La infanta Cristina e Iñaki Urdangarin ponen en marcha el proceso de divorcio: las claves
El matrimonio ha acordado su separación legal, que será dentro de un tiempo aunque ya hay papeles en marcha. Será lento, tranquilo, de mutuo acuerdo y desde el respeto máximo
Será un proceso lento, largo, tranquilo. La infanta Cristina y su marido, Iñaki Urdangarin, han decidido que no hay vuelta atrás en su relación y han iniciado el proceso de divorcio, una consecuencia lógica de la situación en la que se encuentran en estos momentos. Ha sido complicado llegar a este punto, en el que ambos están de acuerdo, tanto en el tiempo como en la forma. Ya hay papeles encima de la mesa, informa ‘¡Hola!’, y aunque tardarán en firmar, no hay duda de que lo harán.
No quieren ni escándalos ni disputas, por el bien de sus cuatro hijos y por respeto hacia ellos mismos y su vida de matrimonio, un enlace que este septiembre que viene habría cumplido sus bodas de plata. En este contexto, el golpe inicial fue "muy duro para ambos". Así lo dicen quienes los conocen y hablan con ellos. No solo la infanta sufrió, también Urdangarin.
Pocos saben lo que han pasado, acaso solo ellos, aunque sus amigos y familiares pueden hacerse una idea y trasladárnosla a los medios. Nos cuentan que la infanta Cristina se quedó paralizada cuando supo de la existencia de unas fotografías de su marido con otra mujer porque no sabía nada de esta relación paralela.
La primera reacción
Era consciente de que Urdangarin no estaba en su mejor momento, tampoco su relación, pero le daba espacio y pensaba que era consecuencia del tiempo pasado en prisión. Tanto comprendía la situación que lo hablaron con sus hijos, cuando fueron de vacaciones a Baqueira antes de Navidades, para que lo entendieran. Por eso, cuando supo de la relación paralela, la hermana de Felipe VI se hundió primero y pasó después a la rabia, a un enfado mayúsculo que la llevó a hacer unas declaraciones de las que ahora no se siente orgullosa, nos dicen.
Aquellos primeros días, Urdangarin tampoco supo reaccionar con determinación. Al principio sufrió un golpe porque su ‘secreto’ había quedado a la luz y fue consciente de que tenía que tomar una decisión. Así que se subió a un coche y se fue a Ginebra: optó por pedir perdón y buscar la reconciliación con su mujer, una mujer que no se mostró receptiva como él pensaba.
Las dudas
Los amigos de ambos, en especial los de ella, daban cuenta del enfado de la hija de los Reyes eméritos, sí, pero recordaban con insistencia el amor que doña Cristina había sentido siempre por su marido. Tanto es así que ella misma, en su viaje a Abu Dabi, le recordó a su padre el proceso penitenciario de su marido para justificar, de algún modo, sus errores. Las palabras de su hija dejaron a don Juan Carlos descolocado, puesto que el Rey emérito temió que su hija no se divorciara. Ya no tiene que temer nada.
Porque Urdangarin, en lugar de darle un tiempo a su mujer y esperar a que las aguas se templaran, retomó la relación con Ainhoa Armentia, lo que rompió definitivamente el matrimonio. Fue entonces cuando doña Cristina dio un golpe en la mesa e hizo público su enfado, un enfado que ya no es tal. “Hay tristeza y decepción, pero seguirá habiendo respeto por los años y las experiencias vividas juntos, además están los hijos que son lo primero en la vida de Cristina”, nos dicen desde el entorno de ella.
En esto están entonces: empezar a tramitar su divorcio. Según ‘¡Hola!’, la demanda se presentará en Ginebra, que es lo que prevé la ley puesto que es la última residencia conyugal. Hay que tener en cuenta que la familia del Rey tiene un registro especial donde se inscriben todos los acontecimientos legales, desde los bautizos hasta las defunciones.
Capitulaciones
Aquí, en el Registro Civil de la Familia Real, es donde están consignadas las capitulaciones matrimoniales que ambos firmaron, como un mero trámite entonces, algo que ahora se antoja muy adecuado, sobre todo para una de las partes. Aunque no habrá tampoco batalla en este apartado, la parte económica, y eso que la Infanta juega con mucha ventaja. Tiene dos sueldos de cantidades importantes (uno de Obra Social La Caixa, donde sigue, y otro de la Fundación Aga Khan) mientras que él, por el momento, no tiene ingreso alguno.
Si los cuatro hijos son la clave, su manutención también lo será. Juan (22 años) vive entre Madrid y Reino Unido, estudia y no tiene ingresos. Pablo (21 años) reside en La Masía del Barça, por lo que no necesita tanta ayuda aunque la universidad privada en la que estudia, la European University, no es barata. Miguel (19 años) también estudia y vive fuera de casa, en su caso en Inglaterra, lo que supone un desembolso cuantioso. Irene (16), la pequeña, es la única que es menor de edad, por lo que, además de su manutención, se deberá hablar de custodia. Aunque sus estudios están basados en Ginebra, con lo que tampoco será complicado tomar decisiones.
Lo decimos así, de forma contundente, porque es lo que cuentan sus allegados: lo que suceda, y la manera en la que suceda, será por mutuo acuerdo. Así lo han decidido y así será. Y contarán, además, con el beneplácito de sus hijos, unos chicos que han sido educados con esmero y que han estado siempre junto a sus padres, en los momentos felices y en los más amargos. Como el actual.
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Será un proceso lento, largo, tranquilo. La infanta Cristina y su marido, Iñaki Urdangarin, han decidido que no hay vuelta atrás en su relación y han iniciado el proceso de divorcio, una consecuencia lógica de la situación en la que se encuentran en estos momentos. Ha sido complicado llegar a este punto, en el que ambos están de acuerdo, tanto en el tiempo como en la forma. Ya hay papeles encima de la mesa, informa ‘¡Hola!’, y aunque tardarán en firmar, no hay duda de que lo harán.