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Corinna, en su hogar de Mónaco: cuando tenía una cajita misteriosa y amaba la sopa
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FAMILIA DEL REY

Corinna, en su hogar de Mónaco: cuando tenía una cajita misteriosa y amaba la sopa

La exnovia del padre de Felipe VI recibió a invitados en su casa de Mónaco antes de convertirse en el azote de la Corona. Hablamos con algunos y nos cuentan cómo vivía

Foto: Corinna Larsen, en una imagen de archivo. (Gettty)
Corinna Larsen, en una imagen de archivo. (Gettty)

Hacía tiempo que se hablaba de una rubia, incluso de una alemana, pero nadie sabía ni se atrevía siquiera a saber. Hasta 2012, tras el accidente del rey Juan Carlos I en Botsuana, momento en el que todos conocimos el nombre: Corinna Larsen o Corinna Zu Sayn-Wittgenstein, como a ella le gusta. De pronto, se convirtió en una de las mujeres más deseadas por la prensa y ella, consciente de su valor, empezó a tratar con algunos periodistas.

Primero con reporteros de Nueva York, después con prensa española. En aquellos tiempos, Corinna recibía en su casa de Mónaco y dejaba su vida a la vista de sus invitados, sin preocuparse demasiado del qué dirán.

placeholder La princesa Corinna, junto a Charlène de Mónaco en Johannesburgo. (Reuters)
La princesa Corinna, junto a Charlène de Mónaco en Johannesburgo. (Reuters)

Una de las personas que estuvo en aquella casa nos describe cómo era y nos señala, con cierta suspicacia, algunas partes del mobiliario: “Entre la decoración digna de olvidar, en la entrada de su casa, había una caja de plata con una firma, un elemento decorativo muy parecido a los que hay en el área de recepción del palacio de la Zarzuela”.

Fotos por doquier

Ese curioso y ‘sospechoso’ objeto de decoración era una de las tantas cosas que tenía Corinna en su casa y que demostraban sus relaciones de altos vuelos. En aquel entonces necesitaba, nos dicen, demostrar que no era una simple amante fugaz, sino que su relación con el Rey era sólida. Por eso, su casa estaba trufada de imágenes que demostraban su ‘poderío’: “Estaba llena de fotografías de ella con personas conocidas, como el príncipe Alberto de Mónaco. Había también una de su hijo con el Rey emérito”.

Foto: Corinna Larsen, en una imagen reciente. (Getty)

La persona con la que hablamos, que no quiere aparecer en prensa, nos revela la sorpresa que se llevó cuando al poco tiempo, después de haber iniciado sus conversaciones con la prensa española, Corinna había cambiado radicalmente la decoración de su casa. No había rastro de su pasado y, sobre todo, no había rastro de don Juan Carlos. “Retiró todas las imágenes que la podían relacionar con la monarquía española”, nos cuenta.

El cocinero y la sopa

En aquel apartamento de lujo, situado en el centro de Mónaco, delante de la bahía, Corinna tenía a mucha gente a su servicio. “Siempre había personas trabajando, nunca supe bien en qué”, nos comenta la misma fuente, “y tenía un cocinero que le solía preparar tanto la comida como la cena. Entonces, porque no sé si ahora sigue igual, le gustaba especialmente tomar sopa”.

Foto: Corinna, en una imagen de archivo. (Getty)

En aquellos tiempos, Corinna estaba negociando una entrevista con la persona que nos detalla cómo era su casa; un hogar de decoración, recalca, “sobria y elegante”. Pero de pronto recibió la llamada de una periodista española, Ana Romero, una mujer de mundo, que habla inglés y alemán como una nativa y que tiene a sus espaldas una vida de alto nivel y que supo conectar con la pareja de don Juan Carlos de forma especial.

Buscando medios atrevidos

Cuentan que Corinna quiso darle la entrevista a esa periodista, que además trabajaba en ‘El Mundo’, un medio conocido por su ‘atrevimiento’ al informar sobre la monarquía en aquel momento. Hablar en un medio español, justificó entonces Corinna a su contacto americano, era lo que más le convenía. Se lo habían dicho sus abogados, con quienes ya trabajaba en su futuro inmediato, un futuro en el que ya no estaba el monarca.

Foto: Corinna Larsen, en una imagen de archivo. (Getty)

En aquella entrevista al periódico de la avenida San Luis, Corinna habló con precaución y midió todas sus palabras. Lo narra la propia Romero en ‘Final de partida’ (La Esfera de Los Libros, 2015), un libro imprescindible para entender el devenir de la Casa Real española en los últimos años. Larsen aseguró: “No pienso volver a España mientras mi presencia allí cause controversia. Si alguien quiere utilizarme contra la familia real que no cuente conmigo”. Y es cierto que a España no ha vuelto, pero ya sea por verse acorralada o por necesidad, la exnovia del emérito ha cambiado de opinión en cierto modo y se ha convertido, con el tiempo, en el gran azote de la monarquía española y, en especial, de Juan Carlos I.

Nuevos episodios

Lo sigue siendo estos días, con la publicación semanal del pódcast ‘Corinna y el Rey’, en el que desgrana de forma precisa e íntima todos los pormenores de su relación. Este próximo lunes se publicará el quinto capítulo, que como el resto, promete no dejar indiferente a nadie. Aunque lo que cuenta ya lo ha contado; lo que dice ha sido publicado con anterioridad. Ni siquiera el exmonarca y su entorno le dan importancia, eso es así, pero lo cierto es que volvemos a hablar de ella y de su relación con España y su Casa Real.

Foto: Corinna Larsen, en una imagen reciente. (Getty)

En el último capítulo, tal como avanzaba Vanitatis este jueves, la alemana asegura que tuvo que organizar una cena de Navidad ‘alternativa’ para don Juan Carlos porque no quería estar con su verdadera familia. Aunque ya no eran pareja, Larsen accedió por su buena voluntad: “Las relaciones familiares se habían deteriorado hasta tal punto que me dijo que no podía soportar la idea de pasar la Navidad con ellos y que temía volver a casa”.

Este episodio, que podremos escuchar íntegramente el próximo lunes, vuelve a la carga también con el acoso que dice haber sufrido por parte de Félix Sanz Roldán, exdirector del CNI, y recuerda que los 65 millones que le entregó don Juan Carlos fueron en concepto de regalo que, según ella, le daba por el sufrimiento que había padecido durante años. Lejos quedan aquellos días de sopa, novio y fotografías de famosos en casa. Lo que no sabemos es si esa cajita ‘misteriosa’ sigue decorando su hall.

Hacía tiempo que se hablaba de una rubia, incluso de una alemana, pero nadie sabía ni se atrevía siquiera a saber. Hasta 2012, tras el accidente del rey Juan Carlos I en Botsuana, momento en el que todos conocimos el nombre: Corinna Larsen o Corinna Zu Sayn-Wittgenstein, como a ella le gusta. De pronto, se convirtió en una de las mujeres más deseadas por la prensa y ella, consciente de su valor, empezó a tratar con algunos periodistas.

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