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Charlène se descuelga del plan de Alberto de Mónaco y sus mellizos en el Ártico
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Viaje privado

Charlène se descuelga del plan de Alberto de Mónaco y sus mellizos en el Ártico

Alberto ha acudido al Ártico con Jacques y Gabriella en homenaje al centenario de su tatarabuelo, un expedicionario Alberto I de Mónaco, en un viaje privado

Foto: Charlène y Alberto, con sus hijos en Noruega. (Gtres)
Charlène y Alberto, con sus hijos en Noruega. (Gtres)

Aprovechando la visita a Noruega que Alberto de Mónaco hacía esta misma semana en el que ha sido el primer viaje oficial fuera de las fronteras de Mónaco de Charlène tras haber permanecido 15 meses fuera de los focos, ahora el príncipe monegasco ha querido cumplir con un sueño. Lo ha hecho esta vez sin la compañía de su mujer, pero sí junto a sus hijos, Jacques y Grabriella.

Los tres se dirigieron este pasado jueves por la tarde al Ártico y han visitado el Instituto de Investigación de Svalbard bien abrigados para la ocasión con tres jerséis a juego en azul marino y rojo, con grecas en el pecho. Padre e hijos visitaban de forma privada el parque de investigación Longyearbyen y Svalbard en un viaje en el que Charlène ha preferido descolgarse del plan. Y Alberto no lo ha hecho en una fecha cualquiera, ha estado este pasado 23 de junio en honor a su tatarabuelo, Alberto I, en la misma semana del centenario de su muerte, pues falleció un 26 de junio de 1922.

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Y es que Alberto I, también príncipe de Mónaco, dio rienda suelta a su sed de investigación en el Ártico y llevó a cabo expediciones por los alrededores de Svalbard en los primeros años de la exploración polar cuando se consideraba que invertir tiempo y recursos en explorar el Ártico y la Antártida era una cuestión de prestigio, y países como Gran Bretaña, EEUU o Francia mandaban expediciones a la zona.

Este 23 de junio, el soberano de la Roca inauguraba el nuevo busto del príncipe Alberto I en el Instituto Polar Noruego. El tatarabuelo del actual príncipe de Mónaco era un humanista y científico marino en su época. Financió y organizó hasta cuatro expediciones al mar cerca de Svalbard entre 1906-07, lo que hoy se considera el preludio, precisamente, de este Instituto Polar Noruego. Lo hizo incluso con su yate privado Princesse Alice, convirtiéndose en alguien muy importante para la región, donde incluso hay dos zonas que llevan su nombre: Albert I Land y Monacobreen.

Jacques y Gabriella disfrutaron de lo lindo descubriendo cómo era su tatarabuelo y pudieron entrar en el museo y ver la exposición, mientras el propio Alberto desvelaba el busto de su antepasado. El príncipe Alberto II tampoco es ajeno al Ártico y ya en 2006 emprendió una expedición al Polo Norte y condujo los últimos 100 kilómetros hasta el polo desde Camp Barneo en un trineo tirado por perros. Un año después, el aventurero marido de Charlène alcanzó además el Polo Sur, queriendo hacer una llamada de atención sobre el cambio climático, del que se muestra muy concienciado.

En esta ocasión, y ya que está con sus hijos de 7 años, la visita es algo más lujosa y se cree que haya estado a bordo del nuevo crucero rompehielos de lujo Le Commandant Charcot, de Ponant, con el que podría haber viajado a Longyearbyen. Sin embargo, no se ha visto a Charlène, al menos no en la visita al Instituto Polar Noruego.

Ha sido el primer viaje que la sudafricana ha hecho de forma oficial fuera de sus fronteras tras los problemas de salud que la mantuvieron en Sudáfrica y en una clínica en Suiza y la verdad es que se la ha podido ver mucho más recuperada e incluso asistía al Frammuseet junto a su marido y sus hijos a pesar de que no se esperaba su visita. Además, le daba un beso en los labios a su esposo a su llegada, algo que no es común en las casas reales y que no ha sido la tónica habitual de sus once años de matrimonio.

placeholder Alberto y Charlène con sus hijos y el príncipe Haakon. (Gtres)
Alberto y Charlène con sus hijos y el príncipe Haakon. (Gtres)

Un beso con el que quieren, seguramente, acallar todos los rumores sobre un posible pacto de separación entre ambos, ahora que ya se encuentra mucho mejor y ha recuperado sus apariciones públicas. Un paso al frente pero a ritmo lento, no excediéndose con los compromisos oficiales y tampoco extraoficiales, como es el caso de este viaje privado en el que probablemente haya preferido quedarse descansando puesto que es optimista respecto a su salud, pero no niega que sigue estando delicada en una entrevista que concedió recientemente.

Una visita oficial a Noruega que ha servido para compensar la ausencia de la familia real de Mónaco en la celebración del pasado 18 cumpleaños de la princesa Ingrid Alexandra por una simple cuestión de agenda. Con este viaje, Alberto y Charlène han querido felicitar a la primogénita de los príncipes Haakon y Mette-Marit y que sus hijos establezcan nuevas relaciones, debido a la buena sintonía que existe entre la familia real noruega y la monegasca.

Aprovechando la visita a Noruega que Alberto de Mónaco hacía esta misma semana en el que ha sido el primer viaje oficial fuera de las fronteras de Mónaco de Charlène tras haber permanecido 15 meses fuera de los focos, ahora el príncipe monegasco ha querido cumplir con un sueño. Lo ha hecho esta vez sin la compañía de su mujer, pero sí junto a sus hijos, Jacques y Grabriella.

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