Matilde de Bélgica y su delicado look de gala: vestido capa rosa y tiara aristocrática

Noche de gala en Bélgica. Los reyes Felipe y Matilde han dado la bienvenida este jueves al presidente de la Confederación Suiza, Ignazio Cassis, quien está realizando una visita de Estado junto a su esposa, Paola Rodoni Cassis. Tras una ceremonia oficial en el Palacio Real de Bruselas y un almuerzo conjunto, las dos parejas han visitado el Musical Instruments Museum. La primera jornada del viaje ha terminado con una cena de gala ofrecida por los reyes de los belgas en la que es su residencia oficial, el palacio de Laeken, a las afueras de la capital.

La etiqueta a la ahora de vestir era la más alta, como en la mayoría de visitas de Estado, por lo que Matilde ha aparecido en la cena de largo y con una imponente tiara. La reina, quien no suele ser muy admirada por su forma de vestir, ha rescatado de su armario uno de los looks con los que mejor crítica ha recibido, tanto en su país como internacionalmente. Hablamos de un vestido capa que estrenó en uno de los últimos grandes eventos royal antes de la pandemia, la coronación del emperador Naruhito de Japón.

Matilde eligió para la ceremonia matutina un delicado diseño rosa empolvado, de Armani Privé, con un fino ribete plateado en las costuras. Los vestidos capa están a la orden del día entre las mujeres de la realeza. El martes era la princesa de Gales, Kate Middleton, quien elegía una creación de este estilo, la suya firmada por Jenny Packham, en la cena de gala ofrecida en Buckingham en honor al presidente sudafricano. Asimismo, doña Letizia lucía a mediados de octubre, en Alemania, un vestido capa de Stella McCartney.

Si Matilde combinó el diseño de Armani Privé con un tocado pillbox en Japón, esta noche en Bélgica lo ha cambiado por la conocida como tiara del laurel (su nombre es Brabant, como la región belga). Una joya de estilo clásico realizada en platino y diamantes talla brillante en 1912 por Hennel & Sons que la reina recibió como regalo con motivo de su compromiso con el entonces príncipe Felipe de un grupo de aristócratas belgas en 1999. La pieza puede ser lucida también como gargantilla, como ella misma demostró en 2011 en la boda de los entonces duques de Cambridge. Es una de sus favoritas.

La reina ha completado el estilismo con unos pendientes de diamantes, estilo años 50, que estrenó en 2017 y de los que se desconoce la procedencia. Llevaba, además, la banda de la Orden de Leopoldo, la más importante distinción del país y fue nombrada en honor al primer rey de los belgas, así como una cartera de mano de Giorgio Armani.

Por la mañana, Matilde se decantó por el color burdeos con un conjunto de Dior formado por abrigo de corte clásico, con falda de vuelo y cinturón incorporado, y un vestido debajo con escote en V. Los complementos elegidos, tanto la cartera de mano como el sombrero, también son de la maison francesa. En cuanto a los pendientes pertenecen a Percossi Papi.