Mako de Japón cumple su primer aniversario de boda y tiene doble motivo de celebración

Tal día como hoy, pero hace un año, se casaba por fin la exprincesa Mako de Japón con el que fuera su novio durante más de una década. Un compromiso que se anunciaba en 2017, pero que tuvo que posponerse hasta cuatro largos años, hasta que finalmente el 26 de octubre de 2021 ambos contraían matrimonio civil, lo que suponía una renuncia por parte de la princesa a sus títulos imperiales.

Un año después queremos recordar cómo fue aquella boda tan atípica y cómo han pasado sus primeros 365 días de casados sus protagonistas. Una historia de amor que, hasta ahora, ha superado muchos obstáculos y que tiene hoy un final feliz, por doble motivo.

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El primero de ellos es que, tras tres intentos, el marido de la exprincesa ha conseguido aprobar el examen del colegio de abogados del estado de Nueva York, por lo que por fin podrá ejercer en Estados Unidos tras licenciarse en 2021 en Derecho por la Universidad de Fordham.

Tras su boda, el matrimonio se trasladó a Nueva York, donde llevan residiendo prácticamente un año. Allí Kei consiguió un trabajo como asistente legal en el bufete de abogados Lowenstein Sandler LLP. Mako también ha conseguido colaborar con el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, pues es licenciada en la Universidad Cristiana Internacional en Arte y Herencia Cultural. La sobrina del emperador Naruhito es toda una experta en arte y también estudió Historia del Arte en la Universidad de Edimburgo, además de hacer un máster en Estudios de Museos y Galerías de Arte en la Universidad de Leicester.

Precisamente en la universidad es donde conoció al que hoy es su marido, concretamente en la Universidad Cristiana Internacional. Pero su relación siempre estuvo marcada por la polémica, su marido tiene un origen plebeyo y en Japón si una princesa se casa con alguien de sangre no real tiene que renunciar a ser miembro de la familia imperial. Una tradición solo para las mujeres.

Así lo hizo, hace exactamente un año, y hoy parece que ha encontrado la felicidad en una vida lejos de palacio y de su Japón natal. La hija del príncipe heredero Fumihito registraba su matrimonio con el que era su prometido en una boda muy lejos de lo que todos tenemos en mente como real. Sin grandes fastos ni multitudes, Mako de Japón se casaba con su novio Kei Komuro en una sobria ceremonia civil un martes con todo en contra, incluido algunos miembros de su pueblo que protestaban en las calles de Tokio con pancartas.

La condición de plebeyo de Kei marcaba un antes y un después en la vida de Mako, que tenía que renunciar a su condición de princesa por el amor de su vida y enfrentarse a duras críticas, además de numerosos rumores en la prensa que la llevaban a ser diagnosticada en 2018 con un trastorno de estrés postraumático. No ayudaron tampoco los problemas financieros de la familia de Kei, que se endeudaban para pagar los estudios de su hijo y que eran aireados en la prensa por el exnovio de la madre. Un cóctel explosivo que llevó a la princesa a un estado mental delicado, llegando a ser conocida como la princesa triste.

Tras presentar el trámite de matrimonio civil en la oficina del Gobierno, Mako y Kei se presentaron ante los medios de comunicación como marido y mujer para contestar algunas preguntas, seleccionadas, de la prensa. Fue en el hotel Grand Arc Hanzomon a las dos de la tarde (hora japonesa). Allí podíamos ver la primera imagen de los recién casados, que lejos de estar felices y exultantes, se presentaban serios ante la prensa.

Podíamos ver el atuendo de la novia, que escogía un look sencillo y nada típico de novia. Un vestido en color verde agua con dos ribetes que cruzaban la parte superior de forma longitudinal a modo de chaqueta integrada en el vestido y que marcaban su silueta. Lo combinaba con un pequeño bolso de mano y zapatos en color nude. Lucía un ramo de rosas en tonos pastel en la mano, que era lo que nos recordaba que nos encontrábamos en una boda. Mako llevó perlas, tanto en los pendientes como en el collar, además de un broche prendido en el sobrio vestido.

Algunas horas antes habíamos podido ver imágenes de la exprincesa despidiéndose de sus padres y su hermana en Akasaka, la residencia oficial del príncipe Fumihito. Mako, con 30 años recién cumplidos hace ahora un año, se abrazaba a su hermana, la princesa Kako. Decía así adiós a su vida en palacio la exprincesa.

Una atípica ceremonia de la que este miércoles se cumple un año y tras la que confesaron su amor mutuo. En la declaración posterior, en la que solo contestaron a cinco preguntas seleccionadas previamente y que duró apenas doce minutos, Mako reconocía que para ella “Kei es irremplazable” y que “el matrimonio fue una opción necesaria” para ellos. Por su parte, el actual marido de la sobrina del emperador de Japón también aseguró: “Amo a Mako. Solo contamos con una vida y quiero que la pasemos con la persona que amamos”. La exprincesa aseguraba, consciente de las polémicas levantadas con su matrimonio: “Siento mucho la inconveniencia causada y estoy agradecida a aquellos que han continuado apoyándome”.

Un año después, el matrimonio vive en un apartamento en el barrio de Hell’s Kitchen en Manhattan y llevan una vida de lo más cotidiana. Ese era el deseo que Mako expresó en su día: “Me gustaría llevar una vida tranquila en mi nuevo ambiente”. Desde Vanitatis no podemos más que desearles un feliz aniversario.