Meghan Markle vuelve a Europa (con parada técnica en UK) dos años después del Megxit: las claves de su regreso
Su esperada vuelta se ha producido en dos fases: una visita secreta a la reina Isabel II y un desembarco más publicitado en los Países Bajos
Ni acercar posturas con la familia real británica ni que el príncipe Carlos o la reina Isabel conozcan en persona a Lilibet Diana, el nuevo miembro de los Windsor-Markle. Nada parecía haber motivado lo suficiente en estos dos años a la duquesa de Sussex como para abandonar Estados Unidos y volver al país que, en su momento, la acogió con los brazos abiertos. Ha tenido que llegar Netflix y su contrato millonario para hacer que Meghan Markle vuelva a Europa dos años después del Megxit, y con varias claves para su regreso y algunas verdades y mentiras que han sobrevolado por este esperado viaje.
Ha tenido un último giro de guion con la escala técnica que realizaba la pareja este jueves, 14 de abril, en el Reino Unido para ver en una visita privada y muy secreta a la reina Isabel II y al príncipe Carlos, de la que no hay documento gráfico. Horas después, la pareja llegaba a la ciudad neerlandesa donde eran aclamados por un gran público congregado. La pareja acudía al estadio Zuiderpark acompañados por las autoridades locales. Allí una multitud de curiosos les esperaba para darles una calurosa bienvenida.
Era este pasado lunes cuando, tras adelantarlo el 'Mirror' vía exclusiva, los portavoces de Meghan y el príncipe Harry confirmaban que ella también estaría este sábado en la ceremonia de inauguración de los Juegos Invictus, creados hace unos años por el duque de Sussex y en los que compiten veteranos del ejército a los que guerras o maniobras militares han dejado secuelas físicas. Por supuesto, él no podía faltar y, tras dos años de suspensión por la situación sanitaria, se anunciaba hace unos meses que se celebrarían este mes en La Haya y que él mismo estaría en su apertura.
La vuelta a Europa con polémica
Harry decía sí a los Juegos Invictus y a los Países Bajos, pero rechazaba a su familia y volver a Reino Unido para el homenaje a su abuelo, el duque de Edimburgo, que tuvo lugar en la abadía de Westminster el pasado 29 de marzo. Precisamente, el funeral del príncipe Felipe, hace justo ahora un año, fue el motivo para el primero de los únicos dos viajes que Harry ha hecho a su país en estos dos años. El segundo, la inauguración de la estatua dedicada a Diana de Gales en los jardines del palacio de Kensington tres meses después.
Y, por supuesto, a esas dos citas el príncipe Harry acudía sin la compañía de Meghan, embarazada de seis meses en la primera y madre reciente en la segunda. Lilibet Diana se convertía en la excusa perfecta para que la duquesa de Sussex no tuviera que encontrarse de nuevo con su familia política. Un momento que se esperaba más que incómodo, especialmente tras la entrevista que la pareja concedió a Oprah Winfrey semanas antes, sin dudar en acusar a la familia real de racista, entre otras afirmaciones que no dejaba a ninguno de los Windsor en muy buen lugar. La duda que nos queda ahora es saber si el esperadísimo reencuentro de la pareja con la abuela del príncipe y su padre ha sido cordial o tensa. Tendremos que esperar a un comunicado de fuentes cercanas a la monarca o de ella misma.
A pesar de esa parada técnica, sigue habiendo una situación que se interpone entre los Sussex y su vuelta oficial y a lo grande al Reino Unido. Esta vez hablamos de su seguridad y del conflicto legal que iniciaba Harry hace unas semanas contra el Gobierno británico tras serle anunciado que no recibiría, como ciudadano civil y no perteneciente a la Casa Real, el "mismo grado" de seguridad de protección personal en Reino Unido. Él mismo explicaba en un comunicado que su deseo era viajar con su esposa y sus hijos al que había sido su hogar, pero que no se sentía "seguro" haciéndolo bajo los acuerdos de seguridad actuales. En los Países Bajos, los duques han recibido el estatus de 'VVIP' (very very important person) por lo que además de contar con su equipo de seguridad personal, habrá otro dependiente del gobierno neerlandés.
También es verdad que de haber asistido al servicio religioso por el duque de Edimburgo, en el que fueron los grandes ausentes, habrían gozado de la misma seguridad que el resto de la familia real y los numerosos royals que asistieron, además de que se habrían alojado en el recinto del castillo de Windsor, donde actualmente reside Isabel II, por lo que es difícil pensar que hubieran corrido algún tipo de peligro y que su idea sonara más como una excusa que una amenaza real.
Razones para el regreso
El dinero es poderoso caballero, como dejó escrito Francisco de Quevedo, y la pareja no tiene otra que, por mucho que tema por su seguridad, atenerse al contrato millonario que firmó hace año y medio con Netflix. Por eso, la plataforma de vídeo es la que ha conseguido que podamos ver a Meghan en Europa dos años después de abandonar Reino Unido.
Su inclusión en este viaje tiene que ver con el primer proyecto que la pareja está realizando para el gigante audiovisual, 'Heart of Invictus', esa serie documental que narra el camino de los participantes de los juegos hasta su celebración. En el proyecto, los Sussex participan como productores ejecutivos, pero además el príncipe Harry es el conductor del documental.
Así que podremos ver a la pareja, que llegaba este viernes a La Haya, no solo en la ceremonia de inauguración, que tiene lugar este sábado a las 18:30 horas, sino en las diversas competiciones que se celebran durante toda la jornada. Eso sí, les veremos seguidos por las cámaras bien de cerca, aunque serán las cámaras que graban este documental y no las de paparazzi, esas por las que se instalaron en una de las zonas más privadas y seguras de Santa Bárbara.
Aunque no queremos poner la responsabilidad del regreso de Meghan Markle a Europa solo a Netflix, ya que los Invictus Games han formado parte de la historia de amor de los duques de Sussex. Fue en los celebrados en Toronto, en septiembre de 2017, cuando se tuvo la confirmación del romance de la pareja al aparecer juntos y ser la exactriz -que entonces rodaba en Canadá 'Suits'- el gran reclamo para la prensa.
Más tarde, en 2018, ambos pudieron asistir a los de Sidney, cuando se encontraban de viaje oficial por varios países de Oceanía, precisamente coincidiendo con la noticia del primer embarazo de Meghan. Así que esta quinta celebración de los Invictus no va a ser una excepción y también van a marcar un antes y un después en la historia de la pareja por suponer el primer viaje que hacen juntos a Europa tras el Megxit.
Y no podemos olvidarnos de que realizan esta visita y se encuentran en La Haya como ciudadanos privados, algo que, teniendo en cuenta su repercusión mediática, puede que no sea muy compatible con la privacidad que también persiguen en los Países Bajos. Por eso, y aunque se había apuntado desde algunos medios holandeses, el servicio de información de la Casa Real holandesa ha confirmado que ni tendrán una audiencia oficial con los reyes Guillermo y Máxima -de haber encuentro, sería de índole completamente privada- ni se alojarán en uno de los palacios reales de La Haya. Serán solo -con el título de duques de Sussex por delante, eso sí- dos ciudadanos privados, que no anónimos, cumpliendo con sus contratos millonarios y de vuelta en Europa, juntos dos años después.
Con todo esto, la pregunta que queda en el aire es: ¿si no hubiera sido por Netflix y los Invictus, habría vuelto Meghan (aunque haya sido de rebote) a visitar a su familia política?
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Ni acercar posturas con la familia real británica ni que el príncipe Carlos o la reina Isabel conozcan en persona a Lilibet Diana, el nuevo miembro de los Windsor-Markle. Nada parecía haber motivado lo suficiente en estos dos años a la duquesa de Sussex como para abandonar Estados Unidos y volver al país que, en su momento, la acogió con los brazos abiertos. Ha tenido que llegar Netflix y su contrato millonario para hacer que Meghan Markle vuelva a Europa dos años después del Megxit, y con varias claves para su regreso y algunas verdades y mentiras que han sobrevolado por este esperado viaje.