Cita en Ginebra de la infanta Cristina y Urdangarin: ni reconciliación ni divorcio
El exduque de Palma fue en coche hasta la ciudad suiza, donde se reunió con su mujer y pasó unos días con su hija, Irene. La Infanta aprovechó para irse a Madrid con su madre
El tercer y más reciente viaje de Iñaki Urdangarin a Ginebra desde que se conoció su relación con Ainhoa Armentia ha levantado muchas suspicacias. El todavía marido de la infanta Cristina estuvo en la ciudad suiza la pasada semana y se quedó allí unos días, donde se reunió con su mujer y pasó tiempo con su hija. Y mientras él permanecía en Suiza unos días, la madre de sus hijos aprovechó para viajar hasta Madrid.
Lo ha contado ‘¡Hola!’ y Vanitatis lo ha podido confirmar. El exduque de Palma estuvo en Ginebra, cierto, aunque ni para reconciliarse con su mujer ni para firmar ningún divorcio. La pareja está separada de facto y por el momento así seguirán, sin cambios a la vista.
El matrimonio se encontró en un hotel cerca del lago, tal como informó una española que los vio y llamó a ‘Sálvame’. Así es como lo contaba la mujer que destapó el viaje de Urdangarin: “Pasé por la calle donde está el lago y allí estaban los dos, andando, luego ella se metió en el hotel. Es un paseo en el que todo el mundo está, pero hay un hotel al que va la gente de dinero y no sé si ella vive allí porque ella entró y él la esperaba”.
En el hotel estuvieron un rato y después salieron a pasear por las inmediaciones de esta céntrica zona, lo que sirvió para que el programa se hiciera eco del viaje. Tal como hemos podido saber, la forma de moverse de Urdangarin de Vitoria a Ginebra ha sido esta vez como las anteriores, en coche. Pero a diferencia de las otras veces, en las que algún escolta de la infanta Cristina le ha ayudado en la conducción para no tener que ir al volante 10 horas seguidas, en esta ocasión ha ido solo. Sus escoltas, los que todavía mantiene, no le acompañan nunca cuando sale al extranjero.
La casa que nunca fue suya
Urdangarin quería aprovechar la visita, además, para estar con su hija, Irene, a quien ha visto poco en las últimas semanas. En este sentido, se alojó en la casa familiar, más concretamente, la casa de su mujer. Porque ese apartamento nunca ha sido suyo puesto que la Infanta se mudó del casco antiguo de Ginebra a otra zona, más comercial, mientras él estaba en prisión.
Urdangarin se quedó en este piso unos días, como ha hecho las otras veces que ha viajado a Ginebra este año. Su mujer, mientras tanto, viajó hasta Madrid, donde todo indica que se encontró con su madre, la reina Sofía, y con su hermana, la infanta Elena. Desde que el matrimonio se rompió, doña Cristina casi no había visto a la Reina emérita.
Hace un mes aproximadamente, cuando la Infanta estuvo en Barcelona 10 días para estar con su hijo Pablo, aprovechó su estancia en España para hacer un corto viaje de ida y vuelta de Barcelona a Madrid. Lo hizo intentando no ser vista, aunque en el mismo vuelo iba la periodista Chelo García Cortés, que la reconoció e informó de lo sucedido a sus compañeros televisivos.
Refugio suizo
La Infanta intentó pasar desapercibida porque no está cómoda con el nuevo foco mediático. Por este motivo trata de permanecer en su casa de Ginebra, de la que pocos conocen su paradero, y ni siquiera acude a diario a sus oficinas de la Fundación Aga Khan en el centro. Todo esto contrasta con la exposición mediática a la que se ha sometido Urdangarin, quien ha dado incluso una entrevista para contar sus nuevos objetivos profesionales.
Lo importante ahora para ambos, lo han dicho ellos en varias ocasiones, es la estabilidad de sus cuatro hijos. Y por este motivo mantienen un trato cordial aunque tenso, según nos comentan quienes les conocen. Urdangarin trata de dejar atrás los últimos años de su vida, los que pasó preso, y considera que para ello, en estos momentos, necesita distanciarse de su mujer y el resto de su familia política.
Distancia insalvable
Según comentan quienes le conocen, el marido de doña Cristina se ha sentido “utilizado” y considera que no se merecía pasar todo ese tiempo en prisión. Por eso, cuando a alguno se le pregunta por el posible enfado de la Infanta ante las imágenes de su marido con otra mujer, no dudan en decir que “es él quien tiene derecho y motivos para estar enfadado, no ella”.
El distanciamiento entre ambos ha afectado a sus amigos en parte, puesto que unos han tomado partido por él mientras que otros lo han hecho por ella. Así, mientras desde el entorno de Urdangarin se le defiende y se entiende su posición, desde el de doña Cristina sucede lo mismo. “Ella ha luchado por toda su familia, incluido su marido, y así le paga”, nos dicen algunos de sus amigos más cercanos. La distancia es clara aunque ellos tratan de acercar posturas, aunque sea por el bien de sus hijos.
El tercer y más reciente viaje de Iñaki Urdangarin a Ginebra desde que se conoció su relación con Ainhoa Armentia ha levantado muchas suspicacias. El todavía marido de la infanta Cristina estuvo en la ciudad suiza la pasada semana y se quedó allí unos días, donde se reunió con su mujer y pasó tiempo con su hija. Y mientras él permanecía en Suiza unos días, la madre de sus hijos aprovechó para viajar hasta Madrid.
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