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La infanta Elena cumple 59 años: la intrahistoria de su faceta como amazona
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¡FELIZ CUMPLEAÑOS!

La infanta Elena cumple 59 años: la intrahistoria de su faceta como amazona

La hípica le ha regalado grandes amores, amigos y una válvula de escape en momentos complicados como el fin de su matrimonio o la abdicación de su padre

Foto: La infanta Elena saltando a caballo. (EFE/Alberto Morante)
La infanta Elena saltando a caballo. (EFE/Alberto Morante)

El mundo de la hípica está muy vinculado al poder y a la realeza. En España, si hay un miembro de la Casa Real que haya destacado durante toda su vida por su amor a los caballos es la infanta Elena. Hoy cumple 59 años, pero, desde que era niña, la hija mayor de don Juan Carlos I y doña Sofía de Borbón ya sentía atracción por este deporte. Primero practicando efímeros paseos en poni junto a su inseparable hermana Cristina de Borbón y más tarde afianzándose en un deporte que le ha dado muchas alegrías, alguna victoria e innumerables amistades.

placeholder La infanta Elena, durante la Horse Week montando a Jordano. (EFE)
La infanta Elena, durante la Horse Week montando a Jordano. (EFE)

Fue en su adolescencia cuando comenzó a destacar como amazona de salto de obstáculos. Y coincidió también con un bonito gesto de su padre, el entonces rey Juan Carlos, quien mandó construir unas cuadras y un picadero dentro de los terrenos del palacio de la Zarzuela para que Elena pudiera practicar allí su deporte favorito. Unas instalaciones que la infanta Elena utiliza en la actualidad, tras haber tenido durante épocas a sus caballos estabulados en el Club de Campo Villa de Madrid. Eso sí, ella se encarga del mantenimiento económico de los mismos haciendo frente al sueldo del personal, comida, herrador o veterinario.

Querido Qant, adorado Jordano

Todo jinete o amazona siente predilección por uno de los caballos de su vida, en el caso de la Infanta se podría decir que tiene el corazón dividido. Qant fue el primer caballo que la marcó como amazona y al que siempre le unirá un cariño inmenso. Jordano EB es un caballo alazán, con un físico espectacular, criado por ella misma con su yegua Ema (de ahí el 'apellido' EB, que se corresponde con Elena de Borbón). “En mi opinión, Jordano es su gran orgullo, el hecho de que su faceta como criadora le haya salido bien es una gran satisfacción para ella”, afirma alguien que la conoce del mundo de la hípica. Y es que Elena de Borbón no solo es amazona de saltos, sino también criadora de caballos.

placeholder La infanta Elena, en el Club de Campo Villa de Madrid. (EFE)
La infanta Elena, en el Club de Campo Villa de Madrid. (EFE)

La Infanta no gana dinero como amazona, pero siente pasión por un deporte que lleva practicando décadas. Es muy querida en los circuitos hípicos, “donde se la trata con el respeto lógico, pero con normalidad. Es algo que ella agradece. No le gusta sentirse observada y muchas veces cuando termina de concursar se la puede ver en las gradas viendo la actuación del resto de participantes sin llamar mucho la atención”, confirman a Vanitatis. “Si no fuera por los escoltas, muchas veces ni nos daríamos cuenta que está”.

Profesores inseparables

Sus dos clubes favoritos son el ya citado Club de Campo Villa de Madrid, donde conserva muchos amigos de la época de cuando tuvo a sus caballos allí, y el Real Club Pineda de Sevilla. La capital hispalense, de la que es hija predilecta desde 1995, la ha visto concursar en sus diversas competiciones, entre ellas el Campeonato de España de Veteranos, en el que tanto disfruta rodeada de amigos.

Durante su andadura como amazona ha tenido numerosos profesores. Con la mayor parte de ellos se la ha relacionado sentimentalmente en uno u otro momento; pero el único que realmente ha ocupado su corazón ha sido el sevillano Luis Astolfi. Mantuvieron una relación sentimental a mediados de los años 80, aunque en esa época la Casa Real no hacía comunicados de esa índole, por lo que nunca fue novio oficial. Durante tres años, la pareja de jinetes fue inseparable, pero cuando España esperaba el anuncio del compromiso se distanciaron. Años más tarde, él se casó con María Isabel Flores y la Infanta con el aristócrata Jaime de Marichalar.

Luis Astolfi, su fiel mano derecha

Tuvieron que pasar los años para que en 2013 ambos volvieran a coincidir, ya divorciados, y se volvieran inseparables de nuevo. Luis Astolfi es la mano derecha de Elena en cuestiones hípicas a falta de profesor oficial, ya que con la abdicación de su padre, el rey Juan Carlos I, pasó de ser miembro de la familia real a familia del Rey, perdiendo su derecho a un entrenador hípico militar.

Santiago Pérez de Seoane fue, en palabras de su hijo, Santiago Pérez de Seoane Jr., “quien enseñó a montar a la Infanta”. Teniente coronel de la Guardia Real de Caballería falleció en accidente de tráfico en 2001. Se da la circunstancia de que su hija Leticia Pérez de Seoane es la mujer de Eduardo Álvarez Aznar, el considerado mejor jinete de España de salto y uno de los herederos de las Bodegas Marqués de Riscal.

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Infanta Elena. (EFE)

Otro de sus profesores, el portugués Manuel Malta da Costa, falleció en 2014. Elena de Borbón, que acudió a despedirse de él cuando estaba muriendo, lo recordará siempre por la estrecha relación que los unió y porque fue el 'culpable' de que comprara su adorado Qant, quien tantas alegrías le dio posteriormente. Juan Queipo de Llano también salió en la prensa, relacionándosele con la hermana mayor de Felipe VI, pero la realidad es que llevaba diez años felizmente casado y era padre de tres hijas.

En Victoria no cuajó

Con Felipe Zuleta, su último profesor de equitación, la relación fue algo distinta. Si bien es cierto que existen imágenes de ambos compartiendo planes de ocio ajenos al mundo del caballo, fue por la estrecha amistad que se fraguó entre ambos tras más de diez años trabajando juntos. En 2015, el entrenador se marchó a Mónaco ante una oferta laboral que no pudo rechazar. Su hermano, José Manuel Zuleta, duque de Abrantes, es el jefe de Secretaría de la reina Letizia.

Una de las penas de la Infanta es no haber conseguido transmitir esa pasión por la hípica a sus hijos. Durante unos años, Victoria Federica sí que fue aficionada, pero fue algo efímero. Llegó a tener una yegua propia, Dibelunga, con cierta polémica por su pago por medio. Madre e hija compartían concursos, paseos y confidencias, pero en 2017 decidió ‘colgar las botas’ y abandonar una afición que nunca la embaucó tanto como a su madre.

El mundo de la hípica está muy vinculado al poder y a la realeza. En España, si hay un miembro de la Casa Real que haya destacado durante toda su vida por su amor a los caballos es la infanta Elena. Hoy cumple 59 años, pero, desde que era niña, la hija mayor de don Juan Carlos I y doña Sofía de Borbón ya sentía atracción por este deporte. Primero practicando efímeros paseos en poni junto a su inseparable hermana Cristina de Borbón y más tarde afianzándose en un deporte que le ha dado muchas alegrías, alguna victoria e innumerables amistades.

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