Victoria de Suecia, panadera por un día: la espontaneidad como clave 'real'
Ataviada con gorro blanco de obrador, la heredera sueca ha hecho alarde de su personalidad natural, algo que ya es frecuente en algunos miembros de la realeza europea
La realeza poco tiene que ver hoy con lo que era hace un siglo. Los protocolos de las diferentes casas reales se han ido diluyendo, en su mayoría, adaptándose a la modernidad de un mundo altamente conectado y, por tanto, con barreras sociales más difusas. Mantener una imagen exclusiva, noble, lujosa y donde prime la percepción de la riqueza real no es la prioridad de las monarquías europeas, pues las personas tienden a valorar más aspectos como la humildad, el compromiso social, la naturalidad y la cercanía en sus líderes. Por eso no nos extraña que, a medida que pasa el tiempo, veamos a reyes, príncipes y duques en actitudes que nos hacen olvidarnos por un instante de su rango y pasemos a considerarlos como unos ciudadanos más.
En el caso de algunos royals podríamos pasar horas enumerando la larga lista de ocasiones en las que los hemos visto haciendo alarde de sus personalidades naturales y espontáneas, como es el caso de Máxima de Holanda. No obstante, hay otros que cuando se muestran en clave más cotidiana o desenfadada acaparan titulares por el factor sorpresa. La heredera del trono sueco, Victoria, pertenece a ese segundo grupo, pues ha acudido a la inauguración de una mítica panadería y se ha convertido ella misma en panadera por un día.
Esta mañana hemos tenido la fortuna de ver a la hija de Carlos Gustavo y Silvia de Suecia en la inauguración de la nueva panadería de Polarbröd en la localidad de Alvsbyn, al norte de Suecia. Primero participó en el acto y la futura reina del país descubrió el logo del establecimiento. En esta primera etapa lucía uno de sus clásicos conjuntos de pantalón y chaqueta de color gris con una blusa estampada de color negro.
Después dio un paseo por las instalaciones de la enorme panadería mientras atendía a las explicaciones de los expertos panaderos y contemplaba las grandes bandejas de panecillos redondos y planos por los que Polarbröd es tan famosa en el país nórdico. Verla enfundada en bata y gorro blanco de obrador es, cuando menos, algo digno de reseñar.
Máxima de Holanda, la más espontánea
De familie danst gezellig mee. #koningsdag pic.twitter.com/TGpvQ2huY5
— Marouscha van de Groep (@marouschavdg) April 27, 2022
Lo que queda claro es que nadie puede quitarle la corona de la espontaneidad a Máxima de Holanda. La reina consorte de los Países Bajos conquistó a todo el pueblo holandés, así como a su querido Guillermo Alejandro, con su sonrisa, su actitud rebosante de naturalidad y su talento para la danza. Así, lo que comenzó en la Feria de Abril de Sevilla hace ya unos 23 años continúa prácticamente igual con ellos de reyes y haciendo alarde de su buena sintonía siempre que pueden.
Sin ir más lejos, el pasado 27 de abril, cuando se celebraba el Día del Rey, la argentina fue el alma de la fiesta y protagonizó varios momentos que acapararon titulares. Estaban llegando a Graanmarkt, un mercado de la ciudad, para asistir a un espectáculo musical, cuando fueron recibidos por un grupo de bailarines que ejecutaban su coreografía con la música de los DJ Lucas y Steve. La reina Máxima no lo dudó un momento y se unió a ellos, bailando y saltando como una más. Animados por su espontaneidad, el rey Guillermo, Amalia, Alexia y Ariane hacían lo mismo y nos regalaban uno de los grandes momentazos de la jornada.
La reina Letizia, paso a paso hacia la naturalidad
La naturalidad y la espontaneidad puede que no sean los primeros calificativos con los que se evalúe la personalidad de la reina Letizia en actos públicos. Sin embargo, es evidente que en los últimos años la experiodista ha ido mostrándose cada vez más desenfadada en ocasiones que sorprenden a su entorno y, por supuesto, a los medios de comunicación.
Hace poco más de un mes, doña Letizia acudió como invitada al Tour de Talento de la Fundación Princesa de Girona y la empresa Trivu, que apuesta por el talento joven. En su visita no dudó en sumarse a la coreografía de los chicos que bailaban al ritmo de 'Mi gente', la pegadiza canción de J Balvin y Willy William. Por otro lado, la semana pasada se convirtió en la estrella de la prensa internacional tras llevar el mismo vestido de Mango que una de las premiadas en el Consejo del Real Patronato sobre Discapacidad. Sin dejar la sonrisa, la abrazó en varias ocasiones de forma cariñosa, enfrentándose a la coincidencia con el mejor de los humores.
Kate Middleton, balance total
The dancing Duchess of Hopkins pic.twitter.com/7i9mPt5fJ6
— Richard Palmer (@RoyalReporter) March 20, 2022
Catalina de Cambridge puede que sea una de las royals que mejor sabe combinar el protocolo, la elegancia y la seriedad con la naturalidad, el desenfado y la alegría. Kate Middleton ha destacado desde sus inicios como uno de los rostros más frescos y naturales de la familia real británica y, sin ir más lejos, se puede confirmar con una de sus últimas fotos oficiales para celebrar el 40 cumpleaños de la duquesa.
Dos meses después de que Kensington Palace sorprendiera con esos elegantes retratos, Guillermo y Kate hicieron una gira por el Caribe y pararon en Belice. Ahí la pareja real protagonizó uno de los momentos más memorables del viaje, pues no dudaron en bailar al son de los tambores junto a la comunidad garífuna en la localidad de Hopkins, en la costa del país de Centroamérica.
La princesa Leonor y la infanta Sofía
Finalmente, volviendo a territorio patrio, no podemos dejar de resaltar uno de los momentos más emocionantes que han vivido los Reyes de España junto a sus hijas. Nos referimos, por supuesto, al sentido abrazo de despedida en el que se fundieron la princesa Leonor y su hermana, la infanta Sofía, en la entrada de la terminal 4 del aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas. Después de hacer lo propio con sus padres, la heredera abrazó a su hermana pequeña unas horas antes de marcharse a Gales para comenzar el curso escolar en la UWC Atlantic College.
Pueden tener el título nobiliario que sea, pero cuando se muestran como todos los demás, sin actitudes ensayadas o gestos pensados hasta el más mínimo detalle, los miembros de la realeza generan empatía y se acercan al pueblo que lideran. Es por eso que, en la actualidad, ser natural y espontáneo es uno de los rasgos de personalidad mejor valorados en clave 'real'.
La realeza poco tiene que ver hoy con lo que era hace un siglo. Los protocolos de las diferentes casas reales se han ido diluyendo, en su mayoría, adaptándose a la modernidad de un mundo altamente conectado y, por tanto, con barreras sociales más difusas. Mantener una imagen exclusiva, noble, lujosa y donde prime la percepción de la riqueza real no es la prioridad de las monarquías europeas, pues las personas tienden a valorar más aspectos como la humildad, el compromiso social, la naturalidad y la cercanía en sus líderes. Por eso no nos extraña que, a medida que pasa el tiempo, veamos a reyes, príncipes y duques en actitudes que nos hacen olvidarnos por un instante de su rango y pasemos a considerarlos como unos ciudadanos más.