La historia de la royal británica que se pasó 13 años dando clases de incógnito

Está casada con un primo de Isabel II y, aunque durante años trabajó para la familia real, los más jóvenes no saben de quién se trata. Hablamos de Katharine Lucy Mary Worsley, duquesa de Kent tras su matrimonio con el príncipe Eduardo de Kent en 1961. Un enlace del que, por cierto, salieron otras nupcias: las del rey Juan Carlos y la reina Sofía. Tras años retirada de la escena pública, la duquesa de Kent ha vuelto a copar titulares después de una reveladora entrevista concedida al diario 'The Telegraph' en la que desvela un secreto hasta ahora desconocido.

Hasta 2002, Katharine cumplía con actos de la Corona británica a petición de Isabel II. Para la soberana, sus primos son tan importantes que siempre ha querido que tengan un papel de representación, de ahí que tanto los Kent como los duques de Gloucester reciban un pago anual de las arcas del Estado por su labor. Sin embargo, dos años después de entrar en el nuevo milenio, la duquesa tomaba la decisión de retirarse. Fueron muchos los rumores que surgieron entonces, asegurando que sufría algún tipo de trastorno mental, como agorafobia, que no le permitía llevar a cabo el trabajo.

Es cierto que Katharine había pasado antes por momentos duros al sufrir dos abortos. El matrimonio tenía ya tres vástagos, George, Helen y Nicholas, cuando decidieron ir a por el cuarto. Durante un embarazo en 1975, la duquesa se contagió de rubeola y perdió al bebé que esperaba. Dos años más tarde, daba a luz a un niño muerto, al que iban a llamar Patrick. Eso la sumió en una severa depresión. La propia Katharine habló de ello para 'The Daily Telegraph' en 1997: "Tuvo un efecto muy devastador en mí. No tenía idea de cuán complicado podría ser algo así para cualquier mujer. Me ha hecho extremadamente comprensiva con otras personas que sufren o han sufrido una muerte fetal".

Teniendo esto en cuenta, se dio por hecho que la retirada de la duquesa de Kent se debía de nuevo a problemas mentales, pero nada más alejado de la realidad. Ahora Katharine ha contado que dejó su labor en la Corona por la que es su gran pasión: la música. Empezó a trabajar en el colegio Wansbeck, en Yorkshire, como profesora de música. "Era conocida únicamente como la señora Kent. Solo el director sabía quién era yo en realidad. Ni los alumnos ni los padres. Nadie se dio cuenta nunca. Nunca se le dio publicidad, pero funcionó", ha contado.

La esposa del príncipe Eduardo reconoce haber contado siempre con el apoyo de la reina Isabel para desarollar su trabajo como profesora. Ella se lo consultó antes de aceptarlo, y la respuesta de la soberna fue: "Adelante". Aparte de trabajar en esta escuela, Katharine también alquiló un piso cerca del palacio de Kensington, donde se encuentra el apartamento en el que reside junto a su marido, para dar clases particulares de piano. A punto de cumplir 90 años, la duquesa se confiesa una enamorada de todo tipo de música, incluidos raperos como Eminem o Ice Cube. También asegura que le encanta el beatboxing.

Los duques de Kent son uno de los matrimonios más discretos de la familia Windsor. Nunca se han visto salpicados por escándalos personales, si bien desde hace años mantienen una separación oficiosa después de que en 1994, y fruto de convicciones profundas, la duquesa decidiera convertirse al catolicismo siendo el primer miembro de la familia real británica en hacerlo en más de tres siglos. Un paso que fue respetado por la reina Isabel y que no afectó a los derechos sucesorios de su esposo, que conserva su puesto en la sucesión al trono.