Miguel Urdangarin cumple 20 años: el chico listo que puso tierra de por medio
El tercer hijo de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin, ahijado de Felipe VI, celebra su cumpleaños lejos de la familia. Ha estado con sus padres en Barcelona unas semanas
Siempre ha sido el más listo, el hijo que se interesa por las mates y la ciencia, que toca el piano y hasta disfruta con la lectura. Miguel Urdangarin ha destacado del resto de sus hermanos desde pequeño por su capacidad de estudio y de esfuerzo. Ahora, ese chico listo cumple 20 años lejos de los suyos, lo que significa que puede enajenarse un poco más que el resto de la crisis que viven sus padres y que ha implicado a toda la familia.
El tercer hijo del matrimonio formado por Iñaki Urdangarin y la infanta Cristina nació, como el resto, en la clínica Teknon de Barcelona. Hasta allí, como habían hecho con el resto de nietos, se desplazaron sus abuelos paternos y maternos, es decir, los reyes Juan Carlos I y doña Sofía. Urdangarin brindaba con la prensa por el nuevo nacimiento y recordaba que buscaban la niña, que llegaría tres años después.
Mientras Juan, el mayor, ha sido siempre el tímido y Pablo, el segundo, el abierto y deportista, Miguel es el aplicado. Siempre, claro, con matices, que no hablamos de robots sino de niños. Es cierto, no obstante, que Miguel Urdangarin ha sido quien más interés ha demostrado siempre por sus estudios y además aprendió a tocar el piano en el colegio. Muchos recuerdan aún hoy a sus padres en el auditorio del Liceo Francés viendo a su hijo actuar. Las clases las retomó en Ginebra cuando se mudó la familia y allí se repetía la escena, casi romántica, del niño al teclado y los padres admirados. Además, siempre fue bueno en mates y ahora es algo que le sirve en sus estudios de Ciencias del Mar en Reino Unido.
Pocas imágenes
Pocas veces hemos visto a Miguel en los últimos años. La distancia física de su residencia y que fuera a Ginebra a ver a su madre e incluso a su padre cuando viajaba hasta Suiza ha hecho difícil captar imágenes del joven. Pero hace ya unos meses que las cosas han cambiado, y mucho, y los movimientos de la familia se han visto alterados. Así, hace tres semanas, en Semana Santa, Miguel visitó a su padre, ya separado de su madre, en Vitoria y los fotógrafos pudieron fotografiarle.
Más tarde llegó a Barcelona, desde donde voló a Abu Dabi para visitar a su abuelo, el rey Juan Carlos I, y a su vuelta permaneció en la capital catalana unos días. Pudimos verle de cerca, en la cafetería del hotel donde se alojaba con su madre y su hermana, Irene. Ya no lleva gafas, como Pablo, así que suponemos que ambos se han sometido a una cirugía láser para frenar la miopía.
En la cafetería Santa Clara, Miguel trajinaba tranquilo con el bufe del desayuno, se sentaba a la mesa con su padre y su hermana y guardaba silencio mirando el móvil. Su hermana es más movida y habladora que él, y era quien conversaba más intensamente con su padre, con quien revisaba unos documentos.
Clásico
Miguel es alto, pero no tanto como sus hermanos mayores, y lleva el pelo algo largo con la raya en medio. Viste clásico, con polos, camisas y pantalones chinos, y camina lento y relajado. Con su padre mantiene una relación también deportiva y juntos han salido a correr por Barcelona estos días que han compartido en la ciudad.
Miguel es ahijado de su tío Felipe VI, quien ofició de padrino en su bautizo con mucho cariño (eran otros tiempos), y de su tía Lucía, la menor de los hermanos de Iñaki, con quien mantiene una relación fluida y familiar.
"Padres pendientes"
“Es muy buen estudiante, es un chico muy aplicado, extremadamente educado y correcto”, señalan fuentes cercanas a la familia. "Y no es solo porque desde pequeños han vivido situaciones duras que les han hecho madurar de golpe, también ha sido cosa de sus padres, que han estado siempre pendientes de sus hijos, poniéndoles siempre por delante de todo, volcados en su educación".
“Juan siempre fue el hermano tímido y reservado, en las fiestas hablaba poco, se mezclaba solo con los niños que conocía, es muy distinto de Pablo y Miguel, que siempre han sido más pillos y bromistas”, nos describen. Las bromas son continuas entre los hermanos y quien más ‘duro’ pega es Miguel, callado (no siempre) e inteligente como el que más, un tipo irónico y con grandes capacidades que suele reírse de todo desde la distancia. Quienes nos lo cuentan se ríen porque “ya de pequeño apuntaba maneras, siempre miraba de reojo, con los ojos brillantes y pensabas que se estaba riendo de ti por dentro, un niño listo y también cariñoso”.
Las circunstancias familiares que han vivido han hecho que los hermanos sean una piña. Los Urdangarin hablan a diario, tienen un grupo de WhatsApp en el que comentan su día a día y se ven, nos dicen, mucho más de lo que sabemos. Los cuatro, siempre unidos, viven la crisis familiar reciente desde esa unión que siempre les ha caracterizado.
Siempre ha sido el más listo, el hijo que se interesa por las mates y la ciencia, que toca el piano y hasta disfruta con la lectura. Miguel Urdangarin ha destacado del resto de sus hermanos desde pequeño por su capacidad de estudio y de esfuerzo. Ahora, ese chico listo cumple 20 años lejos de los suyos, lo que significa que puede enajenarse un poco más que el resto de la crisis que viven sus padres y que ha implicado a toda la familia.
- Irene Urdangarin y la relación con sus hermanos: WhatsApp, bromas y quedadas Silvia Taulés
- Se instala la guerra fría entre Urdangarin y la infanta Cristina: los escenarios Silvia Taulés Ilustración: Marina G. Ortega
- Urdangarin apura las vacaciones con sus hijos en Barcelona (y una cita inesperada con la Infanta) Silvia Taulés