La última entrevista de Meghan Markle y su nuevo ataque a los Windsor, esta vez por Instagram

Justo una semana después del estreno de su primer pódcast en solitario, Meghan Markle ha protagonizado la portada de 'The Cut', una revista estadounidense para la que la duquesa de Sussex ha posado como una modelo y ha concedido una íntima entrevista. Parece que tras las vacaciones de verano, cuyo destino ha sido un misterio, la exactriz ha vuelto con las pilas cargadas. Hacía meses que Meghan había dejados apartados sus proyectos, y que solo aparecía en público en actos relacionados con su marido, el príncipe Harry. Pero las cosas han cambiado.

Y tras ese pódcast que copó las portadas de los medios británicos, en el que hablaba con Serena Williams acerca de la palabra 'ambiciosa' y aprovechaba para narrar una historia hasta entonces desconocida sobre un incendio que hubo en la habitación de Archie durante su viaje a Sudáfrica, la duquesa ha vuelto a revelar secretos de su vida, en una entrevista en la que, como es costumbre, lanza dardos contra la familia real británica. Lo primero que revela la exactriz es que vuelve a Instagram. Lo hace como a ella le gusta, rodeada de un halo de misterio.

"¿Quieres saber un secreto?", le dice a la periodista Allison P. David. Y continúa: "Voy a volver... a Instagram". Tras esta gran revelación, Meghan explica que durante su etapa como prometida del príncipe Harry, tuvo que cerrar su propia cuenta y utilizar la de Kensington Palace, la misma que Guillermo y Kate. Según ella, no tenía ningún tipo de poder: "Hay una estructura por la que si quieres mostrar fotos de tus hijos, como miembro de la familia, primero tienes que enviársela al Royal Rota (los medios británicos).¿Por qué les daría a las mismas personas que le llaman N-word una foto de mi hijo antes de poder compartirla con las personas que aman a mi hijo? Dime cómo tiene sentido eso y luego jugaré a ese juego”. N-word es un eufemenismo de 'nigger', un apelativo racista que se refiere a la gente de color.

La duquesa habla también de su casa, en la urbanización Montecito. Según ella, no fue fácil encontrar una residencia. “Estábamos buscando en esta área y esta casa seguía apareciendo en línea en las búsquedas. No teníamos trabajo, así que simplemente no íbamos a ir a ver esta casa. No era posible. Es como cuando era más joven y estabas mirando escaparates; es como 'no quiero ir y mirar todas las cosas que no puedo pagar'. Eso no sienta bien". A pesar de sus reticencias fueron a verla, y se enamoraron de aquella mansión valorada en 13 millones de euros.

Justamente después les llegaron los millonarios contratos de Netflix y Spotify, por lo que pudieron hacerse con ella. "¿Ves esas dos palmeras del jardín que están unidas por abajo? -le pregunta Meghan a la periodista-. Mi marido dice que somos él y yo. Y ahora, todos los días, cuando Archie pasa junto a la palmera, dice: 'Hola, mamá. Hola, papá".

No teme Meghan hablar de cómo fue su regreso a Londres para el jubileo de la reina, aunque se centra más en cómo fue su vuelta a Frogmore Cottage, la casita que ocuparon los Sussex tras su boda. “Regresas y abres los cajones y dices: "Oh, Dios mío. ¿Esto es lo que estaba escribiendo en mi diario allí? ¿Y aquí están todos mis calcetines de esta época?". Según revela, muchas de las cosas que se contaron acerca de la reforma de Frogmore fueron mentira: "Nunca hubo, por ejemplo, un estudio de yoga con piso flotante, nunca una bañera dorada o una bañera de cobre; no había un ala especial para mi madre".

“Solo por existir, estábamos trastornando la dinámica de la jerarquía de la monarquía. Entonces decidimos: 'Está bien, bien, salgamos de aquí'. Y estamos muy felices de haberlo hecho", explica Meghan levantando las manos en fingida derrota, quien continúa enumerando un gran número de príncipes y princesas que consiguieron aquello que querían dentro de la familia sin tener que irse. "¿Por qué crees que es?", le pregunta la periodista. "¿Por qué crees que es?, responde ella con una mirada de reojo que sugiere que debería entenderlo sin tener que decirlo.