La noche en la que la reina Sofía acogió a Victoria y Froilán en Zarzuela

Mucho se ha comentado la semana pasada sobre la posibilidad de que Victoria Federica se instalara en el palacio de la Zarzuela acogida por doña Sofía, una noticia que no tuvo recorrido más allá de recordar las veces que la Reina emérita ha hecho de salvavidas con sus nietos y sus hijas.

No era una historia descabellada ese cambio de domicilio, pero imposible en las circunstancias actuales. Hay que recordar que el recinto es la sede de la Jefatura del Estado y no están los tiempos para que ese lugar se convierta en centro informativo por un desencuentro de Victoria Federica con su madre. Ya lo es cada vez que se cuestiona la vuelta de don Juan Carlos a España y la pregunta sin respuesta de "¿dónde va a vivir?".

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Silvia Taulés

No hay cambio de domicilio de la nieta influencer para convivir con su abuela. Victoria (o Vic, como la llaman en la intimidad) tiene para elegir varias opciones. El piso de su madre recién remodelado en el barrio del Niño Jesús, el triplex de Marichalar o, por si fuera poco, amigos con casas grandes. Cuando vivía con su novio, alternaba las tres.

Hubo un tiempo en el que efectivamente el palacio y casa de la abuela doña Sofía sí fue refugio de los nietos Marichalar. El 10 de noviembre de 2007, a tres días de la publicación del "cese temporal" de los duques de Lugo, la Reina cancelaba su viaje oficial a la XVII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado, que se celebró en Santiago de Chile. Ese encuentro de mandatarios internacionales tuvo gran repercusión por la frase de don Juan Carlos dirigida a Hugo Chávez: “Por qué no te callas”. Seguramente si no hubiera sido por la polémica que se desató, el hecho de que doña Sofía no acudiera habría pasado desapercibido salvo para los informadores que acompañaban a los reyes.

La razón que dieron a la hora de cancelar el viaje institucional y no acompañar al Rey fue una indisposición. Después llegaría el comunicado en el que se anunciaba la separación de los duques de Lugo con el famoso eufemismo.

La realidad era muy diferente. La infanta Elena y Marichalar, que ya había sufrido el ictus con consecuencias colaterales, ya no funcionaban como matrimonio. Ese día tuvieron una fuerte discusión y la primogénita real dejó su casa, cogió a sus niños de nueve y siete años con lo puesto y apareció en Zarzuela. Allí permanecieron la madre y los hijos un tiempo hasta que la infanta se trasladó a un chalet del barrio de Fuente del Berro. El 21 de enero de 2010 se firmaría el divorcio, donde hubo fuertes presiones a Marichalar para que no pusiera pegas. Algo así como lo que ahora está sucediendo con Iñaki Urdangarin y la infanta Cristina. En este caso, el tema solo lo complica la parte económica. No puede darse bajo ninguna circunstancia que el exduque de Palma se convierta en un 'segundo Corinna'. No es necesario explicar las razones de esta comparativa.

La Reina emérita siempre estuvo más pendiente de sus nietos Victoria Federica y Froilán que de los Urdangarin. Al vivir primero en Barcelona, después en Washington y por último en Ginebra, la convivencia era menos cotidiana. A pesar de la distancia, doña Sofía ha viajado en muchas ocasiones a Ginebra para dar apoyo emocional tanto a su hija como a los nietos cuando su yerno entró en prisión. Poco se sabía de esos desplazamientos salvo cuando había algún aniversario o cuando la propia Reina quería que se supiera. Y así pasó organizando un tsunami informativo con la portada de la revista '¡Hola!’ cuando ya se sabían ciertas tropelías de Urdangarin que después derivarían en el Caso Nóos. Los responsables y asesores de Zarzuela ya estaban al tanto del tema. Lo que los ciudadanos no imaginaban era que tiempo después la infanta acabaría declarando ante el juez Castro y su marido, con una sentencia condenatoria. Ese reportaje de doña Sofía con su hija, el yerno y los niños sentados en la escalera de la casa americana levantó sarpullido en Zarzuela. La interpretación que se dio a ese desafortunado posado fue que al fin y al cabo también era madre y abuela.

En los tiempos duros, ya con todo el Caso Nóos al descubierto, acogía a sus nietos cada verano para que realizaran su curso de vela. La infanta Cristina sí podía aparecer por el palacio de Marivent en Mallorca. No así Urdangarin, al que se le prohibió su entrada, como ya publicamos en Vanitatis en su día. Fue en el verano de 2012 cuando los hijos de la infanta dejaron sin completar el curso de vela que tanto les gustaba. A los dos días de su llegada regresaron a Barcelona. El exduque aún tenía mando en la plaza y dijo: “O todos o ninguno”. Y fue “ninguno”.

La reina Sofía no pudo hacer nada aquel verano, pero sí ha intentado unir a sus nietos siempre que ha podido. Ella misma contaba a Pilar Urbano en el libro ‘La reina muy de cerca’ cómo había una habitación en el palacio de la Zarzuela con camas para todos los niños Borbón. Un plan que les gustaba todos ellos y más aín a doña Sofía, que veía reflejada esa unidad de los primos como ella con los suyos. La relación matrimonial estaba más que rota y don Juan Carlos tenía un vida personal al margen de su mujer.

Ahora, los nietos ya son mayores e independientes, pero mantienen un fuerte vínculo con su abuela. Victoria no vivirá en Zarzuela, pero sí suele ir a menudo para montar a caballo y almorzar con doña Sofía.