Primicia | La infanta Cristina pasa la semana en Portugal, entre trabajo y amistades

La infanta Cristina ha decidido volcarse en su carrera profesional y pasa los días de viaje en viaje. Si hace una semana estuvo en Mozambique, enviada por la Fundación La Caixa, esta misma semana ha estado en Portugal. Según confirman fuentes de su entorno a este medio, esta vez ha sido de la mano de la Fundación Aga Khan, su otro empleador.

La hermana del rey Felipe VI trata de evitar así todas las informaciones que aparecen sobre su exmarido, Iñaki Urdangarin, de quien vive separada desde hace unos meses, justo cuando se publicaron unas imágenes de él con otra mujer. La traición, cuántas veces se ha dicho, la dejó devastada y ahora trata de retomar su vida, un momento en el que la agenda laboral se ha convertido en un gran flotador.

Su visita de esta semana a Portugal no ha respondido a sus obligaciones como directora del área internacional de La Caixa, como sucedió la semana pasada con su viaje a Mozambique, donde supervisó el programa de vacunación infantil, uno de sus grandes proyectos. Esta vez ha viajado de la mano de la Fundación Aga Khan, una visita que ha aprovechado además para ver a amigos, algunos de los cuales hacía tiempo que no veía.

Las maletas de la Infanta

Urdangarin viajó a Barcelona la semana pasada para estar con sus tres hijos varones, Juan, Pablo y Miguel, porque Irene sigue sus estudios en Ginebra, donde vive con su madre. Esos mismos días en los que el exduque se daba un baño de cariño paternofilial, la infanta Cristina preparaba las maletas en su casa de Ginebra para poner rumbo a Portugal.

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Entre tanto, solo tenemos constancia de que ha ido a visitar a su padre, el rey Juan Carlos I, en el mes de agosto. Ella y su hermana, la infanta Elena, lo visitaron por turnos ese mes y ni antes ni después, al menos que se sepa. Ahora, además, doña Elena no ha viajado porque estaba estos días en Jerez de la Frontera.

Sin visitas al padre

Que las visitas de sus hijas hayan rebajado su frecuencia desde que el rey padre volviera a Abu Dabi tras pasar unos días en España responde a esa petición del emérito de mantener un perfil bajo. Don Juan Carlos quiere poder volver a España en algún momento y cuanta menos exposición pública, mejor. Juntos estuvieron a finales de agosto, principios de septiembre, en Ginebra, donde se celebró una cumbre a la que asistieron también algunos hijos Urdangarin. Además, la reciente visita de don Juan Carlos a Inglaterra ha dificultado el encuentro entre padre e hijas.

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Así, la infanta Cristina vive centrada en su trabajo, en una carrera profesional que se divide entre La Caixa y la Fundación Aga Khan. Esta entidad tiene una de sus sedes en Lisboa, una ciudad en la que ella se planteó residir, algo que Zarzuela no le permitió por no verlo conveniente entonces.

Seguirá en Ginebra

Mientras las cosas sigan como están, la Infanta seguirá residiendo en Ginebra, una ciudad que le permite vivir a resguardo, ajena a todos los rumores, cotilleos e informaciones veraces -todo lo ve ella en el mismo saco- que afectan a su persona y a su familia.

Es una decisión tomada a conciencia, incluso cuando su todavía marido obtuvo el tercer grado y se fue a vivir a Vitoria. Entonces fueron muchas las voces que pusieron en duda esa opción, pero ella siempre ha esgrimido a su familia por encima de todo y en este caso era su hija, Irene, quien tenía prioridad. Hasta que la niña no termine los estudios, cosa que puede tardar un poco por sus resultados poco halagüeños, no hay ningún plan de trasladarse.

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Portugal, Lisboa en concreto, fue una de las ciudades que aparecieron en los medios y en su propia agenda en el momento en que Iñaki Urdangarin ingresó en prisión. La opción de que la infanta Cristina viviera cerca de España, a pocos kilómetros, y que Iñaki Urdangarin estuviera preso en una cárcel al otro lado de la frontera parecía plausible.

Pero no fue una idea que gustara a Zarzuela, tal y como bien se dijo en su momento, porque el retiro suizo de doña Cristina sirve para evitar que se hable de ella. Allí tiene una privacidad de la que no podría disfrutar en España o Portugal, algo fundamental. Además, mientras su marido estaba en Brieva, ella se mudó a otro piso, lejos de la Rue des Granges, una vivienda muy conocida por toda la prensa, con lo que nadie -casi nadie- sabe dónde se encuentra o dónde encontrarla.

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En Portugal, la Infanta ha contado con una agenda laboral y una personal trufada de citas que le han permitido disfrutar de la vida como ella quiere en estos momentos: lejos, sobre todo, de Iñaki Urdangarin. Por mucho que haya sentado las bases para mantener una relación estable y tranquila que les permita acordar un divorcio también estable y tranquilo. Un proceso legal, eso sí, que será lento, tal como advirtieron desde su entorno el primer día.