Telma Ortiz y una noche secreta en la ópera jugando al despiste

Telma Ortiz, hermana de la Reina, y su novio, Robert Gavin, acudieron el martes pasado al Teatro Real. Se estrenaba 'El ángel de fuego', una obra de Serguéi Prokófiev y con la adaptación de Calixto Bieito como director de escena. La pareja llevaba tiempo sin aparecer en un acto público y las únicas imágenes que había de la tía de la princesa Leonor eran paseando con su bebé en compañía de su madre, Paloma Rocasolano.

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N.Tiburcio

A diferencia de Telma, su madre nunca pone pegas al trabajo de la prensa aunque la pillen en la calle sin arreglar. La hija, Telma, todo lo contrario, salvo que tenga interés en que se la vea, como sucedió hace unos años en el teatro Campoamor, en Oviedo, en el acto presidido por los Reyes y donde su sobrina hizo su primer discurso en la entrega de los premios que llevan su nombre.

Esa noche llamaba la atención de los conocidos levantándose de su asiento y saludando y en otros momentos, antes de que comenzara el acto, abrazándose a su novio, del que solo se sabía que era el marido de la cantante de The Corrs.

El martes pasado, en cambio, no quiso protagonismo aunque acudía a un estreno donde siempre hay fotógrafos y redactores en la puerta. A pesar de que la saludaron, no quiso pararse y entró a la carrera.

Lo más llamativo y que nada tenía que ver con su actitud pasada cuando trató de visibilizar su relación con Gavin, padre del hijo que tienen en común, fue su actitud. Llegaron juntos al Teatro Real, pero al ver a la prensa, se separaron. Primero entró la cuñada de Felipe VI y al poco Gavin.

Dentro de la sala volvieron a reunirse, como era lo natural en una relación que lleva ya tiempo y donde hay un bebé en común.

El día del estreno, otros asistentes especiales fueron Mario Vargas Llosa e Isabel Preysler, que no tuvieron inconveniente en facilitar el trabajo de la prensa.

Desde que vive en Madrid, Telma Ortiz hace una vida mucho más familiar con la reina Letizia y suelen compartir almuerzos de fines de semana en el Pabellón del Príncipe, que así se conoce en Zarzuela la mansión en la que vive el jefe del Estado con su mujer y sus hijas.