Los reyes Felipe y Letizia encabezan la lista de invitados royal al funeral del rey Constantino

El último adiós a Isabel II, el pasado septiembre, sirvió para reunir a numerosos reyes y jefes de las casas reales de todo el mundo. No pensábamos entonces que, solo cuatro meses después, viviríamos un acontecimiento parecido. Han sido muchos los invitados al funeral de Constantino de Grecia, desde Máxima de Holanda a Alberto de Mónaco, pasando por Carlos Gustavo de Suecia y Margarita de Dinamarca. Diversos soberanos europeos han querido despedir al antiguo rey griego, a pesar de que no se trataba de un funeral de Estado, sino como ciudadano civil, tal y como decidió el Gobierno heleno al día siguiente de su muerte.

Eso sí, aunque se trataba de un funeral privado, sí se había organizado teniendo en cuenta todas las personalidades extranjeras que se esperaba que asistieran. Así, desde un rato antes de que diera comienzo la misa, siendo recibidos por algunos de los hijos varones del rey Constantino. Pablo, Nicolás y Philippos eran los encargados de trasladar el féretro con el cuerpo de su padre desde la cripta, donde había tenido lugar la capilla ardiente, hasta la catedral. Una vez allí, comenzaba el desfile de invitados, que empezaba con toda la familia del rey Felipe.

Los Reyes eméritos, juntos de nuevo, las infantas Elena y Cristina y los hijos de ambas llegaban de riguroso luto y con un rictus que no dejaba lugar a la duda de cómo han sentido todos la muerte del rey Constantino. Su relación era más que estrecha tanto con él como con su viuda, Ana María, y sus cinco hijos. De hecho, Pablo de Grecia y el rey Felipe llegaron a convivir durante sus años universitarios en Georgetown, mientras que la infanta Cristina y Alexia, la primogénita de Constantino, son amigas íntimas desde su infancia.

Todos ellos eran recibidos por el príncipe Nicolás, que ejercía de anfitrión con los royals que no son jefes de Estado. Todos y cada uno de los miembros de la familia Borbón se han fundido con él en un emocionado abrazo antes de que les guiara al interior de la iglesia, donde han ocupado los primeros bancos, junto al féretro, como familia directa que son. En sus semblantes, la tristeza lógica del momento mientras esperaban la llegada del resto de reyes, reinas, príncipes y princesas que iban a asistir, junto a ellos, a este últimos adiós.

Precisamente, el desfile de jefes de Estado comenzaba minutos después, encabezado por Guillermo de Holanda, quien iba a compañado de su esposa, la reina Máxima, y su madre, la princesa Beatriz. La argentina llamaba especialmente la atención por su atuendo, ya que ha sido de las pocas asistentes que ha optado por llevar la cabeza cubierta, con una mantilla negra de encaje. Una opción que hemos visto también, algo más tarde, en Noor de Jordania y su hija pequeña, Raiyah, aunque en su caso con un velo de color blanco, atendiendo a su cultura.

Detrás de Máxima y Guillermo de Holanda, hacía su llegada Alberto de Mónaco, uno de los pocos soberanos reunidos este lunes en Atenas que no ha asistido con pareja. E ignoramos si por protocolo o por cuestiones organizativas, ha sido el único que no ha sido recibido por los hijos de Constantino a diferencia de, por ejemplo, los holandeses, a los que recibía en la catedral de Atenas Pablo, como correspondía por ser el nuevo jefe de la Casa Real griega, aunque lógicamente sin trono por las circunstancias históricas del país.

Poco después, era el momento en el que llegaban los reyes Felipe y Letizia, que no han dudado en posar unos segundos para todos los fotógrafos acreditados. Era de nuevo Pablo de Grecia quien recibía a la pareja en la puerta del templo, fundiéndose en un emotivo abrazo con don Felipe y dando dos cariñosos besos a doña Letizia, quien la noche anterior protagonizaba una de las imágenes más esperadas de esta reunión, su encuentro con Marie-Chantal, a la que en numerosas ocasiones se ha calificado como su 'enemiga', por aquella reacción que tuvo en redes sociales tras el rifirrafe con la reina Sofía en la catedral de Palma.

Con ese desencuentro aparentemente olvidado, los Reyes hacían su entrada en el templo ateniense para ocupar la primera fila de bancos junto al féretro, justo en frente de la familia del rey Constantino. Antes de ocupar sus asientos, saludaban con gestos al resto de la familia Borbón. Ambos iban, como corresponde en estas circunstancias, de riguroso luto, con el broche más histórico del joyero de Letizia dando el toque de color a su abrigo.

Aún quedaban muchas personalidades por llegar. Y si Letizia y Marie-Chantal escenificaban su reconciliación el domingo por la noche, este lunes por la mañana lo hacían Federico y Joaquín de Dinamarca, que acompañaban a la reina Margarita al funeral de Constantino de Grecia. Si no reconciliación, sí al menos demostraban que la familia manda y que por encima de las diferencias personales, especialmente después de la decisión de la monarca de retirar los títulos a los hijos de Joaquín, están las obligaciones. Y es que, además de su cargo institucional, son familia directa del exmonarca griego, lo que se ha podido sentir en el abrazo que los dos hermanos han dado a su primo Pablo, que también ha ejercido de anfitrión para ellos.

Felipe de Bélgica y Carlos Gustavo de Suecia, junto con el gran duque Enrique de Luxemburgo, cerraban ese sexteto de soberanos que han acudido al funeral. Los dos primeros iban acompañados de sus respectivas esposas, mientras que el luxemburgués ha viajado a Grecia con su hermana Margarita, quizá por ese miedo a volar que tiene la gran duquesa, María Teresa. También ha habido en este encuentro royals que son jefes de casas reales no reinantes en la actualidad, como Simeón de Bulgaria, además de la gran duquesa María de Rusia o Christian de Hannover y Sassa de Osma, como parte de la Casa Hannover y amigos personales de Pablo.

También ha estado representada la Casa Real de Noruega con Haakon y Mette-Marit, además de Marta Luisa, quizá una de las presencias más inesperadas de la jornada. De igual forma, también la princesa Ana del Reino Unido, la hermana del rey Carlos III, ha representado a la Casa Real británica junto a su marido, sir Tim Laurence.

Además de los royals, ha sido destacada la presencia de la familia de Nina Flohr, esposa de Philippos, al igual que la de los Blatnik, la familia política del príncipe Nicolás. El desfile de invitados terminaba con la llegada de las dos hijas del rey Constantino y todos sus nietos, a los que seguía la reina Ana María, acompañada de Marie-Chantal, como esposa del nuevo jefe de la Casa Real griega. Era uno de los momentos más significativos del funeral, con una Ana María absolutamente emocionada a las puertas del templo, recibiendo el aplauso y el cariño de los ciudadanos.