Es noticia
Menú
Modern monarchy: por qué Carlos y Camilla reflejan la nueva generación del Gotha (a pesar de su edad)
  1. Casas Reales
LOS NUEVOS REYES

Modern monarchy: por qué Carlos y Camilla reflejan la nueva generación del Gotha (a pesar de su edad)

No forman parte, precisamente, de lo que denominaríamos una generación joven de royals, pero su situación no entra dentro de los cánones a los que el antiguo Gotha está acostumbrado

Foto: Carlos y Camila, en una imagen reciente. (Reuters)
Carlos y Camila, en una imagen reciente. (Reuters)

Son los nuevos reyes británicos, pero hace décadas el hecho de que un matrimonio con sus circunstancias llegara al trono hubiera sido algo impensable. O al menos por la parte que le toca a ella por su condición de mujer, siempre el género tradicionalmente denostado por la historia. Pero Carlos y Camila reflejan la nueva generación del Gotha. A pesar de los 75 años de la reina corsorte y los 73 que tiene el monarca, sus circunstancias familiares y personales y su historia de amor son el símbolo de la modernidad que actualmente marca las actuales monarquías europeas.

Es la primera vez en la historia contemporánea que ocupa el trono un rey casado en segundas nupcias tras un divorcio -sí los ha habido casados tras un fallecimiento- y, lo más llamativo, con una mujer también divorciada y con hijos de otro matrimonio. Aunque esos estados civiles no nos resultan novedosos. No nos tenemos que ir demasiado lejos para ver cómo otras consortes han aportado hijos de otro matrimonio o no era la primera vez que daban el 'sí, quiero'. Situaciones que son ni más ni menos que un reflejo de la sociedad actual.

placeholder Carlos y Camila, en una imagen reciente. (Reuters/Pool/Chris Jackson)
Carlos y Camila, en una imagen reciente. (Reuters/Pool/Chris Jackson)

Una primera ruptura con los arcaicos cánones establecidos en el Gotha ya se daba en 1968, cuando la costurera Sonia Haraldsen se convirtió en la primera plebeya que se convertía en heredera del trono -consorte, claro- al casarse con el príncipe Harald de Noruega. Por más que le intentaron emparejar con la primogénita de Pablo y Federica de Grecia, es decir, nuestra reina Sofía, su corazón estaba ocupado por otra persona. No se lo pusieron nada fácil: se encontraron con la negativa radical del rey Olaf a que su hijo contrajera matrimonio con una costurera (palabras textuales, según las crónicas de la época).

Después de llevar su relación en secreto durante unos años, cuando por fin el entonces príncipe se lo contó a su padre, fue enviado a Oxford para estudiar y que se olvidara de aquella costurera de la que se había enamorado. No funcionó. Años más tarde, con amenaza de suicidio de Sonia por medio y la amenaza del propio Harald de renunciar a sus derechos, el rey tuvo que claudicar y permitir un matrimonio que dura, feliz, estable y entregado a la Corona, hasta el día de hoy. Lo curioso es que Harald no se vio obligado a renunciar a sus derechos ni a tu título, como sí tuvieron que hacer sus dos hermanas para poder casarse. Otra muestra más de los tintes machistas que de siempre han acompañado la historia de las casas reales.

placeholder La reina Sonia y el rey Harald de Noruega, en la cena por el jubileo de Margarita de Dinamarca. (Cordon Press)
La reina Sonia y el rey Harald de Noruega, en la cena por el jubileo de Margarita de Dinamarca. (Cordon Press)

Y precisamente por esas dificultades que ellos encontraron, el ahora monarca noruego decidió hacer todo lo posible para que sus hijos se casaran con quien ellos desearan. Así, llegamos a la pareja formada por el príncipe Haakon de Noruega y Mette-Marit, otra relación que hizo tambalearse los cimientos del Gotha. Era la primera vez que un príncipe heredero escogía como futura reina consorte a una mujer que aportaba un hijo de una relación anterior. Aunque la elección hizo enmudecer a toda Europa y tras el shock inicial, Harald fue el primero que defendió la relación de su hijo y su nuera, incluso ante el Consejo de Estado, que tenía que aprobar en última instancia el matrimonio.

* Si no ves correctamente este formulario, haz clic aquí

Tenemos que irnos hasta Luxemburgo para ser testigos de otra boda que también rompió con todas las previsiones. Hablamos de Louis de Luxemburgo y su exmujer, Tessy Antony-Nassau. Aunque la relación acabó en divorcio -y desde hace un tiempo, buena amistad- no podemos olvidar la imagen de su boda. Ella contaba con 20 años; él, con 19. Pero no era lo que más llamaba la atención. En brazos de la pareja, su hijo Gabriel, que había nacido seis meses antes. Cierto es que el novio no era príncipe heredero y no estaba en juego el trono del ducado, pero tampoco dejó de sorprender que los novios llegaran ya con un hijo al altar, una imagen cada vez más frecuente en nuestra sociedad.

placeholder Louis y Tessy de Luxemburgo, el día de su boda junto a su hijo Gabriel. (Cordon Press)
Louis y Tessy de Luxemburgo, el día de su boda junto a su hijo Gabriel. (Cordon Press)

Pero también en nuestro país tenemos un ejemplo claro de cómo han cambiado las monarquías actuales y de ese nuevo aire que tienen ya hace alguna década, otorgado principalmente porque sus miembros han querido que primen los sentimientos antes que la obligación a la hora de escoger un compañero o compañera de vida. No solo ya encontramos pocos príncipes, princesas y reinas consortes que no sean plebeyos, por no decir ninguno, sino que también tenemos el caso de la reina Letizia, que pronunció el 'sí, quiero' al entonces príncipe Felipe siendo ya una mujer divorciada.

Tampoco es que lo tuvieran fácil y el anuncio y los primeros datos sobre aquella periodista de los informativos de TVE no dejaron a la gente fría precisamente. Los debates no tardaron en generarse, pero el que lo tenía que tener claro era don Felipe de Borbón, y él se puso en su sitio y no quiso renunciar al amor de Letizia Ortiz, como sí había tenido que hacer con Eva Sannum, su anterior pareja. El entonces príncipe se cuadró ante don Juan Carlos y doña Sofía y no les dejó mucha más opción que aceptar aquella relación con la que hoy es reina consorte de nuestro país.

placeholder Felipe y Letizia, el día de su boda. (Getty)
Felipe y Letizia, el día de su boda. (Getty)

Y ya, si subimos un poco en el mapa y recalamos en Mónaco, no podemos evitar hacer un alto para analizar la vida sentimental de la familia Grimaldi. Entre los tres hermanos suman seis matrimonios y 11 hijos de diferentes parejas. También el actual soberano accedió al trono ya teniendo dos hijos anteriores, ambos ilegítimos, de relaciones amorosas no oficiales y a los que reconoció después de unos años. Pero como siempre, no fue tan duramente juzgado por esta circunstancia como lo fue, por ejemplo, Mette-Marit al saberse que ya tenía un hijo de una relación anterior.

Así, volvemos al Reino Unido para ver cómo Carlos y Camila no han hecho nada que no se hubiera visto ya en otras monarquías: seguir sus sentimientos y apostar por su amor. A pesar de las arraigadas tradiciones de la Corona, es la Casa Real que más divorcios tiene en su foto de familia. Los tres hijos mayores de la reina Isabel, su hermana o su nieto mayor, Peter Phillips, han visto cómo sus matrimonios hacían aguas. Carlos no hizo sino poner empeño en vivir con el que había sido el amor de su vida.

Teniendo en cuenta que su idilio a tres había sido más que público, con sentencias tan célebres como la del támpax o la del "matrimonio de tres" en la polémica entrevista de la BBC, quiso llevar la nueva etapa de su romance con Camila con bastante discreción, al menos hasta que anunció su compromiso. También, como otros homólogos, se cuadró ante su madre: quería ser rey en un futuro -quizá no pensaba entonces que fuera tan lejano-, pero su relación con Camila no era negociable. No quería que se repitiera la historia protagonizada por su tío, el rey Eduardo VIII, quien renunció al trono ante la imposibilidad de casarse con Wallis Simpson. Una decisión que, 90 años después y con un Gotha mucho más modernizado, quizá Eduardo no hubiera tenido que tomar.

Son los nuevos reyes británicos, pero hace décadas el hecho de que un matrimonio con sus circunstancias llegara al trono hubiera sido algo impensable. O al menos por la parte que le toca a ella por su condición de mujer, siempre el género tradicionalmente denostado por la historia. Pero Carlos y Camila reflejan la nueva generación del Gotha. A pesar de los 75 años de la reina corsorte y los 73 que tiene el monarca, sus circunstancias familiares y personales y su historia de amor son el símbolo de la modernidad que actualmente marca las actuales monarquías europeas.

Camila Parker Príncipe Carlos de Inglaterra
El redactor recomienda