'Los Borbones' analiza "las manzanas podridas" de otras casas reales: de Lady Di a Grace Kelly

Aunque la familia real española ha sido protagonista de grandes escándalos, sobre todo en los últimos años, no debemos olvidarnos que, en igual, menor y en ocasiones incluso mayor grado, otras Casas Reales se han enfrentado también a grandes problemas. De eso trata el sexto y último capítulo de '‘Los Borbones, una familia real', una serie documental codirigida por Ana Pastor y Aitor Gabilondo cuyo episodio final se ha emitido este domingo en Atresmedia Player. El espacio hace un repaso por los escándalos de otros royals, llevándose el mayor protagonismo los Windsor y los Grimaldi.

Y es que si hay una familia que ha vivido todas las polémicas posibles, esa es la británica. Empezando por el tortuoso matrimonio del príncipe Carlos y Lady Di, una boda que fue más por conveniencia que por amor y que los hizo desgraciados a los dos. Diana Spencer era vista por la Corona como la mujer ideal para convertirse en futura reina: de familia noble y, además, virgen, como ella misma contaría años después. Sin embargo, el príncipe Carlos estaba enamorado de otra: Camilla, casada por aquel entonces con Andrew Parker Bowles, padre de sus dos hijos.

Carlos y Camilla nunca dejaron su relación, a pesar de la boda de este con Diana, y la princesa, conocedora de la doble vida de su marido, hizo lo propio, buscando también el amor en otros brazos. En el documental se hace una comparativa entre los príncipes de Gales con los reyes eméritos, que pasaron dos veranos juntos en Mallorca. Nos encontramos ante dos maridos infieles y dos mujeres que lo asumen. Ellos no se cortan, y mucho menos don Juan Carlos, que llegó a coquetear con Diana delante de la reina Sofía en Marivent, tal como la propia Lady Di contó en su biografía.

El destino de Diana se truncó en un accidente de coche en París cuando ya había rehecho su vida y planeaba casarse con Dody Al Fayette. Fue en unas circunstancias parecidas a cómo Grace Kelly perdió la vida. Tal como cuenta el periodista Martín Bianchi, hay dos versiones de la historia de la actriz con el príncipe Rainiero: una romántica que asegura que se conocieron durante un estreno y lo suyo fue un flechazo; y otra más pragmática que cuenta que, con el principado arruinado, Rainiero aceptó el consejo de Onasis: "Cásate con la mujer más famosa que conozcas". Y esa fue Grace.

La boda de Rainiero con Grace no gustó a las otras Casas Reales por el origen plebeyo de ella. Creían que ese enlace suponía un adiós a la pureza de la sangre, por ello no acudió ningún representante de otra familia real. Sin embargo, Grace encontró el apoyo inesperado de una reina de España, Victoria Eugenia, abuela de don Juan Carlos. Ella se convirtió en su asesora y quien le abrió las puertas a las otras Casas Reales. De hecho, cuando se casaron Juan Carlos y Sofía en Atenas, la reina Federica, madre de la emérita, no quería invitar a Grace. No obstante, la insistencia de Victoria Eugenia hizo que al final sí acudiesen al enlace.

Décadas más tarde, otra plebeya que tuvo que pasar por un calvario para ser aceptada fue Mette-Martit. Su pasado turbulento, ya que fue pareja de un traficante además de tener ya un hijo, provocó que los medios pusieran el grito en el cielo. ¿Cómo podía esa mujer convertirse en reina? Sin embargo, Haakon y Mette-Marit decidieron afrontar el problema de cara y en una rueda de prensa la ahora heredera pidió disculpas por lo que había hecho en el pasado, consiguiendo que los noruegos la aceptaran. La suya fue una de las bodas más románticas que se recuerdan, aunque también es cierto que fue el final para la relación de Felipe VI y Eva Sannum, un noviazgo que don Juan Carlos no aprobaba.

Los casos de las mujeres de la familia real nipona son de los más extremos. Michiko, ahora emperatriz emérita, fue la primera plebeya en casarse con un futuro emperador y durante décadas sufrió tanta presión por parte de la férrea corte que llegó a perder la voz. La historia se repetiría después con su nuera, Masako, quien tras su boda con Naruhito, se sumió en una depresión, por la que, curiosamente, también enmudeció durante meses. El hecho de no poder darle a la Corona un heredero varón hizo que Masako bajara a los infiernos, algo similar a lo que pasó recientemente con la sobrina de Naruhito, Mako, quien ha tenido que renunciar a todo y mudarse a Estados Unidos para casarse con el hombre al que quiere, Kei Komuro.

Dicen que estamos condenados a repetir la historia, y parece que esto también sucede en la familia Windsor y en la Grimladi. En cuanto a la primera, Harry, como su madre, ha sido víctima de las presiones tras casarse con Meghan Markle. Sin embargo, él ha decidido anteponer a su familia antes que su papel y por ello se mudaban a Estados Unidos y cortaban todo tipo de relación institucional con la Corona británica. Otro escándalo que ha vivido Isabel II en estos últimos años, este inudito, es la acusación del príncipe Andrés de haber abusado de una menor de edad. Un caso que iba a ir a juicio, pero que gracias a un acuerdo económico, en el que la reina ha tenido mucho que ver, ha quedado silenciado.

En cuanto a los Grimaldi, Estefanía sufrió un fuerte trauma tras el accidente de coche que se cobró la vida de su madre y en el que ella también viajaba. Los rumores, inventados, de que era ella la que conducía hicieron mella en su personalidad, convirtiéndose en la princesa rebelde. Muy sonado fue su primer matrimonio con Daniel Ducruet, de que se separó después de que aparecieran unas fotografías de él siéndole infiel, un reportaje que podría haber sido orquestado por el propio Rainiero. Tampoco Carolina ha tenido suerte en el amor, dándole más fuerza a esa leyenda de que una mujer maldijo a la familia hace más de doscientos años, asegurando que nunca encontrarían el amor.

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Los tres matrimonios de Carolina han terminado mal: el de Philippe Junot, por ser más un capricho de la princesa que por amor y por la fama de playboy de él; el segundo, con Stefano Casiraghi, por la prematura muerte de este, dejándola viuda y con tres hijos; y el tercero, con Ernesto de Hannover, por su afición al alcohol. Tampoco Alberto ha encontrado la plena felicidad en su matrimonio con Charlène, prueba de ello son los múltiples rumores que siempre los han perseguido y que se intensificaron cuando ella se pasó más de medio año en Sudáfrica. Aunque la versión oficial es que sufría una infección ORL, lo cierto es que muchos creen que fue un distanciamiento de la pareja, que ahora vuelve a estar junta en Mónaco.

El documental hace un repaso por todos estos personajes sin olvidarse de Máxima Zorreguieta, quien también se ha enfrentado a lo suyo. Aunque ahora es una de las reinas más queridas, la relación de su padre con la dictadura argentina de Videla provocó que, en un principio, los holandeses no quisieran esa boda. Poco a poco, y a medida que fueron conociendo a Máxima, las cosas se fueron calmando hasta que el parlamento dio luz verde al enlace; eso sí, con una condición: no podía asistir el padre de la novia.

Queda claro con estas historias que en todas casas cuecen habas, y más en las de la familia real, donde los ojos de los medios están puestos y no se olvida ni un detalle.