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La misión de Leonor: enmendar el déficit de 'cercanía' de sus padres
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OPINIÓN | 'INFORME BORBÓN'

La misión de Leonor: enmendar el déficit de 'cercanía' de sus padres

Tan concentrada ha estado la Casa en convertir a Felipe VI en el más alto, mejor y abnegado de los funcionarios que ha arriesgado poco en el roce de la calle

Foto: La princesa de Asturias. (Ilustración: Marina G. Ortega)
La princesa de Asturias. (Ilustración: Marina G. Ortega)

Una creía, honestamente, que la Casa del Rey se estaba excediendo en su política de blindaje informativo y de férrea privacidad en torno a la heredera de la Corona. De hecho, sigo pensando que es muy difícil que la ciudadanía empatice de repente con un símbolo —el futuro de la monarquía— cuando dicho símbolo, ideado justamente para empatizar, ha estado prácticamente escondido durante 18 años.

Pero, al parecer, estaba equivocada. Porque resulta que la mayoría de los encuestados para el 'Informe Borbón' por IMOP para Vanitatis avala dicha política, y entiende que la princesa de Asturias debe seguir protegida, día tras día, meses y meses, de las miradas de sus futuros súbditos hasta que cumpla la mayoría de edad y jure solemnemente la Constitución. Algo impensable en la monarquía británica o en las continentales. Va a ser verdad que los españoles somos diferentes… también en esto.

Eso sí, a la Princesa se le acaba el privilegio en poco más de un año. De hacer caso a la encuesta, la primogénita del Rey va a tener que currárselo. Y no porque los españoles duden mayoritariamente de su futuro acceso al trono —ya no, pese a todas las polémicas y dificultades—, sino porque le va a tocar enmendar la recurrente laguna en la que, según el mismo sondeo, han incurrido sus padres, el monarca y su consorte: esto es, la falta de proximidad y cercanía. Y habrá de currárselo particularmente con la España de su propia generación, la juventud, que es la que ya se le escapa a Felipe VI. El ingrediente emocional de la monarquía es tan importante para su supervivencia y continuidad como su condición parlamentaria y su función arbitral. Sobre todo en estos tiempos, teñidos de populismo.

Tan concentrada ha estado la Casa en convertir a Felipe VI en el más alto, mejor y abnegado de los funcionarios que ha arriesgado poco en el roce de la calle. Así, y pese a las críticas recibidas, el bisturí de Zarzuela probablemente habrá acertado en evitar que doña Leonor acompañara a sus colegas europeas en la fiesta 'royal' de Ingrid de Noruega. Si este fuera un país normal, en el que los grupos políticos, la sociedad civil y, sobre todo, el sistema educativo hubieran integrado, entendido y asumido una tradición de hace apenas 500 años, la Princesa habría podido no solo atender a las reglas de educación más básicas hacia la invitación de una Casa reinante europea, sino que habría podido destacar en el cuadro de las futuras soberanas de este siglo XXI.

Pero lo cierto es que el grueso de la sociedad española, ajeno a la historia, a las dinastías, a los protocolos de representación y a las tradiciones, solo habría recibido el desfile de tiaras como la más rancia imagen de un baile de debutantes.

Es posible que a la Corona española, tan apremiada por el presente, le convenga más vincular la imagen de Leonor a la calle, al modo con que, hace pocos días, todo un Guillermo de Inglaterra —gorra y chaleco rojos, y sonrisa abierta— vendía periódicos en favor de las personas sin hogar y se hacía selfis con los viandantes. Lo que ya no le es posible por mucho tiempo es mantener a la heredera fuera del foco y de la agenda.

placeholder La princesa Leonor. (EFE/Ballesteros)
La princesa Leonor. (EFE/Ballesteros)

A partir del 31 de octubre de 2023, la hija del Rey no solo emprenderá una formación superior —militar y universitaria, por ese orden, si se repite el modelo del padre—, sino que empezará a conectar necesariamente con la sociedad sobre la que, en muy pocas décadas a más tardar, le tocará reinar. De momento, lo dice la encuesta, la heredera de la Corona progresa muy adecuadamente. El resultado (un 6,2 de valoración) no es para tirar cohetes, pero lo importante es que nada hay que reprochar. La política del error cero (corregido ya en su día y olvidado el de la catedral de Palma) tiene sus ventajas.

- Técnica: encuesta 'online' realizada a panelistas de IMOP.
- Universo: internautas de 18 y más años.
- Ámbito: territorio nacional peninsular, Baleares y Canarias.
- Tamaño muestral: 1.501 entrevistas.
- Fechas de campo: 30 de mayo a 3 de junio 2022.
- Error muestral: en el supuesto de un muestreo aleatorio simple y para p=q=50% y un nivel de confianza del 95%, el error muestral máximo para el total muestral no segmentado es de +/- 3,1 puntos porcentuales.
- Equilibraje: los datos se han equilibrado en función del total población 18 y más.

Una creía, honestamente, que la Casa del Rey se estaba excediendo en su política de blindaje informativo y de férrea privacidad en torno a la heredera de la Corona. De hecho, sigo pensando que es muy difícil que la ciudadanía empatice de repente con un símbolo —el futuro de la monarquía— cuando dicho símbolo, ideado justamente para empatizar, ha estado prácticamente escondido durante 18 años.

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