Lágrimas, Sexo en NY, Amalia como 'sustituta' de Letizia... Los gossip de la cena de Noruega

La gran noche de Ingrid Alexandra tuvo de todo. Despliegue de tiaras, joyas y vestidos de gala, reyes y príncipes reunidos por primera vez en mucho tiempo, emociones a flor de piel... Son muchas las cosas que no vimos en un primer momento de la celebración del cumpleaños de la princesa, en la que no faltaron las lágrimas, una mención a la serie 'Sexo en Nueva York' y hasta una Amalia de Holanda que ejerció de 'sustituta' de la reina Letizia, una de las grandes ausentes de la gala. Muchos fueron los detalles de la cena de Noruega que hicieron de la noche una velada absolutamente especial, además de histórica.

1. Royals ahorrativas

Casi todas las invitadas reales a esta cena de gala optaron bien por reutilizar uno de sus vestidos, bien por reciclar uno de su progenitora. Máxima de Holanda lució un diseño que ya conocíamos de Jan Taminiau, el mismo con el que acudió a la coronación de Naruhito de Japón. Una opción por la que también apostaron Mette-Marit, escogiendo el vestido rosa de volantes que lució en la boda de Victoria de Suecia, y la reina Sonia de Noruega, llevando el mismo que se puso para la boda de Carlos Felipe y Sofía de Suecia.

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Mientras, otras princesas prefirieron llevar ropa que ya habían lucido sus madres, como la propia protagonista de la noche, la princesa Ingrid, que apostó por un vestido en color berenjena de Alberta Ferretti que ya había llevado Mette-Marit durante la visita de Estado de la familia imperial de Japón a Noruega en 2005, o Leah Isadora, que lució un vestido que perteneció a la princesa Marta Luisa, aunque retocado para adaptarlo más a su estilo. Y también la propia Marta Luisa optó por tomar prestado uno su madre, la reina Sonia.

2. Una tiara nueva

Durante la velada, pudimos ver algunas de las piezas más valiosas de los joyeros reales. Desde la tiara Stuart de Máxima de Holanda, una de las más preciadas e históricas de los Orange, hasta la espectacular tiara de esmeraldas que lució la reina Sonia de Noruega. Especial atención tenían las que lucieron Ingrid, Amalia y Elisabeth, ya que era la primera vez que las princesas llevaban una. Pero mientras Amalia escogió la misma tiara que lució su madre el día de su boda e Ingrid hizo lo propio con una pieza que perteneció a la reina Ingeborg, abuela del rey Harald, Elisabeth llevó una completamente desconocida, de la que no se sabe el origen, aunque se cree que es una tiara que se adquirió por su 18º cumpleaños y que no pertenecía a la familia.

3. Amalia de Holanda, sustituta de Letizia

Mucho se ha hablado y analizado sobre la que fue una de las grandes ausencias de la noche, la de la reina Letizia. El miércoles, la Casa Real de Noruega confirmaba la asistencia del rey Felipe sin la compañía ni de su esposa ni de sus hijas. Así, su acompañante durante la velada fue la Princesa de Orange, que hizo su entrada en el gran salón del Palacio Real del brazo del monarca. Después, y por cuestiones de protocolo, don Felipe estuvo sentado junto a la princesa Mette-Marit y la reina Máxima. También se notó mucho la ausencia de la princesa Leonor, una de las pocas que faltó en la histórica fotografía con cinco de los nombres que conforman el futuro de las monarquías en Europa.

4. Los nervios de Ingrid

La emoción jugó una mala pasada a la protagonista de la noche al ocupar su privilegiado asiento en el gran salón donde que tuvo lugar la cena. Al sentarse, no pudo evitar coger el vaso de agua que tenía delante, quizá porque los nervios le provocaron sequedad en la boca. Mientras, a su alrededor todos los invitados, más acostumbrados a este tipo de etiquetas y protocolos, estaban sentados muy quietos y alejados de la mesa. Fue la madre de Ingrid, la princesa Mette-Marit, quien le indicó que no podía empezar a beber ni comer hasta que diera comienzo la cena.

5. Sexo en Nueva York

El discurso de Ingrid de Noruega fue uno de los momentos más esperados de la noche. En sus palabras no faltaron agradecimientos a sus abuelos paternos, a su abuela materna, Marit Tjessen, a sus hermanos, a sus padres o incluso a sus tíos y sus primos. Estuvo cargado de guiños personales que arrancaron alguna que otra carcajada. Uno de ellos desvelaba además cuál es una de las series favoritas de la princesa y su madre: "Queridos mamá y papá, muchas gracias por todo lo que me han dado. Mamá, podemos hablar de cualquier cosa. Gracias por permitirnos tumbarnos en el sofá y ver series, como 'Sexo en Nueva York'. Realmente aprecio todo lo que haces por mí". Por supuesto, no faltaron mientras hablaba las lágrimas, que tuvo que enjugarse una y otra vez.

6. El gesto del rey Felipe

Aunque las lágrimas de Ingrid no fueron las únicas. Se pudo ver visiblemente emocionada a la reina Sonia e incluso a la reina Máxima, quien nunca ha tenido problema en demostrar sus emociones en público. Y, por supuesto, no faltó la felicidad de Mette-Marit, que no podía creerse el discurso que acababa de dar su hija. Así se lo hizo saber su compañero de mesa, el rey Felipe, que no dudó en reconfortarla cogiendo a la princesa noruega de la mano, también como una forma de darle la enhorabuena.

7. Modern familiy

La foto de familia con todos los royals invitados al evento deja claro cómo han cambiado las cosas en las monarquías europeas de unas décadas a esta parte y cómo la imagen de familia tradicional ya no es lo normativo en el Gotha. Empezando por Ingrid Alexandra, la homenajeada de la noche, que tiene un hermano mayor de una relación de Mette-Marit anterior a su compromiso con el príncipe Haakon. El detalle de que fuera madre soltera hizo temblar a los más conservadores y no se lo puso precisamente fácil a la pareja.

Tampoco podemos pasar por alto la imagen de Kyril de Bulgaria junto a su familia. El príncipe de Preslav asistía a la velada del brazo de su pareja, Katharine Butler. Pero también estaba su exmujer, Rosario Nadal, que no podía faltar a la gran noche de la hija de la que es una de sus grandes amigas. También la princesa Marta Luisa se sale un poco de la norma. Por primera vez presentaba a su actual novio, el chamán Durek Verrett, a la realeza europea, después de anunciar su compromiso oficial.