Atención, vídeo tierno: Kate Middleton hace realidad el deseo de un niño de tres años

Este pasado miércoles, la princesa de Gales acudía al Centro Infantil Colham Manor, en Hillingdon, donde podía conocer más sobre la salud mental materna y conversaba con madres vulnerables. Mucho se ha hablado de su outfit con vestido de Mango nuevo en color oliva, un diseño de tan solo 40 euros que agotaba pronto sus existencias.

Pero se nos había pasado por alto uno de los momentos más tiernos protagonizados por Kate Middleton. Su conversación con uno de los pequeños de este centro infantil, de tan solo tres años. Un niño llamado Akeem con el que la mujer del príncipe Guillermo mantuvo una tierna charla, agachada a su altura.

* Si no ves correctamente este formulario, haz clic aquí

Al saludarse, el niño le preguntó cómo se llamaba a la princesa, que no dudó en responder amablemente que su nombre era Catherine. Algo al que pequeño le pareció “ok”, provocando las risas de las profesoras y madres presentes en esta visita en la que Kate representaba a la Maternal Mental Health Alliance, una ONG de la que ella es cabeza visible.

Fue entonces cuando el pequeño se fijó en la amapola roja que llevaba como broche prendida en la solapa de su abrigo la princesa. Señalándolo con su pequeña mano, Akeem mostró mucho interés en el ‘poppy’ de color rojo de Kate.

El pin de la Remembrance Poppy, una flor artificial en forma de amapola roja que es todo un símbolo en Gran Bretaña y en el resto de los países de la Commonwealth y que se luce cada 11 de noviembre con motivo del Remembrance Day, para recordar los sacrificios de los miembros de las Fuerzas Armadas y los civiles en tiempos de guerra, específicamente desde la Primera Guerra Mundial. Es habitual que los miembros de la familia real luzcan la flor desde que empieza el mes, en señal de recuerdo a aquellos que dieron su vida para defender al país.

Kate le dijo a Akeem que si él tenía uno de estos broches, a lo que el pequeño respondió que aún “no había encontrado uno”. Sin dudarlo, la madre de George, Charlotte y Louis le preguntó al tierno niño si quería tener la suya. Fue entonces cuando este espontáneo pequeño respondió con un tajante “sí”. Kate, con un tono de voz de lo más dulce, no dudó en llevarse las manos hasta la solapa de su abrigo para desprender el pin mientras le decía a Akeem que podía quedarse con su poppy si podía sacarlo.

Los trabajadores del centro y los padres allí presentes no podían evitar sentirse conmovidos por ese momento tan tierno y pronunciaban un “¡oh!” al unísono. Al tiempo que Kate le daba su amapola roja en la mano al niño de tres años, le preguntó si sabía qué era. A continuación, la mujer del príncipe Guillermo le explicó a Akeem que “es para recordar a todos los soldados que murieron en la guerra”.

Como madre de niños pequeños, pues su hijo Louis tan solo tiene un año más que este espontáneo niño, enseguida apartó Kate la parte punzante del pin y preguntó por la madre o alguna profesora del pequeño para que pudiera guardársela. Un gesto que no puede evitar que soltemos una sonrisa dadas las emotivas imágenes protagonizadas por la nuera del rey Carlos III.

Precisamente, estas imágenes se produjeron el mismo día en el que los nuevos reyes del Reino Unido recibieron hasta cuatro huevos, que fueron a parar al suelo, por una persona presente en York, que fue detenida y abucheada por muchos otros británicos presentes.

Pero volviendo a los ‘poppys’, cada noviembre los broches de amapola roja se convierten en una pieza fundamental en los outfits de la realeza. De hecho, Kate no solo lo lució en el abrigo, sino también en su nuevo vestido de punto de canalé de marca española. Esta amapola se ha utilizado desde 1921 para conmemorar a los militares fallecidos en las guerras.

La Legión Real Británica vende estos pines para ayudar a recaudar dinero para los veteranos. Se cree que este broche de amapola tiene su origen en un poema de John McCrae sobre la Primera Guerra Mundial, y cuya estrofa inicial dice: “En los campos de Flandes soplan las amapolas. Entre las cruces, hilera tras hilera, que marcan nuestro lugar; y en el cielo las alondras, aún cantando valientemente, vuelan. Apenas se escuchan entre los cañones de abajo”.