Sin vuelta atrás: la tensa reunión de Carlos con Andrés días antes de la muerte de Isabel II

Días antes de que la reina Isabel II falleciera, el actual rey Carlos III y su hermano, el príncipe Andrés, tuvieron un encuentro privado. Un ''tête à tête' complejo en el que el heredero quiso dejar las cosas bien claras. La reina aún no había dejado este mundo, pero su delicado estado de salud hacía presagiar el peor de los desenlaces.

Durante años, Andrés estuvo ‘protegido’ por su madre, incluso en los momentos más complicados. Siempre se dijo que él era el favorito de la reina. Ambos tuvieron una relación muy diferente con ella: mientras Andrés recibía todo el cariño, su hermano mayor, Carlos, tan solo se llevaba los reproches de Isabel, quien dicen que desde que este era pequeño lo vio como la representación de su propia muerte, ya que sería él quien la sucediera. Andrés siempre fue por libre, desde pequeño. Y conocedor de ser el ojito derecho de su madre, se aprovechó de esa condición dentro de la familia para hacer y deshacer a su antojo. Después del escándalo en el que se vio inmerso y que le relacionaban con los casos de pederastia de Jeffrey Epstein, a la soberana le costó, y mucho, tener que retirarle a su hijo los honores militares, los patronazgos y la condición de alteza real, pero no le quedaba más remedio.

Pero la relación con su hermano mayor es bien distinta. El halo de protección, incluso antes de que la soberana falleciera, se iba desvaneciendo, y Carlos ya se veía con la corona que tantos años estuvo esperando. En esa reunión que tuvo lugar en la finca Birkhall de Escocia, el heredero le dijo al tercero que jamás volvería a sus deberes reales, según una información que ha revelado ‘Daily Mail’.

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Según esta publicación, Andrés se quedó sorprendido y apesadumbrado. Lloroso. Al punto que los que rodean al duque de York están muy preocupados por él. Por cómo se pueda tomar esa drástica decisión y el nuevo organigrama familiar.

Aprendiendo a aceptarlo

La fuente cercana al círculo real cuenta a la publicación inglesa que el príncipe Andrés siempre pensó que habría un camino de regreso, que todavía su labor podía ser valiosa para la corona, que el tiempo, tal vez, calmaría las aguas revueltas. "Andrés tenía una relación muy estrecha con la reina y trató de plantearle el tema de su regreso a la vida pública muchas veces. En algunas ocasiones decía cosas levemente conciliadoras, pero la mayoría de las veces cambiaba de tema inmediatamente para evitar hablar de ello", explica la fuente sobre la reacción de la monarca a las peticiones de su hijo.

Si había alguna remota posibilidad de que el menor de los hermanos recuperara su papel en 'La Firma', con Carlos como monarca, la cosa ha quedado más que clara. “En la reunión, Carlos le dijo que puede irse y tener una buena vida, una buena vida, pero que su vida pública como miembro de la realeza está llegando a su fin. Le dijeron: 'Tienes que aceptar esto'”.

Según las fuentes consultadas por el diario británico, la reunión fue tensa. “Salió de la reunión conmocionado. Todavía está en estado de shock. Está completamente perdido y muy deprimido”. Poco después sabría que se le prohibiría usar uniforme militar en el funeral de su madre.

Cada vez más apartado

El aislamiento del duque de York es cada vez más evidente. Es muy complicado que la imagen de Andrés vuelva a ser la de antes y Carlos es conocedor de ello, por lo que lo quiere lo más lejos posible de la Corona, algo que no sucedería si su madre aún viviera. Ella nunca apartaría a su favorito. Pero ni ella está ya ni él es favorito de nadie. Su popularidad está más baja que nunca y su presencia incomoda.

Habrá más evidencia del aislamiento de Andrés el próximo domingo, cuando cause baja en el homenaje del Cenotafio de Londres en el Día del Armisticio, un acto que honra a los soldados caídos durante la Primera Guerra Mundial.

Además, todo parece indicar que el nombre de Andrés, como el de Harry, queden fuera de la lista de consejeros de Estado, los miembros de la realeza de alto rango que pueden sustituir al monarca si es necesario. Un lugar que sí ocuparán la princesa Ana y el príncipe Eduardo, aunque ostenten puestos más bajos en la línea de sucesión.

Tanto Sarah Ferguson como sus hijas, las princesas Beatriz y Eugenia, están muy preocupadas por su padre y han mantenido una reunión con el rey para expresar su inquietud por el bienestar de su padre y abogar por su regreso. Pero tanto Guillermo como Camila apoyan la decisión irrevocable de Carlos. Solo una vez el rey ha sido condescendiente con su hermano: no le permitió llevar el uniforme en el funeral de su madre, pero sí dejó que lo luciera durante la vigilia privada. Esa fue su única concesión. Y no tiene pensado hacer ninguna más.

Mientras tanto, Andrés sigue sin aceptar su nueva realidad. Él, que no paraba de viajar, vive ahora casi recluido en el Royal Lodge, la que fuera residencia de la reina madre. Sale de forma ocasional y su papel es cada vez más irrelevante. “No tiene idea de lo que depara el futuro. Está luchando por aceptar que este es el final del camino para él como miembro de la realeza. Es todo lo que ha conocido. Le resulta difícil procesar la realidad de cómo será la vida a partir de ahora”.