Del nuevo Chanel de Carlota Casiraghi al original diseño de Carolina: madre e hija en una inauguración

El viernes por la noche todos se vestían de gala para la gran fiesta del Baile de la Rosa en Mónaco. Pero el día anterior la princesa Carolina y su hija Carlota Casiraghi acudían a una exposición de la que se han conocido ahora las fotografías y donde ambas se presentaron de estreno con nuevos outfits.

Madre e hija asistían a Villa Paloma, en Mónaco, a la exhibición ‘Christian Bérard, bebé excéntrico’ junto a su decorador, Jacques Grange. Fue el pasado jueves, 8 de julio, cuando la hermana del príncipe Alberto acudía estrenando un vestido de See by Chloé de mangas de aleta con apliques de encaje con motivos florales en tonos blancos y negros.

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Un diseño en color crudo de corte midi, con encaje en contraste en la zona de la cintura. Lo combinó con unas sandalias de Chanel de su colección en color negro de tiras finas con strass y bolso de cadena, también de Chanel, con la base en color blanco como el vestido y detalles en negro con las iniciales de la firma. Para el pelo optó por dejárselo suelto, sin lucir pendientes. Entre las joyas, destacaba un largo collar con el detalle de un aro con brillantes de gran tamaño.

Un estilismo con el que Carolina estaba de lo más elegante, a juego casi con el vestido de su hija Carlota, también de corte midi aunque con un estampado muy diferente. En el caso de la hija de la princesa Carolina estrenó un nuevo vestido de Chanel en rosa claro. Un diseño de la colección Métiers d’Art de la temporada 2021/2022 que la joven ha llevado de largo midi, cuando el vestido existe también en versión corto.

De manga tres cuartos, con estampado a base de calados y un corte muy similar al de su madre, Carlota estaba de lo más elegante con este vestido que además llevaba un lazo a modo de cinturón. El cuello, las mangas y el bajo de la falda estaban rematados en pequeños flecos. Carlota, al igual que su progenitora, prefería no llevar pendientes y optaba por un bolso de Chanel en color negro con asa de cadena. En los pies, Carlota estrenaba unas nuevas sandalias de Laurence Dacade París, en piel de color negro. Un modelo no demasiado acertado en combinación con el vestido, puesto que las tiras resultaban demasiado anchas y las hebillas grandes para un vestido más fino y elegante, en nuestra humilde opinión.

Madre e hija estaban acompañadas de uno de sus amigos, el decorador francés Jacques Grange, que ha sido el encargado de poner su toque de estilo en todas las casas de la princesa Carolina, lo que ha convertido en un íntimo. Junto al que fuera el decorador de Pachá, acudían a una exposición recién inaugurada en Villa Paloma. Se trata de la exhibición ‘Christian Bérard, bebé excéntrico’, presentada por el Nuevo Museo Nacional de Mónaco. Una exposición que reúne más de 3.000 pinturas, dibujos, fotografías y decoraciones de interiores que recorren la vida del artista Christian Bérard, fallecido en 1949.

Apodado cariñosamente Baby por sus amigos, Bérard fue pintor, ilustrador, escenógrafo, diseñador de moda, decorador y diseñador de vestuario para teatro y cine, siendo una de las principales figuras artísticas de los años 30 y 40 en Francia. La exposición alberga tres plantas de Villa Paloma y examina sus numerosas estancias en Mónaco, donde trabajó con Christian Dior, Gabrielle Chanel y Jean Cocteau, entre otros.

Jacques Grange ha sido el encargado de poner en escena esta exposición, por lo que su inseparable amiga Carolina de Mónaco ha querido apoyarle con su presencia en la inauguración, llevándose a su hija Carlota consigo. Una exposición que estará en Mónaco hasta octubre de este año en su ubicación actual.

Al día siguiente, madre e hija volvían a tener una esperada cita juntas. Se trata del Baile de la Rosa que organiza Carolina y que llevaba dos años sin poder llevarlo a cabo, debido a las restricciones de la pandemia. Una celebración que instauró Grace Kelly y cuyos beneficios van destinados a la fundación que lleva su nombre. Una velada en la que Carolina de Mónaco pone todo su esfuerzo y dedicación y que este año, por primera vez, contaba con la presencia de Christian Louboutin como coorganizador tras el fallecimiento de Karl Lagerfeld. La temática del baile de este año eran los años 20, protocolo que Carlota cumplió a la perfección con su encantador vestido.

Una cita que tuvo lugar en la Salle des Étoiles del Sporting Monte Carlo y cuyo cubierto no era apto para cualquier bolsillo, puesto que su precio era de 950 euros. La única de los Grimaldi que no acudió al evento fue la princesa Charlène, que lleva sin asistir desde 2014.