Pablo Urdangarin y su accidentado 22 cumpleaños: con muletas y vendado
El hijo de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin sufrió un esguince de tobillo el viernes 2 de diciembre en Pontevedra. Su aniversario es este martes, pero deberá descansar una semana
Parece que las celebraciones en casa de los Urdangarin últimamente tienen mala suerte. Si Iñaki Urdangarin celebraba el cumpleaños de Ainhoa Armentia hace unas semanas tras haber sufrido un aparatoso accidente en el que se rompió el codo, ahora es su hijo Pablo quien cumple años y está lesionado. El segundo hijo de Urdangarin y la infanta Cristina cumple 22 años este martes 6 de diciembre y lo tendrá que celebrar con la pierna vendada.
El pasado viernes por la tarde, Pablo fue convocado por el primer equipo del Barça de balonmano en un encuentro contra el Blendio Sinfín, equipo santanderino, en el Palau Blaugrana. En el partido, Pablo sufrió una caída y, como consecuencia, ha tenido un esguince en el tobillo derecho. Primero lo vimos tumbado en el suelo, después se levantó y algunos compañeros lo llevaron hasta los servicios médicos. Tras pasar un rato fuera de la vista de todos, apareció al final del partido con el pie vendado y con muletas.
Es una lesión clásica en el deporte, en especial en balonmano, y no es grave. En una semana como mucho, nos dicen, podrá estar en forma de nuevo y hasta haciendo deporte. Pero, por si acaso, ahora mismo va con muletas y el pie vendado.
Sus padres no estaban
Su padre, que había llegado el miércoles a Barcelona, pensaba estar en ese encuentro, pero al final decidió marcharse antes. Y no apareció tras la lesión de Pablo, lo que confirma que ni él ni la Infanta estuvieron en el Palau el viernes. Es más, ambos se fueron el jueves. Tanto él como ella habían viajado hasta Barcelona para el partido de la Champions del Barça contra el THW Kiel alemán y celebrar después el homenaje que el club rendía a Víctor Tomàs, excapitán de balonmano. Aunque Tomás no coincidió en el tiempo con Urdangarin, sí que mantienen buena relación. Además, muchos históricos del balonmano estaban allí el miércoles, una oportunidad para que tanto el exduque como la exduquesa pudieran saludar a exjugadores con quienes tanto compartieron en sus días.
Ella, además, antes de partir hacia Ginebra volvió a las instalaciones blaugrana. El jueves por la mañana fue a ver un entrenamiento que, casualmente, se había cancelado. El Barça B estaba jugando un amistoso con la selección de Qatar. La Infanta y Pablo vieron el partido, saludaron a unos y otros, y así ella le demostraba a su hijo su interés por su carrera y su deporte, un deporte del que se ha empapado durante décadas junto a su expareja.
Ni en la cena
Quien no apareció de nuevo en el Palau Blaugrana ni en ningún otro lugar fue Urdangarin padre, que incluso se perdió una cena que había organizado el viernes por la noche Valero Rivera, exentrenador y padre deportivo de Iñaki.
Sea como sea, el encuentro entre ambos el pasado miércoles fue distendido y amable. No hubo tensión y si la hubo, no la demostraron. Al contrario, sonreían, charlaban y comentaban las jugadas como si nada hubiera sucedido entre ellos. Así nos lo cuentan testigos acreditados que vieron a ambos sentados en las gradas, con Pablo entre ellos, tranquilos y divertidos.
La jornada deportiva fue bastante larga y la infanta Cristina tuvo tiempo incluso de sentarse un rato junto a uno de los sobrinos de Iñaki, Lucas Gui, hijo de Ana Urdangarin, la hermana mayor del clan y gran amiga de la Infanta. Todo queda en casa, todavía, como siempre, como antes.
El dorsal 77
Lo que seguramente no esperaban los Urdangarin de Borbón es que Pablo se lesionara el viernes por la tarde. No se habrían ausentado, nos dicen quienes les conocen. El accidente llega en un muy buen momento para el dorsal 77 -homenaje al 7 de su padre- del Barça: hace apenas un mes, a finales de octubre, logró un récord en la Super Globe. Tras 15 años de competición, por primera vez un jugador del Barça marcaba 12 goles en uno de sus partidos: ese jugador fue Pablo Urdangarin.
Consolidado en el Barça, es muy probable que lo convoquen más a menudo con el primer equipo estas semanas, puesto que se ha lesionado uno de los titulares y deberá permanecer seis de baja. El joven empezó su carrera en clubs pequeños, desesperándose en algunos lugares porque el balonmano no era un deporte muy desarrollado.
Lo contaba su propio padre, Iñaki Urdangarin, en una entrevista en la que destacaba cómo cuando se fueron a vivir a Ginebra el joven sufría porque no lograba un buen nivel en su deporte. Por este motivo, con su talento y con las teclas que pudo tocar su padre, Pablo empezó a jugar primero en Alemania y después en Francia, en equipos de alto nivel en los que sus banquillos estaban liderados por amigos y excompañeros de Iñaki.
Estudios universitarios
La prueba de fuego llegó hace dos años cuando Pablo pudo contactar con el Barça B y entrenar en el segundo equipo de balonmano de la capital catalana. Lo hizo, eso sí, sin ficha. Querían que pasara desapercibido, que no llamara la atención, por eso estuvo entrenando todo un año, pero no pudo jugar ni un partido oficial.
Pablo está trabajando duro en ello. Nos lo cuentan tanto desde su entorno deportivo como familiar. Además, prosigue con sus estudios en la European University de Barcelona (EU), donde se matriculó en gestión deportiva, una especie de ADE centrado en el deporte. Entre clases, entrenamientos y partidos, no tiene tiempo para mucho más. Su vida está encarrilada y él está, nos dicen con alegría quienes le conocen bien, muy feliz.
Parece que las celebraciones en casa de los Urdangarin últimamente tienen mala suerte. Si Iñaki Urdangarin celebraba el cumpleaños de Ainhoa Armentia hace unas semanas tras haber sufrido un aparatoso accidente en el que se rompió el codo, ahora es su hijo Pablo quien cumple años y está lesionado. El segundo hijo de Urdangarin y la infanta Cristina cumple 22 años este martes 6 de diciembre y lo tendrá que celebrar con la pierna vendada.