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Así es la abadía de Westminster, donde será el funeral de Isabel II
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FUNERAL DE ISABEL II

Así es la abadía de Westminster, donde será el funeral de Isabel II

Tras la capilla ardiente, el féretro con los restos de Isabel II será trasladado a la abadía de Westminster, donde tendrá lugar el funeral de Estado de la reina

Foto: Así es la abadía de Westminster. (Unsplash/Ian Branch)
Así es la abadía de Westminster. (Unsplash/Ian Branch)

Londres llora la pérdida de su reina y nadie quiere perder la oportunidad de mostrar sus condolencias y darle un último adiós. Durante sus más de 70 años de reinado, Isabel II fue una figura constante en la historia, vio pasar gobiernos de todos los colores, se enfrentó a duras crisis y trató salir de ellas reforzada, tanto ella misma como la institución a la que representó con entereza y orgullo. Ahora es el momento del relevo, pero antes de pasar página por completo, hay que despedirse.

Esto es precisamente lo que se hará en el palacio de Westminster desde el momento en el que la monarca llegue hasta el funeral oficial. Se instalará la capilla ardiente, donde la reina permanecerá custodiada por cuatro soldados de la Guardia Soberana durante cuatro días; al parecer, ya hay colas de más de 30 horas para ello. Tras el cierre de la capilla ardiente, el féretro será trasladado a la abadía de Westminster, que es donde se celebra el funeral de Isabel II, este 19 de septiembre.

Así es la abadía de Westminster

La importancia de este lugar es histórica, pero también simbólica. Aquí fue donde Isabel II se casó con su gran amor, Felipe de Edimburgo, en 1947, también es donde, tradicionalmente, se celebran las coronaciones reales. Este es el punto en el que descansan muchos personajes ilustres de la patria, como Isaac Newton, Charles Darwin, Lord Byron o Stephen Hawking; también monarcas ilustres, como Isabel I, última monarca de la dinastía Tudor, o Jorge II, rey de Gran Bretaña e Irlanda, hasta su fallecimiento en 1760. En esta abadía hay también una placa en recuerdo de la princesa Diana.

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La abadía de Westminster es una iglesia anglicana de estilo gótico y sus orígenes se suelen situar en torno al siglo VII. Es en esta época donde la historia cuenta que se construyó un santuario en homenaje a San Pedro en la isla de Thorney que más adelante sería transformada en abadía por Eduardo el Confesor, quien había prometido peregrinar a Roma si su familia recuperaba su posición, pero se le desaconsejó abandonar su puesto por lo inestable de la situación. En su lugar construyó esta abadía, que en origen era de estilo románico.

Su aspecto gótico es obra del rey Enrique III, quien decidió reconstruir la abadía siguiendo las corrientes arquitectónicas del momento, buscando que el lugar fuera majestuoso para las coronaciones. Más adelante se le añadiría una nueva capilla dedicada a la Virgen, Lady Chapel, la más bella y conocida de esta abadía. La relación de este templo con la realeza siempre ha sido profunda, aunque no siempre ha estado en sus manos. Isabel I (fallecida en 1603) la recuperó de manos de los benedictinos, convirtiéndola en la iglesia colegiata de San Pedro.

La abadía, tal y como la conocemos actualmente, se comenzó a forjar a partir del año 1200, y con el tiempo ha ido sufriendo modificaciones, como la incorporación de las icónicas torres occidentales de Nicholas Hawksmoor, que se finalizaron en 1745. Todavía se conservan los suelos de mosaico del siglo XIII en la Sala Capitular, de estructura octogonal, así como los claustros que unen la iglesia con el resto de dependencias, construidos en los siglos XIII y XIV.

Tras la abadía se esconde un lugar mágico, el College Gardens, un verdadero tesoro y uno de los jardines más antiguos de Londres, con más de 900 años de antigüedad. Hogar de árboles frutales, huertas, colmenas y estanques, también se pueden encontrar estatuas ornamentales y un muro de piedra, construido en el año 1300 y que todavía sigue en pie.

La silla de la coronación

Si bien la abadía de Westminster no ha acogido el funeral de un monarca desde el siglo XVIII, sí que han seguido celebrándose enlaces, como el de Guillermo y Kate Middleton, ahora príncipes de Gales, y, sobre todo, coronaciones. Es aquí donde se han coronado a todos los monarcas, ingleses primero y después británicos, desde Guillermo el Conquistador en 1066, y lo han hecho en la Silla de la Coronación desde 1308, mandada construir por Eduardo I para albergar la Piedra del Destino o Piedra de Scone.

Actualmente, la piedra se encuentra de nuevo en Escocia, donde fue devuelta hace algún tiempo con la condición de que la enviaran a Londres en caso de coronación. Habitualmente se puede ver en el castillo de Edimburgo y ha sido objeto de grandes controversias a lo largo de la historia, también de algunas leyendas, de robos e incluso de obras de literatura (como la escrita por Sir Terry Pratchett).

Durante las coronaciones se coloca bajo la Silla de Eduardo y se colocan ambas frente al altar mayor para la ceremonia oficiada por el arzobispo de Canterbury. Un lugar que siempre ha estado ligado a la historia y que, de nuevo, se convierte en el escenario de un momento irrepetible y único.

Londres llora la pérdida de su reina y nadie quiere perder la oportunidad de mostrar sus condolencias y darle un último adiós. Durante sus más de 70 años de reinado, Isabel II fue una figura constante en la historia, vio pasar gobiernos de todos los colores, se enfrentó a duras crisis y trató salir de ellas reforzada, tanto ella misma como la institución a la que representó con entereza y orgullo. Ahora es el momento del relevo, pero antes de pasar página por completo, hay que despedirse.

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