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Los gustos de Leonor y Sofía: fútbol, cocina, escalada y Rosalía
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Opinión

Los gustos de Leonor y Sofía: fútbol, cocina, escalada y Rosalía

La Princesa de Asturias y su hermana van saliendo del cascarón con actos públicos que demuestran que ya no necesitan la protección de la figura de sus padres

Foto: Leonor y la infanta Sofía, en Girona. (Limited Pictures)
Leonor y la infanta Sofía, en Girona. (Limited Pictures)

La princesa Leonor y la infanta Sofía van saliendo poco a poco del cascarón infantil para dejarse ver en una vida pública independiente de sus padres. Unas apariciones que cada vez son más necesarias. La heredera y su hermana no son niñas normales, entendiendo esta normalidad dentro del papel que desempeñan en el organigrama de la familia del Rey. No lo son y nunca lo serán por ser primera y segunda en la línea de sucesión a la Corona.

Comenzando por las reformas arquitectónicas que se hicieron en el colegio (subir el muro) o el cambio de los menús para que se suprimieran determinados alimentos que antes eran habituales e introducir otros más saludables. Estos ajustes no fueron bien recibidos por los alumnos y sus padres, que no entendían esas alteraciones cuando las niñas reales se llevaban su propia comida. Tampoco se podían hacer vídeos en las funciones de Navidad cuando participaban Leonor y Sofía. Aparentemente, esa necesidad de resguardar su infancia -que no la tuvo el rey Felipe- las hacía al mismo tiempo lejanas y desconocidas para los ciudadanos, y ya se sabe que lo que no se ve no se aprecia.

placeholder La princesa Leonor y la infanta Sofía, en el Brentford Community Stadium de Londres. (Reuters/Lisi Niesner)
La princesa Leonor y la infanta Sofía, en el Brentford Community Stadium de Londres. (Reuters/Lisi Niesner)

Las salidas familiares también eran con cuentagotas y, a no ser que algún paparazzi tuviera la suerte de recibir la información secreta, no quedaban documentadas. Tampoco esas cenas, almuerzos o tardes de compras o de cine eran visibles, por lo que mucho menos se sabía cuáles eran las aficiones y los gustos de la Princesa y la Infanta, salvo que algún niño espía del colegio lo comentara. Así se pudo saber que las dos estuvieron apuntadas a ballet y que después lo dejaron por deportes como el voleibol, en el caso de la Princesa de Asturias, y el fútbol, que es la preferencia de la infanta Sofía. Entre otras cosas, ambas participaban en las olimpiadas que organizaba el colegio Santa María de los Rosales para los alumnos de la ESO en primavera, y desde 2015 la heredera ostenta el título de capitana honorífica del equipo cadete de Voleibol Madrid.

También se supo (y no por Zarzuela) que las hermanas Borbón Ortiz eran y son seguidoras del concurso 'MasterChef', pero su interés por la cocina no se queda solo ahí. A principios del año pasado acudieron a un curso del chef vasco Diego Guerrero en su restaurante DSTAgE, tal como informó en su día la revista '¡Hola!'. Estuvieron un fin de semana y cocinaron platos elaborados como los del programa de TVE. Concretamente, su menús constaron de “la gelatina con cobertura de remolacha y goma sellan, el tomate cherry curado, las velas de chocolate blanco, los minibabybel de camembert trufado o el chocolate con churros al estilo de la casa”, según reza el artículo del mencionado medio.

placeholder La princesa Leonor y la infanta Sofía, en Girona. (EFE/Borrat)
La princesa Leonor y la infanta Sofía, en Girona. (EFE/Borrat)

Las dos han seguido con esa afición e incluso circuló la información de un posible percance que podría haber sufrido Leonor tras los fogones. Apareció el día que se celebraban los Premios Princesa de Girona con heridas en las manos que bien podrían ser quemaduras. No obstante, no hubo explicación por parte del Palacio de la Zarzuela.

En el último año, la visibilidad de la heredera y su hermana ha mejorado notablemente, y es de agradecer. La imagen de ambas es muy positiva y más aún cuando no tienen el manto protector de sus padres. Leonor causó sensación en los Premios Princesa de Girona tanto por contenido como por continente. En su encuentro con los jóvenes de su edad en un acto de ciberseguridad, en el que tuvo con los refugiados de Ucrania y en los Premios Princesa de Asturias del otoño pasado ha demostrado que no le hace falta el paraguas presencial de sus padres.

placeholder La princesa Leonor, en la Jornada sobre Juventud y Ciberseguridad en el Instituto Julio Verne de Leganés. (EFE/Ballesteros)
La princesa Leonor, en la Jornada sobre Juventud y Ciberseguridad en el Instituto Julio Verne de Leganés. (EFE/Ballesteros)

Faltan tres meses para que cumpla 17 años y esta nueva visibilidad es, quizá, el mayor activo que tiene la joven que en estos momentos es una total desconocida. Al compararlo con lo que se sabía de su padre en la misma etapa de su vida, la diferencia es considerable: del príncipe Felipe ya se sabía hasta el pie que calzaba.

La aparición de la Princesa y la Infanta en el Brentford Community Stadium de Londres para apoyar a la selección española femenina del fútbol ha servido para demostrar que las hijas de Felipe VI ya pueden tener vida propia y tareas institucionales. Las hermanas Borbón disfrutaron del partido y lo vivieron como dos grandes aficionadas, pero sobre todo lo hizo Sofía que, además de seguidora, también practica el deporte. Por otro lado, también es probable que la reina Letizia las haya introducido en la escalada en rocódromo.

Habrá que esperar para ver cuáles son los siguientes pasos de las hijas de los Reyes, pero se dice que estuvieron el pasado jueves en el concierto de Rosalía. De esa asistencia no hay, por ahora, el certificado de los paparazzi que pudiera ilustrar que ambas son entusiastas seguidoras de la artista, a falta de confirmación oficial por parte de la Casa del Rey. De lo que no cabe duda es de que esta nueva visibilidad, más que buena, es inteligente.

La princesa Leonor y la infanta Sofía van saliendo poco a poco del cascarón infantil para dejarse ver en una vida pública independiente de sus padres. Unas apariciones que cada vez son más necesarias. La heredera y su hermana no son niñas normales, entendiendo esta normalidad dentro del papel que desempeñan en el organigrama de la familia del Rey. No lo son y nunca lo serán por ser primera y segunda en la línea de sucesión a la Corona.

Comenzando por las reformas arquitectónicas que se hicieron en el colegio (subir el muro) o el cambio de los menús para que se suprimieran determinados alimentos que antes eran habituales e introducir otros más saludables. Estos ajustes no fueron bien recibidos por los alumnos y sus padres, que no entendían esas alteraciones cuando las niñas reales se llevaban su propia comida. Tampoco se podían hacer vídeos en las funciones de Navidad cuando participaban Leonor y Sofía. Aparentemente, esa necesidad de resguardar su infancia -que no la tuvo el rey Felipe- las hacía al mismo tiempo lejanas y desconocidas para los ciudadanos, y ya se sabe que lo que no se ve no se aprecia.

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