El nuevo reino de Urdangarin y Armentia: estos son los enclaves de su 'ruta del amor'
De parques naturales cercanos a Vitoria a sus clases de yoga pasando por el País Vasco francés, la nueva pareja cuenta con sus refugios, donde tratan de hacer vida normal
Iñaki Urdangarin y Ainhoa Armentia tienen su propio reino, paisajes a los que acuden con frecuencia, donde pasean, intiman algo más. Lugares a los que volver. Con el proceso de divorcio de la infanta Cristina ya en marcha y el futuro despejado, la pareja trata de hacer vida normal sin temor a que les hagan fotografías. Ya no hay escándalo, toca normalidad.
Tranquilos, pues, como si nadie los conociera, Iñaki y Ainhoa pasean por sus paisajes, que son los favoritos de ambos. Los bosques de Álava, por ejemplo, son uno de los escenarios en los que se les ha visto con mucha frecuencia, según cuenta '¡Hola!', en especial el Parque Provincial de Garaio.
Tal como informan en la propia web de este enclave natural, el parque, a unos 25 kilómetros de Vitoria, está situado en los aledaños del antiguo pueblo del que toma el nombre, a orillas del embalse de Ullíbarri-Gamboa. Garaio forma una pequeña península de 116 hectáreas que se adentra en el embalse a la altura de la desembocadura del río Zadorra.
Arces y petirrojos
Hasta aquí se desplazó Urdangarin con su familia cuando se publicaron las fotografías en las que aparecía con Armentia. Un refugio verde y natural en el que puede pasear en paz. Este espacio, situado al borde de la lámina de agua con suaves colinas y extensas campas alternadas con bosquetes, es un enclave apropiado para vivir la naturaleza, aprendiendo a cuidarla, conservarla, quererla. Endrinos, espinos albares, majuelos, arces, fresnos, cigüeñas, petirrojos, arrendajos, carboneros, lavanderas, mariposas, tejones o erizos son algunos ejemplos de flora y fauna que podemos descubrir y disfrutar.
En este parque está el embalse Ullíbarri-Gamboa, decíamos, un enclave en el que se les ha fotografiado de paseo, casi siempre abrazados, admirando la naturaleza de la zona. A Urdangarin siempre le gustó mucho el monte, perderse con su bicicleta bosque adentro, y lo hacía siempre con sus escoltas. Sus policías favoritos siempre fueron aquellos que le podían acompañar al trote o a pedales por la montaña. Porque iba solo o con amigos, nunca con su mujer. Esa afición no la compartió nunca con la Infanta, quien prefería caminar antes que correr y quien, aunque siempre hizo mucho deporte, incluso aerobic en el gimnasio, nunca fue una apasionada de la montaña y la bicicleta.
Bicicleta y running
Ainhoa es más deportista y comparte con Urdangarin sus aficiones, también ahora el yoga, nueva práctica en la vida del exduque. La meditación le ayudó en prisión, donde se especializó en coaching y psicología, y donde integró el yoga como una práctica para mantener la cabeza en su sitio. Lo ha contado él mismo.
Y ahora acude junto a su novia al centro Yoga Sanatana Dharma, donde se les han hecho algunas fotografías, las mismas que llevaron a la Infanta a decidir romper su matrimonio definitivamente. Aunque al ver las imágenes uno puede llegar a la conclusión de que Iñaki ya lo había dado por roto por mucho que le dijera a ella que no, que lo sentía.
El todavía marido de la infanta Cristina puede disfrutar de su afición por lo verde, sobre todo en una ciudad, Vitoria, declarada capital verde internacional, la única de España con este certificado. En la ciudad se mueve mucho en bicicleta y también en un coche que le ha prestado un amigo.
Vitoria es su nueva casa, donde casi nunca antes había vivido (estuvo solo dos años en su adolescencia), y allí se encuentra a gusto. Su familia es fuerte en el lugar y eso le ayuda a sentirse respaldado. Eso y que Ainhoa, según la misma revista, es amiga de uno de sus cuñados, con lo que el círculo es íntimo y la pareja cuenta con apoyos dentro de la familia.
Casa familiar
Es la familia la que tiene casa en Bidart, otro de los lugares que han escogido Urdangarin y Armentia para disfrutar de su relación en libertad. Hasta Francia se desplazaban para no ser vistos cuando decidieron mantener su relación en secreto, y ahora lo siguen haciendo. En Vitoria, además de los aledaños a las oficinas de Imaz & Asociados, donde ambos trabajaban, frecuentan también casas de amigos y la casa familiar de Urdangarin, en Ciudad Jardín, donde vive con su madre, Claire Liebaert, quien adora a su nuera pero acepta la nueva vida de su hijo, el único de los siete que se ha separado. Si en algo se han caracterizado los Urdangarin en su vida es por la unión que les mantiene siempre juntos, apoyándose unos a otros pase lo que pase. Como ahora.
Aquellas primeras imágenes de Iñaki con otra mujer sorprendieron a todos, cierto, pero eso quedó ya atrás. Ahora miran al futuro, la pareja y sus allegados. Aquellas fotografías que se publicaron de ambos estaban tomadas en Las Landas, cerca de Capbreton, una playa muy cercana a Bidart pero con menos españoles y menos turistas. Quienes conocen el paisaje lo identificaron enseguida: playas con dunas, vegetación, surfistas y las vallas de madera que rodean el lugar. Nada que ver con el paseo marítimo de Bidart, más urbano y más frecuentado por españoles.
Bidart y Biarritz son otros dos de los puntos que la pareja frecuenta. Los hemos visto en un restaurante de la zona, juntos antes de que su relación se hiciera pública. Y ahora vuelven, ya relajados, decíamos, y felices. Porque, según dicen los amigos de Urdangarin, “hacía tiempo que no se le veía tan feliz”.
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Iñaki Urdangarin y Ainhoa Armentia tienen su propio reino, paisajes a los que acuden con frecuencia, donde pasean, intiman algo más. Lugares a los que volver. Con el proceso de divorcio de la infanta Cristina ya en marcha y el futuro despejado, la pareja trata de hacer vida normal sin temor a que les hagan fotografías. Ya no hay escándalo, toca normalidad.