Solomillo y baile: la divertida boda a la que ha acudido Victoria Federica en Sevilla

El pasado viernes, Victoria Federica regresaba a Sevilla, ciudad que se ha convertido en su destino favorito en los últimos meses. Lo hacía acompañada también de sus mejores amigos, María García de Jaime y Tomás Páramo, la pareja de influencers de los que no se separa y que se han convertido en sus aliados perfectos. Era su primera salida tras confirmarse el final de su noviazgo con el DJ Jorge Bárcenas, como ya adelantó en primicia Vanitatis.

Los tres se alojaron en un hotel muy céntrico de Sevilla y aprovecharon también para pasear por la ciudad y hacer algunas compras. La boda se celebró a las seis de la tarde del sábado, 21 de mayo, en la parroquia de la Magdalena. Los novios eran Mima Montoro y Javier Rodríguez-Tabernero. Mima es íntima amiga de María García de Jaime y fue ella quien le presentó a Vic, que enseguida se ha integrado en su pandilla de amigas como una más. Sus amistades sevillanas dicen de ella que “es una chica encantadora, muy cariñosa, divertida y sencilla, una más y una persona que se hace querer enseguida”.

La ciudad se ha convertido también en el refugio perfecto para Victoria, que se ha integrado hasta tal punto que pasea por ella y hace la vida normal de cualquier chica de su edad sin levantar la curiosidad que su presencia genera en otros sitios.

La ceremonia y los looks

La novia lució un espectacular diseño de la firma Carmen Maza, un clásico para las novias sevillanas, con un original broche de brillante que pertenece a su familia, para sujetar el velo que llamó mucho la atención. El sacerdote que ofició la ceremonia religiosa pertenece al mismo colegio donde estudió, por lo que fue muy íntima y cercana, concelebrada con otro sacerdote.

Tras la ceremonia religiosa hubo una cena en la hacienda Torrequemada, servida por el catering Alda & Terry, el mismo que sirvió la boda del Litri y Casilda Ybarra, y que se ha convertido en el favorito de la alta sociedad. La boda tuvo un ambiente muy juvenil. Se sirvió un cóctel previo a la cena bastante largo porque los novios preferían alternar con sus invitados. Después se sentaron para degustar un exquisito solomillo y, tras el postre, comenzó el baile en el que participaron todos.

El diseño en tono coral e inspiración japonesa que lució Victoria pertenece a la colección Himba, de sus amigos Tomás y María. Ella misma se está convirtiendo en la mejor embajadora para la firma de ropa que llevan los dos. Lució complementos también de otra amiga, Casilda Finat, cuyos pendientes grandes suele lucir con frecuencia en sus looks diarios. Victoria Federica apoya incondicionalmente a sus amigos de la moda y siempre que tiene oportunidad luce sus diseños para ocasiones muy especiales.

Devoción sevillana

Esta pasión que siente la hija menor de la infanta Elena por Andalucía tiene claros antecedentes familiares: su bisabuela materna, doña María de las Mercedes, condesa de Barcelona, vivió varios años en Sevilla durante su juventud estudiando en el colegio de las Irlandesas en Castilleja de la Cuesta. Transmitió este cariño por la ciudad a su nieta Elena, madre de Vic, que solía acompañarla en sus viajes a Sevilla. Posteriormente, la infanta, en homenaje a su abuela, contrajo matrimonio en la catedral sevillana con Jaime de Marichalar.

Aunque solo tiene 21 años, Victoria es una chica que ya ha vivido en Nueva York, cuando tenía dos años, y en Londres, durante los tres cursos escolares que llevó a cabo en el internado Mayfield St. Leonard. De pequeña era habitual verla en las pistas hípicas junto a su madre, y este y el tenis han sido dos de sus grandes aficiones, aunque poco a poco fue despegándose de su madre para ir creando su propio círculo de amistades, en el que es muy querida y está bastante protegida.

Su padrino de bautismo es el rey Felipe VI, pero dicen que es también la nieta favorita del rey emérito, don Juan Carlos, a quien no ha dudado en apoyar públicamente en sus redes sociales y manifestarle su cariño. La afición por la moda la ha vivido en su casa como algo natural, ya que su padre, Jaime de Marichalar, tiene grandes amistades en el sector de las firmas de lujo. Juntos les hemos podido ver en importantes desfiles internacionales, siempre en primera fila. Tiene un gusto refinado y una elegancia innata. Mide 1,80 centímetros y para vestir de noche o de fiesta le gusta usar el zapato de tacón. En su vida cotidiana, es muy sport y opta por la comodidad: zapatillas deportivas y jeans suelen ser su marca personal.

Otra de sus aficiones menos conocida es la de la música: toca el piano, afición con la que su abuela materna, la reina Sofía, gran melómana, está encantada. Con su abuelo materno coincide en la afición taurina, que también comparte con su madre. Andrés Roca Rey es uno de sus toreros favoritos y este le ha brindado algún astado en varias ocasiones en las plazas a las que ha ido a verlo torear.