definitivamente. El otro, su hijo Christian. O más bien, sus nietos, los mellizos Nicolás y Sofía, a los que tuvo ocasión de conocer el verano pasado, disfrutando de unos días de vacaciones en Ibiza. Desde entonces y tras retomar la relación con su hijo pequeño, que había pasado por un bache, Ernesto tiene posibilidad de pasar cada vez más tiempo con los dos pequeños, aunque es cierto que su compañía habitual es su pareja, la hija de Pitita Ridruejo.

Así que no podía ser de otra forma: con ella ha querido afrontar estas últimas horas antes de que dé comienzo el juicio que lo enfrenta a su hijo y que tenía que haberse celebrado el pasado noviembre. La pareja ha protagonizado un encuentro con la prensa bastante menos tenso que el que tuvimos que contar en este portal hace solo unos días, después de que el programa ‘Ya son las ocho’ emitiera unas imágenes del príncipe güelfo provocando un desagradable altercado con una operadora de cámara y su compañera, que intentaban hacerle unas preguntas. Lógicamente y por su airada reacción, sin mucho éxito.

Desde luego, en estas imágenes Ernesto de Hannover no parece precisamente nervioso, a pesar de que la vista de este jueves supone el arranque de un proceso judicial crucial, no solo para el patrimonio de la Casa Güelfa, sino también para la relación entre padre e hijo, que se resiente desde hace varios años. El punto culminante fue el intento que hizo Ernesto júnior de vender el castillo de Marienburg, que gestionaba desde 2004, como parte de esas propiedades que su padre le cedió. La idea era que el estado de Baja Sajonia se hiciera cargo de los 27 millones de euros que costaba reformar y acondicionar esta propiedad, que es la joya de la corona del patrimonio de los Hannover. El precio, un euro. Una cantidad más que simbólica que indignó al príncipe, quien finalmente consiguió paralizar la venta.

El novio de Claudia Stilianopoulos acusa a su heredero de haber intentado hacerse con el control del patrimonio de la Casa Hannover a sus espaldas, pero también le echa en cara bastantes cosas en el plano personal, y lo acusa de “haber abandonado y negado su apoyo a su padre” -palabras que recoge la demanda que tiene en sus manos el Tribunal Regional de Hannover-, en un momento en el que vivía en Austria y estaba "muy enfermo". Hay que recordar los numerosos problemas que Ernesto tuvo en 2019 precisamente en la finca en la que residía y por los que acabó sentado en el banquillo y condenado a diez meses de prisión. Un momento en el que tocó fondo y en el que no recibió ningún tipo de ayuda de su primogénito, siempre según sus palabras.

Todo esto se dilucidará a partir de este jueves y será un juez en el que dictamine si Ernesto padre lleva razón y su hijo se apropió indebidamente de obras de arte y otros tesoros incluidos en el patrimonio de la Casa Güelfa. Pero, desde luego y a juzgar por estas imágenes, no parece en absoluto angustiado por el comienzo del proceso, que vive con la mayor de las calmas y la sonrisa en su boca, dos elementos casi nuevos al hablar del polémico príncipe.