Letizia da protagonismo a esa parte del cuerpo que ya nunca muestra con este abrigo naíf

¡Hurra! Por fin ha llegado la primavera al armario de doña Letizia. Este miércoles, en su visita a Palma de Mallorca para presidir una de las paradas del Tour del Talento, destácabamos lo invernal de su estilismo, en el que el protagonista era un vestido burdeos de Massimo Dutti que veíamos demasiado tapado y demasiado oscuro para esta época del año. Poco más de 24 horas después, la Reina ha cambiado de registro, apostando por un abrigo de Carolina Herrera de estilo naíf con el que ha dado la bienvenida por todo lo alto a la estación más romántica y floreada de todas.

Lo ha hecho en el almuerzo que Sus Majestades han ofrecido en honor al presidente de Bulgaria, Rumen Radev, y su esposa, Desislava Radeva, quienes se encuentran realizando una visita de trabajo a España. Y para esta cita en Zarzuela, en la que han posado ante los medios -siendo esta una de las primeras veces que periodistas y reporteros gráficos regresan a palacio tras la pandemia- en la ya conocida escalinata, doña Letizia no solo nos ha demostrado que de un día a otro puede cambiar por completo el tono de su armario; también nos ha vuelto a enseñar esa parte del cuerpo que ya nunca mostraba.

Hablamos de las rodillas. En el pasado, doña Letizia era muy fan de las faldas cortas. Todavía tenemos en nuestra retina aquel minivestido de Teresa Helbig en blanco y negro que lució en el Premio Cerecedo de 2017 y que tanto dio que hablar. Sin embargo, a partir de 2019 empezó a cambiar, decantándose más por los diseños de largo midi, es decir, por debajo de la rodilla, una moda que siguen también la mayoría de royals europeas. Es el largo de moda, eso es un hecho. Por lo que en muy contadas ocasiones, desde hace tres años, le hemos visto esa parte del cuerpo a la Reina, y este jueves ha vuelto a ocurrir.

Ha sido gracias al abrigo-vestido que llevaba, un diseño de estilo baby doll, en rosa palo y con estampado de flores. De cuello camisero, el diseño tiene doble botonadura y presenta unos botones joya formando un pequeño sol con cristal rosa y detalles dorados. Lo firma Carolina Herrera, pertenece a la colección pre-fall 2018 y su precio, en su momento, era de 2.456 euros. Con él, la Reina deja todo el protagonismo a sus piernas, que terminaban con unos salones de ante rosa de Lodi, que forman una V en el empeine.

La Reina estrenó el vestido en un acto de características similares: un almuerzo con el entonces presidente de México, Peña Nieto, y su ahora exesposa, Angélica Rivera, en Zarzuela, en abril de 2018. Entonces lo combinó con los mismos salones rosas, una cartera de mano -complemento del que hoy ha prescindido- y pendientes de Coolook. Solo unas semanas después, la Reina lo lucía de nuevo en el desfile del Día de las Fuerzas Armadas, cambiando únicamente el clutch verde por uno nude y manteniendo los zapatos y las joyas.

Esta vez, en cambio sí ha llevado unos pendientes distintos: los de Gold & Roses que estrenó a principios de año en su visita a ARCO. Bautizados con el nombre de Jardín de Aire, son un diseño de lo más original, pues parece que la Reina ha utilizado el segundo agujero que se hizo a principios de año para lucir dos aros, pero no, en realidad es una misma pieza, realizada en oro rosa de 18 quilates, diamantes y esmeraldas. Su precio es de 1.885 euros.

Analizándolo, vemos que la Reina no tiene un estilo fijo para estos almuerzos en Zarzuela, por lo que nunca sabemos qué esperar. Ya puede aparecer de lo más elegante, con un vestido ideal, o más sobria, casi informal. Un ejemplo de lo primero lo tenemos en el ágape que los Reyes ofrecieron en honor al presidente de Mauritania -país que, por cierto, doña Letizia visitará en junio en viaje de cooperación- y su esposa. Su Majestad rescató para la ocasión un vestido de fiesta de la firma sevillana Cherubina que había lucido en un acto de cóctel en Suecia unos meses antes.

Sin embargo, otras veces peca de poco, como ocurrió en el almuerzo que los Reyes ofrecieron al presidente de Eslovenia en junio de 2017. Eligió en esa ocasión un top blanco con ribete negro de Hugo Boss, pantalones básicos y salones a juego. Pura sencillez.

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